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México D.F. Domingo 21 de septiembre de 2003
A LA MITAD DEL FORO
León García Soler
Fox, bocado de cardenal
El doctor Pangloss en los jingles postreros del señor Ortiz
EL HASTIO Y la impaciencia se exhiben en las portadas de los medios que narran las aventuras y desventuras del nuevo orden mundial: un cactus retador y fálico sustituye al campesino adormilado a la sombra del sombrero y recargado en el órgano espinoso en espera del mañana. Ya llegó y dice The Economist que después del fracaso de Cancún peor quedamos los ya empobrecidos. El Banco Mundial festeja y, tras décadas de recetar la misma medicina a la misma hora, reconoce que son cada vez más los pobres y que las privatizaciones sólo sirvieron para concentrar más riqueza en menos manos. Pero el fiasco de Cancún apunta al "nuevo equilibrio" entre ricos y pobres, dice. Subsidios para las gallinas de arriba, inquietud para las de abajo. Menos mal que en el canciller Derbez revive el proverbial optimismo del doctor Pangloss y para el potosino de la sonrisa congelada "todo es para bien en el mejor de los mundos posibles".
EN EL SENADO de la República no creen cándido al canciller, sino gestor de una política "ineficaz, incoherente, inconsistente, vacía y torpe". En comparecencia lastimera, el que postula en seis puntos la "diplomacia moderna" que privilegia la promoción comercial y pregona el derecho a la injerencia en nombre de la democracia con certificado de origen, se aferró a su provecto proyecto: espacios cortesanos arrebatados a la Secretaría de Comercio, apuntes de organigramas que lo mismo borran de una plumada la doctrina Estrada o reducen a Matías Romero a vendedor de cestos en canasta de cuentos mexicanos. "Es lastimoso el estado en que se encuentra la política exterior, es producto del capricho o la inexperiencia; del notorio protagonismo de algunos al bajo perfil de otros", diría el senador César Camacho Quiroz.
TODO ES PARA bien. Cancún se libró del huracán Isabel que hizo huir de Washington a George W. Bush. Y en Nueva York pudo el dócil señor Derbez ofrecer sus optimistas oficios a Colin Powell, secretario de Estado del Estado-nación que se reserva el derecho exclusivo a serlo y a dictar el estado de excepción al resto. En México, mientras tanto, el del notorio protagonismo logró que salieran de sus escondrijos las huestes oscuras de Lyndon Larouche, aquel fascistoide al que algunos precursores de la globalidad de campanario llevaron a Los Pinos a un publicitado encuentro con José López Portillo, el del presidencialismo ilustrado, nada menos. A Jorge G. Castañeda lo acosaron en el Instituto Politécnico Nacional. Da grima la estulticia de grupúsculos a cuya intolerancia se añade el griterío del patriotismo exacerbado, "último recurso de los sinvergüenzas".
EN MALA HORA, en el mal momento que pasa nuestra república laica y democrática, sin que lo sea por la falsa moneda del "bono democrático" que Castañeda puso a circular para atribuirse el derecho a intervenir en asuntos internos de otros estados; en mala hora, pero aquí y ahora, dondequiera y siempre, hay que defender el derecho de Jorge G. Castañeda y de todo individuo a expresar libremente su pensamiento. Soberbio, presuntuoso y protagónico, pero el académico promotor de la sociedad civil, adelantado del hombre providencial de la alternancia, se vio en el trance de señalar al venenoso antisemitismo que brotó en los agresivos grupos empeñados en evitar que expusiera sus ideas. Y no se trata de un recurso victimista del "agitador social".
EN EL MEJOR de los mundos posibles, los encuestadores ajustan cotidianamente sus indicadores y la única constante es la inalterable popularidad de Vicente Fox. Mano a mano con Andrés Manuel López Obrador en el reino de la fantasía. Cambiar para permanecer. Durante el alucinante maximato, uno de los duros críticos del Turco Calles acuñó inolvidable frase descriptiva y despectiva del presidencialismo palaciego. (Sí, señoritos obnubilados por el amanecer del nuevo Génesis, el de Vicente Fox no es el primer gobierno presa de escribanos del negativismo, blanco de burlas de lesa majestad.) Decía la frase de marras: "Para presidentes de altura, ministros de cabotaje". Viene a cuento y no porque su pareja presidencial lo califique de buen marinero, ni por el penoso naufragio de los ministros descubiertos por los cazadores de cabezas y los del recambio a la mitad del río en el que monta tanto, tanto monta el partido confesional como los capelos cardenalicios: llegó septiembre y el mes de la patria se hizo jingle.
EL DIA PRIMERO anunció Vicente fox que la política sería su ocupación prima y prevalecería la concertación. Al día siguiente imperó el desconcierto. El patético diputado Juan de Dios Castro no asiste a los festejos de la patria agradecida. Al Informe dual de la rendición incondicional siguió el anuncio del relevo de Francisco Ortiz Ortiz, hacedor de imagen, almirante Potemkin cuyas aldeas dichosas abarcan el ancho y electrónico mundo del poder mediático espectacular. No hubo cese: nueva responsabilidad pública para el pregonero sin par. Dicen las malas lenguas que lo hicieron director de un changarro que evite la tentación de pecar, de caer en los males de otrora que ahora no pueden ser vistos por Pancho Barrio y el paisano que lo suplió en la secretaría que cambió hasta de nombre.
