México D.F. Lunes 22 de septiembre de 2003
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Los capitalinos, bajo juicio del alcoholímetro
DURANTE LOS más de 20 años de neoliberalismo
en la ciudad, la noche, pese a la alegría de quienes la viven, se
ha visto sometida a los resultados sucesivos de los gobiernos de ese tipo
que la convirtieron en una constante de horror y miedo, en la que la libertad,
que tanto dicen amar estos gobiernos, quedó cercenada.
POR SI fuera poco, y si el grave problema de los
ciudadanos de la capital no fuera suficiente, Marcelo Ebrard, el empleado
del ex alcalde de Nueva York, puso en marcha un programa para tratar de
manipular a la opinión pública.
SE TRATA de hacer creer a la gente que los operativos
para detectar a manejadores en supuesto estado de ebriedad son el remedio
para evitar los accidentes que la intoxicación con bebidas embriagantes
causa en las calles de la ciudad.
ESTE ES un programa parecido a aquel que Oscar
Espinosa trató de aplicar (sin el consejo ni los dólares
que cobró Giuliani) y que no tuvo éxito. En aquél
se pretendía detener a cualquier persona que pareciera sospechosa.
Es decir, la facha podía condenar a cualquier habitante.
AHORA LA SSP local pretende aprovecharse de la
inmensa popularidad de Andrés Manuel López Obrador para suponer
que no habrá reacción de la ciudadanía ante la detención
arbitraria por la policía de quienes manejan y puedan despertar
las sospechas de la honorable policía de la ciudad.
LA CONSTITUCION Política de los Estados
Unidos Mexicanos dice en su artículo 16 que "nadie puede ser molestado
en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud
del mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive
la causa legal del procedimiento".
LOS SUPUESTOS que marca la Constitución
tienden a otorgar garantías a la persona de que no serán
vulnerados sus derechos, sino en los casos en que haya elementos suficientes
para proceder a su detención.
ES CLARO que el operativo que ordenó
Giuliani, y que montó su empleado, no cumple con lo dispuesto por
la Constitución y además es violatorio de las garantías
y libertades que ella concede a los ciudadanos mexicanos.
PARA MUESTRA basta un ejemplo: la noche del viernes,
un compañero de la redacción de este diario fue detenido
por las autoridades policiacas. Al bajar de su automóvil ya había
otros 12 manejadores en fila esperado el juicio del pedómetro.
PASARON 20 minutos antes de que nuestro compañero
fuera examinado. Los otros 12, uno tras otro, fueron liberados sin que
se pudiera probar, cuando menos con base en el análisis del aparatejo
de marras, que su estado físico estuviera alterado de alguna manera
por los efectos de una ingestión abusiva de bebidas alcohólicas.
FUERON MAS de 20 minutos los que cada una de esas
personas tuvo que permanecer en el retén. Nadie, ni nuestro compañero,
tuvo que ser presentado ante el agente del Ministerio Público, pero
la experiencia fue triste, humillante.
ESTOS GIROS de autoritarismo son realmente preocupantes.
Sí, es verdad, parece que nadie para al gobierno de la ciudad. Ni
siquiera las leyes, y es entonces cuando se recurre a ciertos hechos memorables.
El Constituyente del 17, al fundamentar el artículo 16, decía,
aunque a muchos les parezca una barbaridad, que era preferible que un delincuente
estuviera en libertad a que la perdiera un inocente. No cabe duda: México
ya cambió.
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