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México D.F. Lunes 13 de octubre de 2003
Empezó con Nacked pictures of...,
seguida de los demás temas del único cd del grupo
El rock macizo de Electric Six se fusionó con
el griterío de la banda
La jocosidad del vocalista Dick Valentine, la batería
de Martin M y el poder del guitarrista The Colonel se echaron a la bolsa
al público Sonó una rola dedicada a los raperos blancos
de Detroit
PATRICIA PEÑALOZA ESPECIAL
"Sí, es una moda volver a los 80. De hecho, también
nuestro presidente nos está haciendo sentir que estamos en los 80",
dijeron el viernes en entrevista. Pero el sábado, one, two, three,
four! y a ejecutar en vivo un sonido que fue mucho más allá
de lo que anuncia su único disco Fire: más que nostalgia
ochentera. Se la sacaron con un atemporal rocanrol garajero,
colmado de energía y desmadre. Amén de repetir de pronto
una formulita, bastaron mil asistentes y una hora para que del Salón
21 salieran caras sonrientes, bailadas y hasta eslameadas, tras
presenciar al quinteto de Detroit, Electric Six.
Y
es que tras el estigma de su mega-hit Danger, high voltage!, difícil
era para una mayoría imaginar que pudieran sobrepasar esa sensación
de un solo éxito disco-rock. Sin embargo, con la tremenda jocosidad
del vocalista Dick Valentine (Jackson Pounder), la avasallante batería
de Martin M y el efectivo poder del guitarrista The Colonel, se echaron
a la bolsa a la escueta, pero entusiasta audiencia. Nomás cumpliendo,
estuvieron el bajista Frank Lloyd Bonaventura, el otro guitarrista Johnny
Nashinnal, y casi de sobra el new-wave tecladista Tait Nucleus,
quien poco se escuchó.
Veinte minutos de electro-punk
A las 21:30, el sueco-mexicano Martín Thulin, mejor
conocido como Los Fancy Free ("Yo soy los fancy free", dice al comenzar),
se aventó solito 20 minutos de electro-punk, pues se sabe que canta
en inglés sobre una pista de secuencias, bajos y guitarras, todo
grabado por él mismo, mientras perpetra una disco-danza sexy y enloquecida:
gira sobre sí, hace pasos robóticos, y emana burlona lírica
acerca del voltaje (que coincide sin intención con el alto voltaje
de los de Detroit), el baile nocturno y demás imaginerías
fiesteras, muy parecidas a las del grupo principal. Por algo lo pusieron
a abrir el concierto. Entre el público, de pie, Dick Valentine observa
atento, con playera y gorrito, a Thulin. Nadie lo reconoce.
A las 10 aparece Electric Six. "Hola, buenas noches. Derecha,
izquierda", dice en español Valentine y empiezan el griterío
de la gente y el rock macizo de la banda, que no tiene mucho de complicado,
pero sí de ponedor. Comienzan con Naked pictures of your mother
(Fotos al desnudo de tu mamá), para seguir con Nuclear
war-on the dance floor (Guerra nuclear-en la pista de baile).
Un día antes, en ultrabreve entrevista, habrían dicho que
la aburrición de una ciudad como la suya es lo que los llevaba a
crear temas que los alejen de esa sensación, en la que padres y
maestros están diciendo lo que tienes que hacer: "Es una pequeña
rebelión". Respecto de sus temas, aseguraron "no tratar de recrear
algo nostálgico... lo único que queremos es... (pausa larga,
en notoria ironía con cara seria) traerle la noche al cliente".
Llevar la fiesta justo hasta sus manos, se encuentre donde se encuentre.
Agudeza del absurdo, intrascendencia sarcástica. Por eso, luego
tocarían I invented the night (Yo inventé la noche),
de canto elegante, a lo Robert Palmer.
Progresivamente
se irían aventando las rolas de su único disco, como las
rocanroleras Vengeance and fashion, Getting into the jam,
o las funky I'm the bomb e Improper dancing. De entre los
trajeados músicos, algunos con peinados exagerados, destacó
Valentine con su austero look de oficinista de gobierno (camisa
de vestir fajada, pantalón de pinzas leves con cinturón delgado).
El vocalista arrancó sonrisas con sus poses raras, energéticas
aunque no grotescas ni "graciositas", sino burlonas, al efectuar bailes
cursis, agitar los brazos para que la gente hiciera lo mismo; los veinteañeros
asistentes hicieron lo propio cual si se tratara de Siempre en domingo,
entrando al juego del mordazfrontman. Momento agradable fue cuando
a media Improper... se detuvieron para servirse todos un caballito
de tequila, brindar, tomárselo de hidalgo al grito de "¡por
la revolución!", en inglés, y entonces seguir con la canción.
Arriba, las cervezas y el slam
Luego vino Synthesizer, un funk tipo Level 42.
El cantante, conmovido por el exagerado agrado del público, dijo
en español: "Gracias, con todo mi corazón". Luego She's
white y el hit Gay bar, en la que el tipo agitaba su pelvis
hacia adelante. Las cervezas se trepan y el slam sube de tono, con todo
y jóvenes voladores con Electric demons on fire. La formulita
la tienen aprendida y comienzan a sonar monótonos. Viene una dedicada
"a los raperos blancos de su ciudad", Detroit, que no viene en el disco,
The ballade of MC Sucka DJ. Cierran antes del encore con
la efectiva Dance commanders.
Para finalizar, vuelven con camisetas (la de Valentine
dice ugly & poor, "feo y pobre") y tocan otras tres, entre ellas
la esperada Danger, high voltage!, que parecen ya estar hartos de
tocar, y un cóver a Radio Gaga de Queen, muy coreada. A las
23 horas, unos incautos van apenas llegando: "¿Ya acabó?
¡¿Tan temprano?!" Lo sentimos, mi chavo: sólo Bush
cree en la regresión en el tiempo.
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