México D.F. Lunes 8 de septiembre de 2003
Las Aguilas "ganan por decreto", aseguró
el técnico Saldívar al criticar el arbitraje
Con gris actuación y estadio semivacío
América consiguió su primer triunfo
"Te saliste con la tuya, ahora ve para que te regalen
una playera", le dijo Begines al silbante Marco Antonio Rodríguez
Cuauhtémoc Blanco fue relevado y salió molesto de la cancha
MARLENE SANTOS A.
El Loco Abreu se puso un gorro en la cabeza y un
chupón en la boca para anunciar al mundo la visita de la cigüeña
y, sobre todo, para celebrar el gol más sentido, soñado y
largamente anhelado, que para el América significó tres puntos
de oro puro, 1-0 sobre Irapuato, marcador con el que se desprendió
de la ignominiosa ubicación entre los coleros del torneo.
Sin embargo, el triunfo resultó más bien
gris, acorde con el marco: un desolado estadio Azteca con apenas unos 7
mil aficionados, donde los anfitriones acabaron defendiendo su magra ventaja.
El
técnico holandés, Leo Beenhakker, destacó el buen
primer tiempo y deseó que esta victoria traiga la calma, pero sobre
todo ayude a recuperar la confianza a sus pupilos.
En contraste, José Luis Saldívar, timonel
fresero, se quejó porque Marco Antonio Rodríguez no marcó
lo que parecía un penal sobre Ademilson Correa, lo que le valió
ser expulsado, y más tarde declaró que "América gana
por decreto".
Everaldo Begines tampoco se aguantó el coraje y
al final le dijo al silbante: "Te saliste con la tuya, ahora ve para que
te regalen una playera". El apodado Chiquidrácula, a quien
le gusta coleccionar casacas, consignó esa frase en la cédula
arbitral.
Lo cierto es que en el primer tiempo América jugó
bien y creó las mejores opciones de gol. Al minuto 16 Abreu falló
de manera increíble; a escasos metros de la portería sacó
un tiro escurrido, flojo. Carlos Briones estuvo atento y se lanzó
a la izquierda para atajar.
Luego Alvaro Ortiz se atrevió a desbordar por la
izquierda, pero con buena intervención del guardameta de Irapuato
se impidió la anotación.
Nuevas llegadas de peligro por conducto de Abreu y Oviedo
se fueron por la borda con disparos ligeramente desviados y fue hasta el
minuto 34 cuando los Freseros inquietaron la meta defendida por Adolfo
Ríos: un remate de Ariel González salió ligeramente
desviado.
En el último minuto de ese lapso Pável Pardo
cobró una falta y su tiro-centro pegó en el poste derecho.
Al minuto 53 por fin América logró la solitaria
anotación, cuando Frankie Oviedo centró hacia segundo poste
para la llegada de Abreu, quien conectó sólido frentazo.
Josias Ferreira dejó su lugar a Ademilson Correa,
quien con su caracoleo puso nerviosa a la defensa amarilla. Enseguida entraron
Alejandro Villalobos y Daniel Alcántar, pero América se defendió
bien y logró preservar la ventaja.
No obstante, para el cada vez más lento Cuauhtémoc
Blanco fue un mal día. No aportó y salió de cambio
al minuto 66. Molesto fue el primero en abandonar el vestidor sin hacer
declaraciones.
Las porras provocan disturbios
A pesar de que la Secretaría de Seguridad Pública
(SSP) puso en marcha un operativo en el que participaron dos mil
451 uniformados e inclusive un helicóptero del agrupamiento Cóndor
para prevenir desmanes en el partido América-Irapuato, miembros
de la porra del equipo capitalino trataron de secuestrar algunas unidades
de transporte público al final del encuentro deportivo.
Algunos enfrentamientos entre policías y aficionados
se registraron en las inmediaciones del estadio Azteca, cuando los integrantes
de la Monumental abordaron microbuses tanto en avenida Tlalpan como
Acoxpa.
A pesar de que el partido no está clasificado por
las autoridades como de "alto riesgo", la SSP desplegó policías
adscritos a las coordinaciones territoriales de las delegaciones Coyoacán,
Tlalpan, Benito Juárez y Cuauhtémoc.
Asimismo, miembros de los agrupamientos femenil y montada;
personal de la Dirección de Seguridad Vial; integrantes del Equipo
de Rescate y Urgencias Médicas; todos apoyados por 154 vehículos,
un helicóptero y 134 equinos.
La labor policíaca transcurrió sin percances
antes y durante el partido, pero al final de éste fue cuando tuvieron
que intervenir para calmar los ánimos de los americanistas.
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