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México D.F. Lunes 20 de octubre de 2003
TABASCO: COMICIOS JURASICOS
Si
hubiera de juzgarse por las elecciones legislativas y municipales realizadas
ayer en Tabasco, sería inevitable concluir que en el país
no se ha producido ningún avance significativo en materia de democratización
y que la transición hacia un estado de derecho ni siquiera ha empezado.
En efecto, los comicios en tierras tabasqueñas transcurrieron en
una pavorosa "normalidad" priísta a la antigua: abstencionismo masivo,
compra de votos, medios informativos sometidos a la autoridad y
linchadores para con la oposición, policías amedrentadores
e intimidantes, autoridades electorales que favorecen las candidaturas
oficialistas y un Ejecutivo estatal descaradamente favorecedor de su propio
partido.
A primera vista podría resultar indebido y exagerado
calificar a todo el país por lo que ocurre sólo en Tabasco,
entidad que representa un remanente de la subcultura del fraude y un feudo
de lo más corrupto y deshonesto del viejo priísmo. En esa
lógica, sería pertinente demandar una democratización
de la entidad para ponerla en sintonía con el respeto a las formalidades
comiciales que se ha generalizado ya en buena parte de territorio nacional.
Desde otra perspectiva, no debe ignorarse el dato de que
esa entidad del sureste es, precisamente, la plaza fuerte del actual presidente
nacional del Revolucionario Institucional, Roberto Madrazo Pintado, quien
llegó al poder estatal montado en un fraude electoral impúdico
y evidente, y que el gobernador tabasqueño en funciones, Manuel
Andrade, recibió la herencia del cargo mediante otra grave manipulación
de la voluntad ciudadana. Si a ello se agrega que la actual dirigencia
priísta desempeña un papel fundamental como operadora de
la apertura a la inversión privada que el actual gobierno federal
pretende realizar en el sector energético, que se ha convertido
casi en una obsesión del equipo presidencial y en el único
punto visible y relevante de su programa, la tolerancia ante el desaseo
electoral en Tabasco puede ser parte del precio a pagar por el apoyo priísta
en la negociación política en curso entre la cúpula
del tricolor y el grupo gobernante.
Es previsible inclusive que, ante la evidencia de prácticas
fraudulentas impresentables, intolerables en el México del siglo
XXI y nugatorias del supuesto "cambio" en el país, el Ejecutivo
federal alegue respeto al federalismo, como hizo en su momento el gobierno
de Ernesto Zedillo, para evitar cualquier ensayo de esclarecimiento y limpieza
electoral que pudiera incomodar a su aliado tabasqueño, Roberto
Madrazo Pintado, cuyo poder radica en la persistencia de prácticas
políticas jurásicas como las exhibidas ayer en Tabasco: el
fraude, el desaseo y la manipulación de la voluntad popular.
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