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México D.F. Lunes 29 de septiembre de 2003
ASTILLERO
Julio Hernández López
El nuevo credo
Fox y Salinas, cristeramente excomulgados
Lozano Barragán, puente de negociación
FUE UNA CUESTION de fe: "Yo creo en el cardenal", decían con grandes letras rojas las mantas inaugurales de las marchas que ayer, desde cuatro puntos de la ciudad, confluyeron en la catedral de Guadalajara para configurar, entre públicos rezos de rosario y cánticos de alabanza, una irrevocable exculpación multitudinaria de Juan Sandoval Iñiguez, a quien un día antes sus paisanos habían llamado "la gloria de Yahualica", en una visita de triunfador que hizo a su pueblo natal.
MERA CUESTION DE fe (el nuevo credo: "Creo en Dios Padre, Hijo, Espíritu Santo y en el Cardenal"), entre miles de feligreses que portaban cartulinas y mantas anunciatorias de la verdad que la PGR se niega a aceptar. "Carpizo es popó", decía una pancarta, mientras una larga tira blanca advertía: "Dios, patria y libertad, švivan los mártires cristeros! Todos con el cardenal". Pero, sobre todas las leyendas en piadoso desfile, resultarían notables las que frente a la entrada principal de la catedral tapatía portaban decenas de personas que en lugar de marchar de la periferia al centro religioso prefirieron plantarse a esperar: "No al foxismo-salinismo", decían unas; "Estamos contra la complicidad foxista-salinista", otras; "ƑDónde está el cambio?", algunas más, y así por el estilo, todas enfiladas directamente contra el Presidente de la República y su nuevo aliado peloncito y orejón. Varios de esos manifestantes portaban camisetas nuevas que decían al frente "Centro Jalisciense de Atención al Migrante" y, por detrás, "Alianza Braceroproa". También nuevecitas eran otras camisetas, estampadas en blanquiazul panista, que decían "Estamos con el cardenal".
POR LAS CALLES, rumbo al punto de reunión, donde Sandoval Iñiguez, como cada domingo, daría misa a las seis de la tarde, marchaban curas con sotana, monjas en traje de carácter y carros de sonido a través de los cuales combinaban arengas o, en su momento, las letanías propias del rosario colectivamente rezado. En la segunda fila de una de las marchas, religiosos con sus hábitos, y pueblo en general, se turnaban para cargar una cruz que al estilo del Nazareno era arrastrada. Miles de manifestantes, desde luego, pero no tantos como podría haberse supuesto a partir de la intensa labor de propaganda previa (no sólo el escándalo diario a través de los medios, sino también las invitaciones desde el púlpito, amén de que, días antes, brigadas de jóvenes habían ensayado sus mejores caligrafías para pintar en paredes públicas leyendas de apoyo al cardenal y de invitación a las marchas, e incluso el sábado una avioneta paseó largamente por el cielo de la zona conurbada de la capital jalisciense para invitar mediante un aparato de sonido a la movilización neocristera). No fueron 50 mil ni 100 mil, como habían anunciado los organizadores, que querían dar muestra pública de poderío. Entre 5 mil y 10 mil, según se quisiera ver, pero no más. Presencia femenina dominante y muchas personas adultas y ancianas en contingentes que podrían ser definidos como netamente populares, sin participación notable de feligresía enjoyada: pueblo, pues, poco pero fervoroso.
DE CUALQUIER MANERA, el cardenal creíble hizo una entrada aparatosa en su catedral, minutos antes de las 18 horas, enmedio de una corte que a su paso recibía ovaciones, llantos femeninos, y la consigna central que Juan Pablo segundo podría haber supuesto reservada sólo para tan impar jerarquía máxima, pero que ahora las fuerzas religiosas occidentales acomodaban a su local general en jefe: "Juan, amigo, el pueblo está contigo" (otra porra notable fue: "Juan Sandoval, contigo hasta el final"). Cuando al fin llegó al atrio, luego de saludar a sus seguidores en las afueras del templo, Juan Amigo dio las gracias por las muestras de solidaridad "en estos momentos difíciles" y sentenció que a pesar de que el pueblo mexicano desea estar unido y en paz, "hay fuerzas del mal que no lo quieren". Acto seguido, pasó a celebrar la santa misa. A unas pocas cuadras de la concentración masiva, en la Plaza Universidad, una manta daba cuenta de una peculiar iniciativa partidista: "Ya apesta Guadalajara a mierda-sida. Marcha homosexual = prostitución políti- co-social", firma: "Partido Católico". Emblema: una cruz en negro. Menos ruido en las masas provocó la decisión del pontífice en permanente crisis de salud, Juan Pablo segundo, que ayer mismo, justamente cuando arrecian las versiones sobre preparativos papales para un relevo obligado, colocó al ex obispo de Zacatecas, Javier Lozano Barragán, en la ruta de un cardenalato que parecería romper la polarización futurista que viven Norberto Carrera Rivera, el arzobispo primado de la ciudad de México, y el arzobispo de Guadalajara ayer tan aclamado. Primer mexicano en ocupar un cargo en la curia romana, Lozano Barragán ha sido una especie de secretario de salud del Vaticano (presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud desde 1997) y ha mantenido fidelidad a la ortodoxia papal en asuntos de sida, condón, control de la natalidad, aborto y manipulaciones genéticas. Emparentado con Javier Moctezuma Barragán, subsecretario de Gobernación para asuntos religiosos, y obviamente con Esteban, que entre otras cosas fue titular de Bucareli, Lozano Barragán es uno de los 31 nuevos cardenales que Juan Pablo segundo ha anunciado que designará el próximo 21 de octubre, cuatro meses antes de lo previsto. El nombramiento en curso de Lozano Barragán podría hacer entender a Rivera Carrera que no es el mexicano mejor posicionado en el ámbito palaciego vaticano, como sugeriría la publicación en una revista italiana de su nombre como uno de los "cuatro magníficos" que serían los aspirantes firmes a la sucesión de Karol Wojtyla, ni el más identificado con los segmentos ultraconservadores y ortodoxos, como quisiera hacerlo con sus rediciones cristeras Sandoval Iñiguez. También esa colocación en el aparador futurista debe llenar de gusto a Carlos Salinas de Gortari, durante cuyo gobierno se dio la restauración de relaciones con el Vaticano, de las que uno de los operadores católicos importantes fue el ahora cardenal Lozano Barragán.
PARA CERRAR: EN el Semanario que a 4.50 pesos se vendía ayer en la catedral de Guadalajara, se establece, bajo el título "Las propiedades del cardenal", que "El arzobispo no tiene ningún inmueble. Los bienes a los que se le asocia como propietario pertenecen a la arquidiócesis de Guadalajara, es decir, a todo el pueblo de Dios. Esos son: seminarios, casas de atención para sacerdotes enfermos y la casa en la que vive. Quien pensara que los templos de la diócesis le pertenecen, está equivocado"... Allí mismo se responde a "ƑQué actitud tomar?" ante las acusaciones contra el Cardenal: "No desfallecer; estar unidos en la oración; mirar al altar: ahí encontraremos a Cristo crucificado, nuestro modelo. A él también lo juzgaron y lo mataron injustamente". ƑY el lavado de dinero? ƑY José María Guardia? ƑY el hipódromo y los casinos? Por ello, mejor este Astillero prefiere creer en Benito Juárez. Fax: 5605-2099 [email protected]
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