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México D.F. Lunes 29 de septiembre de 2003

Sus trabajos se caracterizaron por no rehuir temas como el antisemitismo y el racismo

Murió el polémico director de cine y teatro Elia Kazan; tenía 94 años

"Seguí siendo tan huraño como un perro acorralado", afirmó en alguna ocasión Un tranvía llamado deseo, Al este del paraíso y ¡Viva Zapata!, entre sus obras más destacadas

JORGE CABALLERO Y AFP

El director de cine y teatro Elia Kazan falleció en su domicilio de Manhattan, Nueva York, a los 94 años, anunció el diario The New York Times en su sitio Internet el domingo en la noche.

De origen turco -su verdadero nombre era Kazanjoglous-, Elia Kazan, figura influyente de Broadway y Hollywood, siempre se consideró un inmigrante y su obra maestra America, America, guarda un valor autobiográfico.

Sus padres llegaron a Estados Unidos cuando Kazan tenía cuatro años. En los años 50 se convirtió en una estrella de Broadway, donde dirigió Un tranvía llamado deseo (A streetcar named desire, 1951), Al este del paraíso (East of eden, 1955) y Un rostro en la multitud (A face in the crowd, 1957), entre otras.

Nunca vaciló en tratar temas delicados, como el antisemitismo en Gentleman's agreement; el problema racial, en su cinta Pinky; la justicia, en Boomerang, o la influencia sindical plasmada en On the waterfront.

Kazan dirigió también obras líricas como Wild river y ¡Viva Zapata!, ente otras. Marlon Brando fue uno de los actores favoritos del cineasta.

En 1952, después de haberse resistido en varias ocasiones a las presiones que se ejercían sobre de él, denunció a sus viejos camaradas comunistas ante la Comisión de Actividades Antiestadunidenses (HUAC, por sus siglas en inglés), de lo cual se arrepintió posteriormente.

Astuto como su padre

En Estados Unidos Elia Kazan no cambió sus costumbres: "Seguí siendo tan huraño como un perro acorralado", mencionó en alguna ocasión. Pero a pesar de su introversión, resultó ser un niño astuto como su padre. Esta inteligencia era cuidadosamente cultivada por su madre, Athena, la intelectual de la pareja, pues procedía de una familia adinerada de Estambul, que podía permitirse el lujo de comprar libros.

Al terminar la escuela, Kazan había tocado todos los temas relacionados con el mundo del teatro: vestuario, decorados, iluminación, dirección, producción y actuación, además de escribir numerosas obras de un solo acto. Su vocación teatral lo hizo ingresar como aprendiz en Group Theatre, en 1932, agrupación fundada el año anterior por Harol Clurman, Cheryl Crawford y Lee Strasberg. Las tres cuartas partes de los miembros de Group Theatre eran izquierdistas. No fue extraño, pues, que interpretara a personajes proletarios de las obras de Clifford Odets. Strasberg y Clurman le aclararon que no estaba dotado para la interpretación, por lo que Elia encaminó sus esfuerzos hacia los derroteros de la dirección con obras de agitación y propaganda comunista.

Kazan se afilió al partido comunista en 1934 y lo abandonó dos años después. A pesar de eso fue llamado a declarar por la Comisión de Actividades Antiestadunidenses el 14 de enero de 1952.

Su primer trabajo serio en teatro lo realizó en el Theatre Guild como ayudante; ahí fue donde enfocó su labor profesional hacia la dirección de actores. Sobre 1934 dirigió y actuó sus primeras obras de teatro y cine, Café Universal, Dimitroff y Pie in the sky.

En 1938 viajó a Hollywood, donde consiguió un papel de actor en la película City for conquest. Al descubrir sus aptitudes para ser director de cine regresó a Broadway, donde obtuvo unas cuantas obras de éxito, que le permitieron en 1944 rodar su primera película profesional. En 1945 fue reclutado por la Fox para el rodaje de la película Lazos humanos; durante ese tiempo reunió, mediante las personas que trabajan con él, la información necesaria para realizar una cinta en Hollywood.

En su primera declaración presentada a la Comisión de Actividades Antiestadunidenses, el 14 de enero de 1952, Kazan reconoció haber militado durante 19 meses en el Partido Comunista de Estados Unidos; cuando se le pidieron los nombres de otros integrantes, se negó a dar tal información.

Tras esta primera declaración Elia Kazan fue sometido a fuertes presiones tanto por la industria cinematográfica como por el Estado. Luego de haber sido amenazado con la cárcel por desacato al Congreso, él mismo pidió una segunda comparecencia ante la comisión, lo que se le concedió el 10 de abril de 1952; en ella Kazan hizo una confesión en toda regla: renegó de todos sus ideales políticos antes de tener éxito, enumeró y diseccionó cada una de sus obras, demostrando que ninguna estaba "infectada" por el comunismo, y delató 15 nombres de antiguos camaradas que fueron puestos en la lista negra, uno de los cuales fue John Garfield, el extraordinario actor de El cartero siempre llama dos veces. Garfield murió un año después de un infarto al corazón posiblemente provocado por la angustia de haber sido juzgado y condenado como comunista, pasando a ser un proscrito. Muchas de esas personas no encontraron trabajo hasta 1960, fecha en que tomó las riendas del país el presidente demócrata J. F. Kennedy.

Otros proscritos firmaban con seudónimos sus guiones, por lo que se dieron situaciones bastante ridículas, como una entrega del Oscar al mejor guión que nadie salió a recoger.

Para finalizar su comparecencia Kazan anunció que el filme ¡Viva Zapata! era anticomunista y que en él demostró que todas las revoluciones y todo revolucionario acaban mal.

Esa fue la parte más oscura de la vida del cineasta, quien no debió arrepentirse demasiado, pues más tarde rodó, con guión del también delator Budd Schulberg, La ley del silencio, apología y justificación en la que se enaltece la traición.

Miller, su gran antagonista

Arthur Miller, amigo y colaborador de Kazan, fue su gran antagonista. Tras las declaraciones del cineasta estos hombres perdieron su amistad, y mientras Kazan realizaba Fugitivos del terror rojo, un bodrio propagandístico de tercera categoría, Miller hacia una transparente parábola sobre la comisión en Las brujas de Salem.

En 1960 le ofrecieron un nuevo trabajo en Hollywood y Miller reapareció gracias a los vientos de cambio que traía la política del demócrata J. F. Kennedy; la cinta era Vidas rebeldes.

En 1999 se le otorgó el Oscar honorífico por su labor profesional y en 1947 como mejor director por Gentleman's agreement, y en 1954, por On the waterfront. Además ganó el premio Tony por las puestas en escena All my sons (1947), La muerte de un viajante (1949) y J.B. (1959).

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