México D.F. Lunes 13 de octubre de 2003
Iván Restrepo
Dinero a cambio de permisos para destruir
En varias ocasiones hemos comentado aquí la necesidad que tiene México de incrementar la generación de energía y cómo el gobierno impulsa la participación de la iniciativa privada en el sector, como sucede en Baja California, entidad que recibe de Estados Unidos el gas natural que consume, por lo que se han autorizado obras para la conducción y almacenamiento del energético para cubrir la demanda local y, se presume, también la del vecino país. Sin embargo, y como denunciamos aquí en febrero del año pasado, su construcción ocasionará graves daños ambientales, económicos y sociales.
Una de las empresas es Sempra Energy, que ya cuenta con todos los permisos para construir una terminal de gas natural líquido en Costa Azul, a 30 kilómetros de Ensenada, donde adquirió una superficie de 40 hectáreas. El gas vendrá de Bolivia en buques tanques que zarparán de la costa chilena. Se dice que los beneficios regionales serán cuantiosos, pero la terminal se ubica en el mejor y más grande matorral costero que existe entre Los Angeles y Ensenada. Es característico de la región mediterránea de las Californias y, por su riqueza y endemismo de flora y fauna, figura en la lista de conservación mundial de especies y hábitat. Además, la península y sus mares adyacentes son prioridad mundial para la conservación por su biodiversidad y huellas antropológicas.
Siempre se mencionan los riesgos de que la afecten obras mal planeadas o el tráfico marino. Y esto puede suceder porque otras dos empresas se aprestan a instalarse en Costa Azul: Shell, que ya tiene compromiso de compra de terrenos y el permiso de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y sólo le falta el de la Comisión de Regulación de Energía (CRE); la otra es Marathon, que quiso sentar sus reales en Tijuana y Rosarito, pero se lo impidió el rechazo ciudadano; no obstante, ya cuenta con el permiso de la CRE, aunque no con el de Semarnat.
Aunque el terreno que compró Sempra para sus instalaciones reúne las características necesarias de profundidad cerca de la costa, los posibles daños al matorral costero mejor conservado del mundo fueron ignorados por las autoridades ambientales. Si no existe un control estricto del gobierno sobre uso de suelo, este magnífico paisaje se convertirá en zona industrial y fuente de contaminación. Por eso científicos y ambientalistas han planteado convertir en área natural protegida el resto de la superficie no ocupada por las tres empresas citadas: 4 mil 500 hectáreas.
Aun así, la ballena gris en su ruta migratoria sigue la línea de profundidad de 50 metros, y el muelle de Sempra estará exactamente a tal profundidad. No hay idea de cómo modificar el comportamiento de las ballenas y menos para evitar futuros accidentes entre éstas, los buques tanques y el puerto.
Por otro lado, Sempra, Shell y Marathon proponen gasificar con agua del mar, pero para lograrlo deben bombearla y limpiarla de organismos para evitar que el crecimiento de éstos obstruya los tubos. Esto significa agregar cloro u otro químico al agua que luego retornará al mar. Aun suponiendo que el cloro se evaporara, algo llegaría al mar en su retorno. Además, dado que el agua que se gasifica se enfría durante el proceso, también regresará más fría de lo que entró, afectando la producción del erizo de mar, importante fuente de ingresos para los pescadores del área.
Hay también problemas legales. Por ejemplo, el área de Costa Azul, donde se ubicarán las tres terminales, está considerada parte del corredor costero Tijuana-Rosarito-Ensenada como zona apropiada para el turismo de bajo impacto. Sin embargo, se permitió el almacenamiento de combustibles con el objeto de construir una gasolinera en un pequeño desarrollo, El Mirador. Este fue el camino de llegada de las gaseras.
Para no repetir malas experiencias, los permisos de uso del suelo deben darse como manda la ley. Aunque constitucionalmente es responsabilidad del municipio, de su cabildo, el presidente municipal de Ensenada, el panista Jorge Catalán Sosa, se ha querido arrogar esa prerrogativa. Además, pidió dinero a Shell y Sempra para su gobierno. De seguro también a Marathon.
Sempra donará 5 millones de dólares cuando haya un fideicomiso que los administre; Shell anda en las mismas. Así que tú me das dólares y yo te autorizo a que destruyas los recursos naturales de México y alteres el ambiente, algo que no podrías hacer en Estados Unidos.
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