México D.F. Lunes 20 de octubre de 2003
Dos mitos dañan a Estados Unidos
Des Moines, Iowa. Dos mitos han dañado a Estados Unidos: el primero es el que señala que esta nación debe ser el "almacén" del mundo, y el segundo vaticinaba que al incrementar más y más las exportaciones "seríamos ricos". Los dos son falsos, advirtió Neil Hamilton, director del Centro de Derecho Agrícola de la Universidad Drake, al recibir el Premio Internacional de la Alimentación en esta ciudad.
Hamilton aseguró que no es verdad que el mundo entero necesite a Estados Unidos para alimentarse, porque lo único que se ha generado con esa política es sobreproducción en diversos rubros, así como una excesiva explotación del campo y de la mano de obra, lo cual a nadie ha beneficiado.
Tampoco las exportaciones han sido la solución, porque se inundan los mercados de productos a precios muy bajos, y contra esta política no han podido competir -incluso algunos ni sobrevivir- los productores de otros países. Así se daña el campo de Estados Unidos y, de manera paralela, el de muchas otras naciones, señaló.
Ya basta, dijo, de que los estadunidenses crean que el mundo necesita de la misericordia de su país. No, lo que se precisa es que cada nación tenga una producción de alimentos sustentable y que en el mercado de Estados Unidos se produzca bajo parámetros justos, porque actualmente se está elevando incesantemente la producción, sobre todo de granos, que luego se tienen que tirar o dar a los animales, antes que a los hombres, para que no caigan más los precios.
"No soy anticomercio, pero sí estoy en contra de quienes creen que la meta es crear hambre para hacer negocio", porque a la par de los grandes inventarios se ha generado una economía en la que falta poder adquisitivo a los pueblos, agregó.
Contra lo que se piensa, expuso Hamilton, "hay hambre en Estados Unidos. Hambre física de las comunidades de pobres que hay en el país; hambre de las personas que diariamente atraviesan océanos y desiertos para llegar a esta nación a buscar sustento; hambre de justicia contra los que han resultado afectados por las políticas de libre comercio y, sobre todo, hambre espiritual".
Se pronunció por una democracia alimentaria, por una agricultura sostenible, porque la producción de alimentos se está destruyendo por las políticas indiscriminadas y la sobreexplotación de recursos y personas. PATRICIA MUÑOZ RIOS, ENVIADA
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