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México D.F. Sábado 18 de octubre de 2003
OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION
Comunicado No. 109
"Compromiso" por la calidad
Incumplimiento de los firmantes
Directores y supervisores, sin concurso de oposición
EL 8 DE AGOSTO DE 2002 se formalizó el Compromiso
social por la calidad de la educación. Diversos actores sociales
acudieron a la firma del documento que constituía una poderosa alianza
vinculada por la comunión de un interés nacional: elevar
la calidad de la educación. Al día siguiente Observatorio
reflexionaba acerca de sus horizontes (Comunicado 82, 9/8/02). A
un año de distancia regresamos al tema, que podría ser, por
la potencialidad sectorial e individual contenida en el acuerdo, el inicio
de una verdadera transformación educativa.
SUSCRIBIERON EL ACUERDO el presidente Vicente Fox
(testigo de honor), la SEP, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación (SNTE), asociaciones nacionales de padres de familia,
31 gobernadores y el jefe de Gobierno del DF, la Asociación Nacional
de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES),
la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación
Superior (FIMPES), empresarios, legisladores, organizaciones religiosas,
editores de periódicos, Televisa, Televisión Azteca y Telmex.
Ahí se dijo que "...el gran eje para la transformación educativa
en México es mejorar la calidad y la equidad...para lograr una vida
digna, productiva y solidaria." En realidad se hablaba del Programa Nacional
de Educación 2001-2006 (PNE) que fue concebido con la idea de un
gran pacto social.
LA FIRMA DEL COMPROMISO SOCIAL
debe cumplir, entre otros objetivos estratégicos, con la ansiada
meta de lograr un crecimiento real del presupuesto nacional en materia
educativa. El PNE lo había anunciado cuando decía que para
alcanzar la meta de crecimiento permanente de recursos, condición
necesaria de la equidad y la calidad, era necesario "... fundamentarse
en el logro de un consenso social para asegurar el más decidido
y amplio compromiso de todos los actores sociales con el desarrollo educativo."
En ese tenor, el Compromiso social es entendido como una "... medida
coadyuvante para el cumplimiento de los objetivos y acciones que en el
propio Programa se establecen".
EL COMPROMISO TRASCIENDE con mucho al PNE en la
medida en que se definen políticas públicas específicas
para racionalizar y democratizar la distribución de la autoridad
educativa. Extraña por eso que ninguno de los actores participantes
en la firma recordara, a un año de distancia, el avance de los nobles
propósitos signados.
CON EL COMPROMISO SOCIAL
el SNTE abandonaba, en un gesto de renacida democracia, su tradicional
forma de control corporativo, pues se comprometía: "... a impulsar
acciones para alentar la capacitación permanente del magisterio;
a fomentar la innovación desde la comunidad educativa e incidir
en el fortalecimiento de los perfiles de los responsables de la docencia,
la dirección, la supervisión y la jefatura de sector, impulsando
medidas para que el acceso a estos cargos sea mediante exámenes
de ingreso al servicio y las promociones de los docentes y los directivos
se lleven a cabo por medio de concursos de oposición."
CON ESTE ACUERDO HISTORICO los
puestos de director, supervisor de zona y jefe de sector o supervisor general
representan las aspiraciones y posibilidades profesionales de una carrera
magisterial. No obstante, esas aspiraciones y posibilidades se vuelven
humo y decepción cuando no son criterios equitativos y racionales
los que orientan la distribución de la autoridad, cuando una utilidad
política es más relevante que ir a los Centros de Maestros
y aprobar los Exámenes Nacionales de Actualización o cursar
una buena maestría o un buen diplomado. Estos actores clave sirven
para enlazar los objetivos estratégicos de cualquier plan educativo
con la compleja realidad que es una comunidad escolar. Encarnan toda la
experiencia vital del proceso educativo, conocen el aula y podrían,
con esa riqueza, convertir cada escuela en comunidad de aprendizaje. Pero
esa meta tiene como condición que jefes de sector, supervisores
de zona y directores de escuela adquieran respeto por la dignidad y méritos
académicos e intelectuales necesarios para llegar a ellos, es decir,
se hacen necesarios auténticos liderazgos académicos en los
puestos directivos de la educación básica y no sólo
buenos deseos.
