México D.F. Sábado 11 de octubre de 2003
Angel Luis Lara
Las venas abiertas de Europa
Roma, ciudad abierta. 1945. El cineasta Roberto
Rossellini filma uno de los trabajos más bellos del llamado neorrealismo
italiano. Sobre la pantalla, miles de soldados nazis ocupan una ciudad
que se agita y resiste subterráneamente a la barbarie.
Roma, ciudad abierta. 2003. Cerca de 9 mil policías
ocupan la capital italiana. En un Palacio de Congresos absolutamente blindado
se celebra la reunión intergubernamental de jefes de Estado y de
gobierno europeos. Sobre una mesa igualmente blindada a la participación
de la ciudadanía está el proyecto de Constitución
europea. En las calles, miles de personas contestan a la reunión
y reclaman la necesidad de un proceso democrático real en el que
se haga posible otra Europa. Frente a la Europa blindada de los poderosos,
la Europa de los movimientos sociales y de la ciudadanía. Un grito
en el aire condensa el significado de la jornada de protesta: "Europa somos
nosotros".
El caso europeo subraya paradigmáticamente la ruptura
neoliberal definitiva con mínimas reglas de la arquitectura y del
sentido común: la casa se empieza por el tejado. Los señores
continentales del dinero imponen una Constitución sin proceso constituyente.
Ni siquiera se reconoce el derecho de huelga en un texto que coloca los
aspectos político-sociales en el vagón de cola de la construcción,
por arriba de una Europa eminentemente monetaria.
Pero hay otra Europa: Roma se empapa con el río
de gente que pasea por sus calles en una manifestación. Un río
complejo y lleno de colores, que al menos tiene dos orillas: aquella que
pretende congelar el movimiento de movimientos en un orden únicamente
semántico, concibiendo las protestas como meros actos testimoniales
condenados al ejercicio de una enunciación del disenso del todo
impotente, y aquella que propone la experimentación colectiva de
un orden práctico de conflicto mediante el ejercicio de la desobediencia
civil y social.
Dos continentes en un mundo en el que caben muchos mundos
y el debate entre dos campos básicos que componen la compleja geografía
de las resistencias globales: de un lado, aquellos que exhiben el patrimonio
de una hipotética representación del movimiento y lo quieren
compatible y adecuado a las agendas y los programas de los partidos y sindicatos
de izquierda, convencidos de que la política real se juega en el
plano de la política formal; de otro lado, aquellos que defienden
la autonomía de los movimientos sociales y la necesidad de que el
propio movimiento de movimientos se convierta en laboratorio decidido de
experimentación abierta de otras lógicas posibles para la
acción política. Nuevos escenarios para viejos debates reditados:
autonomía de lo político o autonomía de lo social.
Dos orillas y dos tiempos diferentes para la enunciación.
Durante la mañana, la Confederación Europea de Sindicatos
se manifestó por el centro de la capital italiana. Por la tarde,
en el seno de la protesta convocada por los movimientos sociales, el área
desobediente lleva a cabo su propuesta anunciada el día anterior
a través de los medios de comunicación: el asalto público
a la "zona roja" en torno a la reunión de jefes de Estado y de gobierno
europeos. Miles de jóvenes y no tan jóvenes componen el espacio
de la desobediencia que baila al ritmo de reggae y de drum and
bass que vomita un camión desde el que se lanzan consignas y,
lo más importante, se explica el sentido de la acción. Es
la necesidad de expresar la voluntad democrática de estirar la ciudadanía
con todos sus significados y todo su alcance, el deseo ciudadano de participar,
la necesidad de rebelarse para ser escuchados. A la altura del Palacio
de Congresos, las mujeres desobedientes toman la cabeza, protegidas con
cascos y protecciones confeccionadas con globos, cartón y corcho.
Frente a ellas, un nutrido y denso cordón de policías antidisturbios.
Detrás de ellas, miles de manifestantes que las empujan y sostienen.
Desde el camión una de ellas toma el micrófono y hace de
maestra de cereminias improvisada en la jam session que calienta
la reunión de altos mandatarios que se celebra a escasos metros:
"¡sí se puede!" El grito de las mujeres indígenas y
campesinas que abrieron literalmente la "zona roja" que circundaba la reunión
de la Organización Mundial del Comercio en la ciudad de Cancún
el pasado mes de septiembre rebota por las esquinas de Roma. De México
al corazón de Europa: el milagro de la otra globalización
posible se comunica en tiempo real y los movimientos se contaminan y conectan
en cada cita que comparten. Se pone de manifiesto el devenir mujer de la
rebeldía contemporánea y el otro sentido importante que para
el movimiento de movimientos tienen los grandes actos que componen su calendario:
no sólo oponerse a las reuniones de los poderosos, sino algo más
importante, conversarse y aprenderse compartiendo experiencias y reflexiones.
Al día siguiente, los periódicos e informativos
de televisión abren en Italia con la acción de las mujeres
desobedientes. En la era de la información, la batalla se juega
en gran medida en los medios y en torno a la producción de sentido.
La noticia es el conflicto. La dimensión del mismo no tiene únicamente
naturaleza simbólica, es real. Prueba de ello son los detenidos,
las personas malheridas por las cargas de la policía, las casas
de activistas registradas horas después y el proceso abierto por
"asociación delictiva" a varios participantes en las protestas,
incluido un cargo público municipal de la ciudad de Roma.
De Roma, ciudad abierta a Matrix. El cine
de nuestros días transforma radicalmente las formas de la percepción
colectiva: la diferencia entre autor y público tiende a perder su
carácter unilateral. De Rossellini a los hermanos Wachowsky. La
producción cinematográfica se convierte en herramienta para
pensar y construir la realidad con metáforas, imágenes y
mitos eficaces. Sobre la pantalla de una Europa con las venas abiertas
de par en par, Morpheus señala la alternativa ante los ojos de las
resistencias globales: "píldora azul o píldora roja". La
redundancia en actos meramente semánticos de enunciación
o la práctica del conflicto. Próxima estación continental:
el Foro Social Europeo en la ciudad de París el próximo noviembre.
Un dato para la esperanza: la fecha coincide con el veinte aniversario
del nacimiento en las montañas del sudeste mexicano de la luz que
alumbra las rebeldías globales con más fuerza. Ojalá
que nos caliente también en este lado del océano.
Padua, 10 de octubre de 2003
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