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México D.F. Domingo 21 de septiembre de 2003
Angeles González Gamio
Barrios y pueblos de Coyoacán
Maravilla conocer que ese rumbo tan querido para los capitalinos está conformado por barrios y pueblos de gran tradición, que continúan preservando sus distintas personalidades: La Candelaria, San Francisco Culhuacán, Los Reyes Huichilac, la colonia Del Carmen, La Conchita, los barrios del Niño Jesús y San Francisco y la propia Villa de Coyoacán.
El significado del nombre que identifica esta añeja zona, deriva del náhuatl: cóyotl, que significa coyote, y hua, partícula que en conjunto significa "lugar de quienes tienen o veneran coyotes"; a ello alude la fuente ubicada en el jardín Centenario. Desde la época prehispánica huertos y frondosas arboledas han rodeado la población, que según nos informa el notable cronista Bernal Díaz del Castillo, a la llegada de los españoles tenía seis mil casas edificadas y numerosos adoratorios en forma de torres.
Aquí se instaló Hernán Cortés tras derrotar a México-Tenochtitlán, mientras se levantaba la que habría de ser la capital de la Nueva España; tanto en esas fechas como tras la severa inundación de 1629, se pensó en cambiar esa sede a Coyoacán. Prueba de ello es que se estableció en ese lugar el segundo ayuntamiento, que estuvo en funciones hasta 1532. El conquistador y sus huestes dejaron huella de su paso en magníficas casonas, algunas que aún existen, aunque han padecido múltiples modificaciones a lo largo de los siglos. Para la Iglesia fue también sitio de importancia; allí llevaron a cabo su labor evangelizadora el célebre Fray Martín de Valencia y los franciscanos, seguidos más tarde por los dominicos. De herencia tenemos el soberbio templo y convento de San Juan Bautista, por mencionar el más significativo.
Durante los tres siglos del virreinato Coyoacán se caracterizó por tener fértiles tierras de cultivo, huertos altamente productivos y por su abundancia de agua, que le proporcionaban innumerables manantiales y los ríos que la cruzaban; lo anterior, aunado al buen clima, llevó a que en las primeras décadas del siglo XIX la población, de mil 800 familias, comenzara a crecer con la llegada de personas que buscaban todas esas ventajas y la relativa cercanía con la ciudad de México.
En el siglo XX Coyoacán entró a la modernidad; su zona pedregosa, adonde los chamacos iban de excursión, se convirtió en la Ciudad Universitaria. Sus ríos se entubaron y se convirtieron en avenidas, los manantiales se agotaron y los terrenos de siembra se convirtieron en fraccionamientos. De estas transformaciones nos hablan sus habitantes más añejos en el libro Historia oral de los barrios y pueblos de Coyoacán, fruto del trabajo que realizaron conjuntamente el Consejo de la Crónica de la Ciudad de México y la delegación Coyoacán. Las profundas transformaciones que ha padecido este hermoso rumbo no han borrado de la memoria de los abuelos el recuerdo de los ríos Magdalena, Mixcoac y Churubusco, adonde iban a bañarse y pescar ajolotes y ranitas; la presencia de los camisas rojas, que se enfrentaron a balazos con los coyoacanenses en el atrio del templo de San Juan Bautista, con saldo de seis muertos; los viejos cines Esperanza y Centenario, con su precios de galería y luneta; las aventuras en el pedregal antes de que se edificara la universidad, y el lujoso fraccionamiento Pedregal de San Angel; el pambazo y el pambacito, que eran el tranvía grande y el pequeño; el quiosco porfirista, donde actuaba los viernes un payaso apodado Palillo, que decía picardías, por lo que no dejaban ir a los niños, y mil anécdotas más que dan vida a un rico pasado que explica mucho del presente.
Además de los ilustrativos testimonios, el libro contiene interesantes fotografías inéditas, que prestaron varios de los entrevistados. Es una obra indispensable para los habitantes de esa histórica zona y para todos los que se interesen en la memoria histórica del siglo pasado de nuestra querida ciudad. Se va a presentar el próximo jueves 25 a las 19 horas en la Casa de Cortés: Jardín Hidalgo 1, en Coyoacán. En los alrededores hay multitud de restaurantes, fondas y la famosa cantina La Guadalupana, donde hay oferta de comida y bebidas espirituosas para todos los gustos y presupuestos. [email protected]
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