BUENO, EL MACABEO abajeño dijo que a partir de este septiembre favorecería la política. Alfonso Durazo la hace en Los Pinos y se hace cargo de la comunicación en la casa presidencial. Concierto dodecafónico a cargo del sonorense, porque Ortiz se despide ruidosamente, se atribuye el logro inmarcesible de la popularidad inalterable de Vicente Fox: atacarlo sería "como atacar a Dios", dice y redice, mientras en las ondas hertzianas resuena la gratitud del pueblo de México. No a los héroes que nos dieron patria y libertad. No. Dice el jingle digno del héroe inmortal de Cempoala: "Gracias, Vicente Fox, gracias por la democracia". Nunca fuera presidente de sicofantes tan bien servido.
EL 13 DE SEPTIEMBRE, ante el monumento a los Niños Héroes, defensores de la patria que combatieron a las fuerzas invasoras del ejército de Estados Unidos de América en 1847, los escritores de textos foxianos tuvieron a bien incluir a los cadetes de la Naval que dieron su vida en la tres veces heroica Veracruz. ƑQué se conmemora? ƑA quién se honra con la escueta, lacónica respuesta: murió por la patria? En los años agónicos del priato tardío se produjo un debate bizantino de dudosa historicidad que pretendía reducir el valor del mito a cuento narrado por un idiota. Pero en Molino del Rey, en el alcázar de Chapultepec, se dio una batalla y allí dieron su vida jóvenes cadetes, soldados, jefes y oficiales del Ejército Mexicano. Según los revisionistas de la alternancia hubo marineros en Chapultepec el 13 de septiembre. Y hubo un estentóreo viva a los acuerdos entre los mexicanos de hoy la noche del 15.
EL 16 DE SEPTIEMBRE el presidente Fox presidió el desfile militar. Y la radio repetía sin cesar: "šGracias, Vicente Fox, gracias por la democracia!" En demasiados antros incuban los huevos de la serpiente. La ultraderecha que no gobernaba a México desde que triunfó la Revolución de Ayutla, combate con sus propios fantasmas; disputa el favor del poder constituido al tiempo que acelera su labor de zapa para destruir las instituciones que la nación se dio en el transcurso de nuestro proceso histórico. Religión y fueros, claman los de Pedro el Ermitaño. Mientras los del bien común piden derogar el fuero legislativo simulando que es lo mismo inmunidad que impunidad.
A NADIE SORPRENDE que el señor Carlos Abascal sea ministro de cabotaje. Pero sus amigos y parientes condenaron públicamente al heredero del sinarquismo por incurrir en el pecado de "servir al gobierno de un Estado laico".
Y SE REFERIAN al que preside, el que ofreció hacer "una revolución como la cristera" y empuñó un crucifijo el día que asumió el Poder Ejecutivo de la Unión en ese Estado laico. Apóstata o apóstol del macabeo abajeño, el señor Abascal declara untuosamente que si un lego puede ser papa no hay motivo para que persista "el tabú" que obliga a que el sucesor surja del gabinete. O don Carlos no se ha dado cuenta de que ya concluyó el periodo del priato tardío o su fe lo hizo creer que Vicente Fox ya era secretario de Ernesto Zedillo, o una vez que se hizo el milagro y acabó la brega de eternidad hay que darle nuevamente al César lo que era del César, para evitar que algún gobernador se embarque en la aventura y obtenga el respaldo de sus amigos y de los dueños del dinero para volver a dejar al PAN a la vera del camino.
SALVO QUE YA empiecen a ocupar sus sitios en el cortejo de la clerigalla combativa que reclama el fuero y amenaza hacer llover fuego y azufre sobre las cabezas de los descreídos que no entendieron la rendición incondicional signada por Carlos Salinas y resignadamente confirmada por los congresos locales que reformaron el 130. Vicente Fox repetía que el suyo no era un gobierno de derecha, sino de centroizquierda. No se lo creyeron ni los hacedores de opinión e imagen dirigidos por Francisco Ortiz, ni los que se forjaron en el yunque de la innovación gubernamental con el fiel Ramón Muñoz. De legionarios y otros operarios de las tareas del Señor ni hablar. Fox comulgaba ante las cámaras de televisión, oraba y proclamaba su fe en actos públicos; se hincó ante el vicario de Cristo en la Tierra, en pleno acto oficial de recepción al papa Juan Pablo II.
MAS LE VALIERA vestir ropaje de mendicante y aguantar los aguaceros ante la catedral tapatía. Porque hoy lo acusa el cardenal Sandoval de ser perseguidor de la fe y protector de criminal conjura contra la santa Iglesia católica, apostólica y romana. Con la Iglesia han topado los diáconos, legos, cenobitas, seglares, sacristanes y legionarios de las falanges confesionales que sacaron al PRI de Los Pinos. Con razón claman desde el balcón central de Palacio por acuerdos; los que sean, para que los libren de malos pensamientos y de la furia cardenalicia del de Jalisco que los acusó ante la ONU.
Y TODAVIA NO llegan noticias del Vaticano. Ahora resulta que Carlos Salinas liberó a la clerigalla del poder terrenal; Andrés Manuel López Obrador es oficioso defensor de Juan Sandoval; Roberto Madrazo guarda las viejas camisas rojas en el arcón de los recuerdos; y Vicente Fox es penitente en retiro prematuro, mientras el PAN y sus valedores entonan aquello de Juárez no debió morir, šay, de morir! Ni modo ni manera, dijo Pánfilo Natera. Terca que es la realidad.
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