LAS FUNCIONES DE LOS PUESTOS de supervisión
y directivos, aunque son mayoritariamente técnico-administrativos,
se declaran esencialmente técnico-pedagógicos. En ellos reside
la viveza que sugiere actividades escolares y programas de actualización
permanente, es el académico quien, hipotéticamente, observa
si las prácticas docentes son funcionales y acordes con planes y
programas de estudio. Son los directores los que definen, en cada escuela,
las estrategias para administrar el desarrollo del proyecto escolar y pueden
evaluar de principio a fin los procesos de enseñanza y de aprendizaje.
SABEMOS, POR EXCELENTES estudios sobre el tema,
que la inmensa mayoría de los supervisores son profesores que estudiaron
la normal primaria cuando salieron de la secundaria. Es decir, la mayoría
egresó antes de 1984, año en que el gremio magisterial se
profesionalizó. Nos encontramos con un sistema educativo que tiene
un envejecimiento laboral y profesional en vastas franjas de su territorio
de supervisión y dirección. Un dato duro, extraído
de las cédulas de Inscripción a Carrera Magisterial (1997-1998),
dice que "... 82 por ciento de los supervisores generales y 41 por ciento
de los indígenas teóricamente estarían en condiciones
de jubilarse, al tener más de 26 años de antigüedad."
(Cfr. Beatriz Calvo Pontón, Margarita Zorrilla y Guillermo Tapia
García y Silvia L. Conde Flores, La supervisión escolar
de la educación primaria en México: prácticos desafíos
y reformas, IIPE, 2002, p.57).
FRENTE A ELLO, EL COMPROMISO social
del SNTE con la sociedad mexicana resulta de trascendencia fundamental
para mejorar la calidad de la educación. Es quizá el único
compromiso que puede, a corto plazo, transformar el sistema educativo.
Abrir las puertas para que en concursos de oposición, lejos de las
convencionales maneras de asignar el cargo, los profesores, directores,
supervisores de zona y jefes de sector inicien un paulatino rejuvenecimiento
de sus circuitos técnico-pedagógicos. Esa es una tarea urgente
que, lamentablemente, hasta ahora no salta de la página del elegante
papel membretado.
ES MUY POCO TIEMPO aún para emitir cualquier
juicio concluyente, pero en los hechos no se observan medidas políticas
o administrativas que nos digan que el compromiso del SNTE está
siendo cumplido o que nos anuncien que en el futuro inmediato se cumplirá
con los concursos de oposición para supervisores y directivos. Resulta
sintomático que Elba Esther Gordillo, líder de la mayoría
priísta en la Cámara de Diputados y responsable de la respuesta
al tercer Informe de gobierno de Vicente Fox, no haya dedicado ni una línea
a considerar el estado de la educación pública en México.
Imposible olvidar que se trata de la líder moral del SNTE.
LOS OTROS COMPROMISOS tampoco se han cumplido.
Para empezar, el gobierno federal no ha destinado progresivamente más
recursos económicos a la educación pública, aunque
en el discurso del tercer Informe siga reconociendo que "... constituye
el eje fundamental del desarrollo social, cultural, económico, y
político de la nación, razón por la cual el Gobierno
de la República le confiere un lugar de primera importancia en el
conjunto de las políticas públicas." Vale la pena recordar
que entre 1995 y 2003, según el Informe escrito, se pasó
apenas de 4.2 a 4.5 del gasto federal. Lejos aún del 8 por ciento
establecido en la Ley General de Educación para el gasto público
en educación, que en 2003 está en 5.5 del PIB (que incluye
el gasto federal, estatal y municipal).
