Raquel Gutiérrez Aguilar

Bolivia: la victoria de un pueblo

Cuando el 19 de septiembre se produjo la primera movilización por la defensa del gas, nadie, absolutamente nadie, sabía que el pueblo boliviano llegaría tan lejos.

Los sucesos se precipitaron por la prepotencia de los dos señores que a estas horas abandonan Bolivia, en un avión de la fuerza aérea peruana, cargando el repudio de mucho más de 8 millones de almas: Gonzalo Sánchez de Lozada, el hoy ex presidente, y Carlos Sánchez Berzaín, el hasta ayer encargado de Defensa y conocido como Ministro de la muerte. Se fueron. Qué alegría.

Después de las primeras muertes en Warisata, el 20 y 21 de septiembre, el altiplano aimara reaccionó y los bloqueos de caminos en toda la zona occidental del país se hicieron contundentes. Las protestas se fueron expandiendo hacia Cochabamba, hacia Oruro; tímidamente, hacia la zona oriental del país. Y así, sobre la dignidad recuperada, sobre el miedo roto por la furia, la gente, mucha organizada en torno a sus organizaciones comunales de base, se comenzó a movilizar primero hacia las pequeñas ciudades del altiplano y luego hacia La Paz, siguiendo el llamado de Felipe Quispe, el Mallku.

La primera semana de octubre, con la ciudad de El Alto ya ardiendo, las decenas de muertes que fueron acumulándose contagiaron la indignación a sectores cada vez más amplios de la población. Los cocaleros qhiswas del Chapare sintieron suya la sangre aimara y comenzaron a participar en bloqueos de caminos, pese a que esa región fue militarizada. Evo Morales convocó a todos a participar, y su voz comenzó a ser oída también por las clases medias.

Fue en esos momentos cuando Oscar Olivera, el vocero de la Coordinadora de Defensa del Gas lanzó el siguiente pliego:

1. La inmediata renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada, por vendepatria y asesino. En defensa de la democracia se propone la sucesión presidencial, prevista por la Constitución política del Estado, y señalar que mientras éste siga siendo presidente no hay diálogo posible.

2. La instauración de un nuevo gobierno, dentro del marco constitucional, que se comprometa a:

-Abrogar el DS 24806 del 4 de agosto de 1997 -que garantiza la entrega total del gas a trasnacionales.

-Modificación inmediata de la Ley de Hidrocarburos, que permita la recuperación de los mismos para los bolivianos.

-Suspensión inmediata de cualquier negociación sobre gas y el Tratado de Libre Comercio con Chile.

-Convocatoria a la asamblea constituyente, como manera de recuperar la democracia participativa para el pueblo.

3. Rechazo al decreto emitido esta madrugada por el gobierno, por constituir nuevamente una burla y provocación al pueblo, porque en los hechos significa "sí consulto, pero yo decido".

La gente se volcó como río a las calles, y desde el campo tomó las carreteras para acudir al llamado de los heroicos aimaras alteños, quienes habían convertido su ciudad en fortaleza. Así se conformó esa multitud estruendosa y compacta que gritó mil veces "šFuera Goni!", hasta que lo logró.

El primer punto de este pliego es lo que hemos presenciado hoy. La fortaleza y unidad alcanzada por el pueblo boliviano ha sido ejemplar. Hoy ha renunciado Sánchez de Lozada. Se ha producido el recambio constitucional y el pueblo en las calles le envía un mensaje a Carlos Mesa: te respetaremos en la medida en que tú cumplas estos sencillos puntos, que van a permitirnos recuperar nuestro país.

Y en esos puntos se contiene todo un plan de acción que alumbra el futuro. La acción de estas semanas muestra que la gente sabe por dónde hay que avanzar; en primer lugar, no permitiendo que la depredación de las trasnacionales se imponga a sangre y fuego. En segundo, se avanza hacia la recuperación de los recursos naturales, que nunca debieron dejar de ser de los bolivianos, y en tercero se camina hacia una refundación del país por la vía de la asamblea constituyente.

Será mucha entereza la que necesitaránn los hermanos y hermanas de la mitad de América Latina para seguir su marcha. Pero su caminar nos llena de alegría. El paso dado hoy, la lección que han dado las abuelas, quienes han enfrentado tanques con palos, y el recuerdo de los niños que han muerto nos iluminan a todos.

Bolivia ganó la primera batalla de la guerra del gas. Muchos hombres y mujeres del mundo estaremos con ellos en su marcha.