México D.F. Lunes 29 de septiembre de 2003
Adolfo vive en el albergue para niños
trabajadores de la Central de Abasto
Gana concurso de derechos humanos un menor que labora
14 horas diarias
Lo que gana lo envía a su familia en Michoacán
para que sus hermanos estudien
MIRNA SERVIN VEGA
Adolfo Ramírez Hernández, adolescente de
16 años de edad que trabaja 14 horas diarias como cargador en la
Central de Abastos (Ceda), ganó el primer lugar del segundo Concurso
de Derechos Humanos organizado por el DIF-DF y la Comisión de Derechos
Humanos del Distrito Federal (CDHDF).
Adolfo sale a las cuatro de la mañana del Albergue
para Niños Trabajadores de la Ceda para transportar mercancías
en su diablito y regresa alrededor de las seis de la tarde.
Como
otros niños que concursaron expresando sus ideas, Adolfo considera
que a veces sus derechos humanos son violados porque en el trabajo se le
ha faltado al respeto de diversas formas. "Cuando no les parece algo empiezan
a decirnos de groserías", comenta con evidente cansancio.
El ganador del primer lugar vive en el albergue y envía
dinero a su familia en Michoacán para que sus hermanos puedan continuar
con sus estudios de primaria. A veces gana 200 pesos al día y otros
60 o menos.
Niños, el sector más vulnerable
María de la Luz González, colaboradora de
la Dirección General de Educación de la CDHDF, subrayó
la relevancia de este tipo de concursos, pues con ellos "los niños
y jóvenes se involucran en una reflexión sobre sus derechos.
Además es un espacio por medio del cual niñas y niños
expresan sus desacuerdos y experiencias acerca del respeto a los derechos
humanos. Para ellos es muy importante desahogarse y saber que su opinión
nos interesa mucho".
Explicó que con este tipo de actividades se busca
atender al sector infantil, pues es uno de los grupos más vulnerados
en sus derechos.
"Nuestro interés es trabajar con los niños
y jóvenes de la ciudad para que sepan que la cuestión de
sus derechos no es sólo mero discurso, sino que deben ser respetados
en el trabajo, en la escuela, pero sobre todo en la casa, donde, desgraciadamente,
se da el mayor número de casos de violación a sus derechos".
Arturo Mendoza, otro de los ganadores, también
diablero de la Ceda, dice sentirse bien en su trabajo, pero cree
que lo que obtiene es mínimo, pues "cargan mucho y pagan poco".
Algunos sólo pagan lo que "se les antoja". Su familia vive en Hidalgo
y él es el quinto de nueve hijos. A sus hermanos mayores, que viven
en la ciudad, no los ve desde hace más de dos años. Dice
que no es justo que deba trabajar a tan temprana edad y resignado concluye:
"es la necesidad".
También Brenda Isabel Torres, de unos 12 años,
quien plasmó sus ideas en otro cartel y fue merecedora de un reconocimiento,
cuenta que desea ser profesional del atletismo, como Ana Gabriela Guevara.
Le gustan las competencias de carreras en la escuela. Corre con sus amigos
y sueña con ganar muchas medallas y está segura de que si
se lo propone lo logrará. Mientras tanto seguirá ayudando
a su madre a recolectar cartón en la Central de Abastos.
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