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México D.F. Lunes 20 de octubre de 2003

Armando Labra M.

Chiquiteros del 2004. Mal santo

Hasta algunos economistas bien intencionados apuestan a que serán las inversiones extranjeras la salvación de nuestra economía, hoy en franca postración recesiva. Curiosamente, el factor más concreto y posible para que se reanime en México la producción, el empleo, las exportaciones, los salarios y los impuestos será el presupuesto de egresos para 2004.

Campea el terrorismo oficial en el sentido que no hay dinero y el presupuesto del año entrante será menor al presente. Cada año es lo mismo. No se explica uno cómo una economía tan exitosa como dice el gobierno y aun reconocen los organismos internacionales, resulta que no tiene forma de financiar un presupuesto de egresos. ƑCómo un éxito macroeconómico no se expresa en finanzas públicas sanas? ƑQué extraordinario talento tenemos para gastar poco y mal?

Esperar que las inversiones extranjeras nos rescaten y acudan, pero sólo si se llevan al cabo reformas "estructurales" es una ilusión y una falacia de aviesas intenciones. Un dato basta: después del boom de los años 90, las inversiones extranjeras declinan en todo el mundo desde hace tres años y nada indica que la tendencia cambie.

Como sabemos, la década pasada el capital foráneo rondó al mundo comprando empresas existentes y especulando -rara vez invirtiendo para crear empresas y empleos. Hoy no lo hace más porque ya se extranjerizó casi todo lo rentable y los nuevos dueños se dedican a consolidar sus operaciones.

Podemos esperar poco o nada de la inversión extranjera la cual, según la OCDE (Trends and recent developments in foreign investment, junio 2003) y la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD/WIR/

2003/Overview) decae a razón de 20 por ciento anual y, para países tan variados como México, Corea, Noruega, Dina-marca, Nueva Zelanda disminuyeron cuando menos en 40 por ciento el año pasado.

Más aún, vista en perspectiva de 10 años, de todos los países de la OCDE México es al que peor le ha ido como destino de inversiones extranjeras directas, fíjese: el saldo neto arroja un monto negativo de -123.2 mil millones de dólares. El país que sigue es Irlanda con -70.8 mil millones y después Estados Unidos con -63.8 mil millones de dólares. ƑCómo es posible que logremos sacar del país el doble de capital que la economía más poderosa del mundo? Pues claro que por eso no hay con qué financiar el presupuesto, Ƒqué economía puede darse el lujo de extraer mil millones de dólares al mes durante una década?

Algo está podrido, pero no en Dinamarca, sino en nuestra política económica, sobre todo si nos preguntamos: Ƒa quién sirve?, Ƒpara quién trabajan nuestros servidores públicos? Ineptos no son ni lo han sido. Pero el hecho es que la sangría de capitales se refleja en que el PIB por habitante arroje en 21 años los promedios más bajos de la historia y, peor aún, que el gasto público disminuya como proporción del PIB, de 30.8 por ciento en 1980 y 28.3 por ciento en 1990, al actual 23.2 por ciento. Según la OCDE, después de Corea somos el país que menos recursos aplica al gasto social, (8.3 por ciento del gasto público) siendo el promedio de los países miembros de esa organización, 21 por ciento. Lo dicho: gastamos poco y mal.

En lo que no hemos dejado de aplicar dineros públicos es en el pago de la deuda pública, cuyo saldo representa, sostenidamente más de 25 por ciento del PIB, una tercera parte es deuda externa y dos terceras, interna, incluido fobaproas, pidiregas, rescates carreteros, etcétera.

ƑQué lecciones nos arrojan estos hechos? Que en efecto somos un país rico, capaz de resistir sangrías de capital durante largos lapsos, y que nuestra administración financiera y económica resultan inconcebiblemente adversas al interés de los mexicanos que, como consecuencia, somos cada día más pobres. Y que hay opciones. Y que podemos aumentar y aplicar mejor el presupuesto. Y que recursos hay, pero que se nos van entre los dedos de las manos.

Aun si a los mismos servidores públicos encargados de tal entuerto los ponemos a trabajar para México, tengo la certeza que lo harán con eficiencia, porque el problema no es de técnica económica, sino de decisiones políticas y estratégicas. ƑSe van a enojar en Washington, en el Banco Mundial o el FMI porque resolvamos el problema de la brutal y creciente desigualdad que nos hunde como mercado y campo de inversiones? Lo dudo.

No sólo no se han molestado sus señorías, sino que hasta respetan las idiosincrasias políticas de los países hoy conocidos como BRIC (Brasil, Rusia, India y China), cuyos gobiernos han sabido guiar a sus países hacia la mundialización, al tiempo que logran que muchos millones de pobres dejen de serlo.

Nosotros lo hicimos con igual éxito la mayor parte del siglo pasado (éramos el milagro mexicano, Ƒrecuerda?), hasta que a partir de 1982 el gobierno decidió arrimarnos a un mal santo: ceder y conceder todo en vez de negociar todo. Ahí estamos entrampados, pero podemos salir si nos decidimos a pensar en grande, lo hemos hecho antes y siempre lo podemos volver a hacer. Dejar de ser chiquiteros con el presupuesto de 2004 ciertamente ayudaría...

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