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México D.F. Lunes 8 de septiembre de 2003

Llevó a papel trabajos de Ray, Cartier-Bresson, Koudelka y Salgado, entre otros artistas

Hasta 80% de una foto depende de mí, dice ufano Voja Mitrovic

MONICA MATEOS-VEGA

Algunas fotografías de Man Ray y muchísimas de Henri Cartier-Bresson, Josef Koudelka, Robert Doisneau y Sebastião Salgado tienen un alma común: fueron llevadas al papel por Voja Mitrovic, uno de los mejores impresores que han trabajado para la agencia Magnum Photos. Es un artesano de la luz que, sin pudor, se asume como una suerte de "pintor" de imágenes y se atribuye hasta 80 por ciento de la autoría de éstas, aunque, aclara, cuando el fotógrafo ha hecho bien su trabajo, "el porcentaje baja a 50. Esta cuestión es una guerra eterna entre ellos (los maestros de la lente) y nosotros (los impresores)".

De visita en México para ultimar los detalles de su próximo proyecto -la impresión de las fotografías para la exposición del mexicano Manuel Ramos-, Mitrovic realizó el viernes un recorrido por la retrospectiva de su compañero Koudelka, la cual se presenta en el Palacio de Bellas Artes. Allí reveló sus secretos a jóvenes estudiantes de fotografía: ''esta imagen -señala unas gaviotas de cabeza nívea que vuelan sobre un mar brumoso- era totalmente blanca"; todos se sorprenden al mirar las nubes y las olas perfectamente delineadas en una amplia gama de claroscuros.

Con abundantes detalles técnicos describió cómo trabaja en su laboratorio, teniendo como herramienta principal las sombras que produce con sus manos, es decir, la luz que deja pasar a través de sus dedos, filtrada del negativo al papel fotográfico, donde hace aparecer o desaparecer rostros, texturas, detalles, intenciones e ideas.

También narró que desde muy joven practicó la fotografía en su natal Yugoslavia, y a los 28 años emigró a París, donde pronto se dio cuenta de que no era buen fotógrafo, pero sabía "interpretar" las emociones capturadas en el breve espacio de un negativo. Consiguió trabajo en la agencia Pictorial, donde se convirtió en el impresor particular de una importante generación de fotógrafos europeos. Posteriormente, fue llamado por la agencia Magnum, en la cual se consolidó como todo un experto en "dar vida y fuerza" hasta a la foto más debilucha o desangelada.

Frente a las escenas captadas por Koudelka, Mitrovic recuerda perfectamente el tipo de filtro y los segundos de exposición que necesitó cada rincón, y confiesa que sus favoritas son, precisamente, las que le llevan horas de trabajo, las que no se dejan "descifrar" a la primera. Por ejemplo, "donde aparecen unas monjas acompañadas por una niña rubia de cabellos rizados, y la que se llama Hombre y caballo de la serie Gitanos, realizada con película de cine. Entre detalle y detalle hay hasta 20 diafragmas de diferencia''.

Señala la silueta negra de las religiosas, la pared blanca, el borde gris de la puerta, el brillo de los ojos de la pequeña, cada uno de los rizos; luego, el rostro del jinete, su chaqueta oscura, el pelaje brillante del rocín, una crin ligera pero bien delineada. Sobre todo, pide que se ponga atención en la textura de la foto, el grano abierto -''como flotando''-, el papel "antiguo, tradicional; no me gusta los modernos, no me dan el mismo resultado, están hechos para uniformar las imágenes, para quitarles carácter."

Ante la clásica imagen de Koudelka que muestra una mano con un reloj de pulsera que indica la hora de la llegada de las tropas soviéticas a Praga, captada en 1968, el impresor revela que ''todo mundo piensa que se trata de la mano del fotógrafo, pero no. Hace dos años Josef se volvió a topar en un café con la persona que le posó. Es una foto muy difícil de imprimir, porque tiene mucha luz".

Es tanto el esmero que pone en la impresión de cada foto que, asegura, "si me falla un caminito después de estar dándole a cada parte su tiempo de exposición, si en una pequeña porción de la imagen me paso de segundos, el trabajo se va a la basura y vuelvo a empezar".

Ese empeño en su oficio hace que los más destacados fotógrafos europeos le hayan confiando, casi a ciegas, la manufactura de sus imágenes, como Cartier-Bresson, "quien desde hace años nunca me ha hecho repetir una impresión. Con otros hacemos pruebas hasta encontrar lo que el fotógrafo busca o lo que la imagen pide. Generalmente les ofrezco tres o cuatro propuestas, con valores de luz distintos. Koudelka prefiere los contrastes fuertes. En promedio, cada impresión regular tiene un costo de 100 a 150 dólares, y por ese precio me gusta dejar al cliente satisfecho."

Si bien ha tenido que recurrir a la tecnología digital para recuperar imágenes de negativos muy maltratados (como la escena de un muchacho saltando un charco, de Cartier-Bresson, o las recientes experimentaciones de Koudelka para la serie Caos), Mitrovic considera que la digitalización es una buena alternativa "para la publicidad, para la industria, para la moda, para los reporteros de guerra que deben enviar las imágenes con premura. Para ellos es fantástico. Pero para mí, que pertenezco a la vieja escuela, no existe placer en ello. Me gusta descubrir la foto poco a poco. Los recursos digitales no ofrecen toda la gama y rangos que yo manejo. Incluso pienso que tienden a homogeneizar la imagen, y yo soy un artesano".

Después de 34 años, Voja se retiró de Magnum y ahora sólo trabaja para sus amigos -''para sus exposiciones o libros"-, en el pequeño laboratorio que ha instalado en su casa. Muchos impresores en Francia toman sus trabajos como modelo.

Antes de despedirse, dice que en algún cajón tiene guardado un fotorreportaje acerca de Salvador Dalí en París, que realizó hace tiempo para un periódico francés, ''como fotógrafo aficionado''. Algún día hará un libro o preparará una muestra con ese material que, por supuesto, agrega, "imprimiré yo mismo. Pero ahora no tengo tiempo; sin embargo, sigo tomando fotos, pero a color, para que el trabajo lo haga la máquina."

Voja Mitrovic ha impreso la obra fotográfica de los mexicanos Juan Rulfo y Víctor Flores Olea. El archivo de Manuel Ramos consta de aproximadamente 8 mil 500 negativos de vidrio, acetato y nitrato; fue rescatado desde hace más de 13 años y pertenece a uno de los nietos del fotógrafo, quien dio la custodia del acervo a la Casa de los Arboles de Apizaco, la cual, a través de sus representantes, ha mantenido contacto con Mitrovic para la realización de este proyecto. Serán alrededor de 100 fotografías las que imprimirá el experto "artesano de la luz", las cuales serán exhibidas en diciembre en el Centro de la Imagen, así como en exposiciones itinerantes en diversos espacios públicos de la ciudad y en algunos estados de la República.

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