LOS MEDIOS DE COMUNICACION, que tanto podrían
hacer por el sistema educativo, se comprometieron a "...promover el debate
serio y responsable para avanzar en la concreción de una visión
de consenso sobre la calidad de la educación... y contribuir en
campañas para fomentar el hábito de la lectura..." ¿Qué
ocurrió?
LOS MEXICANOS SOMOS TESTIGOS de una televisión
comercial que programa diariamente, sin el menor respeto a la inteligencia
de los televidentes y muchas veces contra la formación valoral que
la escuela enseña y los niños aprenden, una avalancha de
mensajes éticos y morales que niegan y contradicen el aprender a
convivir que persigue la educación pública de México
(Cfr. Pablo Latapí, con la colaboración de Concepción
Chávez Romo, El debate por los valores en la escuela mexicana,
FCE, México, 2003, pp. 39-44). La Segunda encuesta nacional sobre
cultura política y práctica ciudadanas 2003, de la Secretaría
de Gobernación, informa que 60 por ciento de los mexicanos utiliza
la televisión como medio preferido de información política
y que sólo 12 por ciento lee el periódico diariamente para
informarse. Es decir, la mayoría de los mexicanos conforma sus juicios
políticos a partir de lo visto y escuchado en televisión.
Sus prácticas cotidianas están muy alejadas del ejercicio
de la lectura. Hasta ahora no vemos un programa televisivo coherente que
fortalezca, con cambios radicales en su programación, tanto el consenso
para alcanzar la calidad de la educación como el imprescindible
hábito de la lectura.
LOS POLITICOS CON REPRESENTACION en el Congreso
de la Unión se comprometieron a legislar con responsabilidad "...
para garantizar el derecho de los mexicanos a tener una educación
de buena calidad." De entonces a la fecha sólo conocimos la polémica
y precipitada ley que eleva a obligatoria la educación prescolar.
Es una norma que debe ser revisada nuevamente, pues su viabilidad técnica
y económica es más que dudosa (Comunicado 103, 12/7/03).
Esperamos que la 59 Legislatura no conceda, como la anterior, a los reclamos
restrictivos de gasto público de parte de la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público. De los diputados y senadores
depende la aprobación de la cuantía de recursos para la educación,
condición necesaria de equidad y calidad educativa.
EN SUMA, A UN AÑO Observatorio refrenda,
con el comportamiento de la realidad, las dudas que sobre el acuerdo enunció
desde un principio. En particular las relacionadas con la ausencia de una
jerarquía de responsabilidades y con la falta de ponderación
de los grandes obstáculos económicos y políticos.
El acuerdo signado, al margen de la obligatoriedad de la norma jurídica,
resultó poco eficiente para enfrentar las negativas inercias del
sistema educativo de México. Y con ello aún tenemos un funcionamiento
que continúa actuando como un instrumento de exclusión social,
en la medida que "...no asegura el derecho a una educación básica
de buena calidad para todos."
INTERROGANTES. La SEP no ha informado sobre lo
logrado con el Compromiso social en un año, ¿será
señal de que ni ella lo toma en serio? Se estima que existen 12
mil supervisores en el país y que sólo son promocionados
entre 40 y 80 por año, ¿cuándo y con qué ritmo
iniciará el SNTE su política tendiente a renovar los puestos
de supervisión y dirección mediante concursos de oposición?
¿Hasta cuándo los medios de comunicación masiva serán
instrumentos al servicio de la calidad educativa y la formación
valoral y no sus efectivos contrarios cotidianos? ¿Mostrará
la 59 Legislatura mayor capacidad en su tarea y una decisión más
clara que la anterior para garantizar, en los hechos, los compromisos del
Ejecutivo con la educación pública de México?
Todos los ciudadanos están cordialmente invitados
a sumarse a nuestra iniciativa. Favor de enviar sus nombres con sus datos
de localización e identificación al correo electrónico:
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