México D.F. Domingo 21 de septiembre de 2003
Larga historia de planes improductivos para combatir la marginación
A 15 años, critica el programa salinista contra la pobreza; fue poco efectivo, dice
ROBERTO GONZALEZ AMADOR ENVIADO
Dubai, 20 de septiembre. México tiene una larga historia de programas "improductivos" para reducir la pobreza, que de acuerdo con cifras gubernamentales afecta a prácticamente la mitad de la población, aseguró el Banco Mundial. En un informe presentado hoy, el organismo aseguró que la estrategia del gobierno del presidente Ernesto Zedillo para combatir este problema, continuada por el actual gobierno, ha contribuido a reducir la marginación de una manera más eficaz que subsidiar el consumo de alimentos, como era usual en el país hasta hace unos años.
En el reporte, el organismo multilateral realizó, por primera vez en un documento oficial, una fuerte crítica a la estrategia de combate a la pobreza instrumentada por el gobierno del ex presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), a la que caracterizó de "clientelar", orientada a favorecer al entonces partido oficial, el PRI, y que calificó de poco efectiva.
El Banco Mundial, en el Reporte sobre el desarrollo mundial, difundido a mediodía del domingo en esta ciudad (nueve horas más que en la ciudad de México) sostuvo que México arrastra una historia de programas improductivos para aliviar la pobreza. "Peor todavía, la crisis de 1994-1995 dejó al gobierno del entonces presidente Ernesto Zedillo con menos recursos públicos, mientras más gente fue empujada a la pobreza, lo que aumentó la demanda de atención social", indicó el informe.
En el documento -divulgado en el contexto de la reunión anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial- analiza el impacto del Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa), emprendido por el gobierno del presidente Zedillo para sustituir el Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol) de Salinas.
Mediante el Progresa, familias del medio rural recibieron durante el gobierno de Zedillo transferencias directas, con la condición de que los niños asistieran a la escuela, si las familias acudían frecuentemente a revisiones médicas y las madres atendían pláticas de nutrición y salud.
El programa, continuado con algunas pequeñas modificaciones por el gobierno del presidente Fox bajo el nombre de Oportunidades, "no sólo ha contribuido a elevar los ingresos de las familias pobres de manera temporal, sino que puede aumentar en el futuro la productividad y los ingresos de los niños beneficiados".
Añade que "un análisis general y equilibrado del Progresa encuentra que el impacto en el bienestar de los beneficiarios fue 60 por ciento más alto que los altamente distorsionados subsidios a la alimentación que México usó antes".
El villano favorito
Alabado en su momento por el Banco Mundial, el nuevo reporte del organismo hace una crítica a la estrategia contra la pobreza establecida por el ex presidente Caros Salinas de Gortari.
El reporte, que señala que es imposible que la humanidad mejore su bienestar si los pobres no cuentan con servicios más económicos y de mejor calidad, emplea el ejemplo del Pronasol en México para hacer énfasis en lo que los gobiernos no deben hacer.
"Los servicios públicos se convierten muchas veces en moneda de cambio del padrinazgo o clientelismo político. Los políticos ofrecen empleos "fantasmas" a maestros y médicos. Construyen clínicas y escuelas públicas en las zonas donde viven sus votantes", señala.
A continuación cita el caso de México: En 1989 -en el primer año del gobierno de Salinas- el país introdujo el Programa Nacional de Solidaridad, iniciativa contra la pobreza que dedicó 1.2 por ciento del producto interno bruto anual entre ese año y 1994 a la construcción de obras relacionadas con el abastecimiento de agua, electricidad, nutrición y educación en las comunidades pobres, dice el informe.
El Banco Mundial asegura que las evaluaciones realizadas del Pronasol durante los seis años que estuvo vigente revelaron que había reducido la pobreza tan sólo 3 por ciento respecto del nivel prevaleciente en 1988. "Si dicho presupuesto (1.2 por ciento del PIB) se hubiera distribuido para multiplicar su repercusión en la pobreza, el descenso previsto habría sido de 64 por ciento, con una selección perfecta de los destinatarios. El resultado habría sido de 13 por ciento incluso con una transferencia proporcional universal no selectiva para toda la población".
Para el Banco Mundial, la razón de los resultados de Pronasol "resulta evidente cuando se examina la afiliación política de las comunidades a las que se destinaron los gastos del programa. Los municipios dominados por el Partido Revolucionario Institucional, a la sazón en el poder, recibieron transferencias per cápita significativamente más elevadas que los que votaban por otro partido".
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