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México D.F. Lunes 20 de octubre de 2003
TOROS
Con mano a mano de la manga concluye la empresa su
mediocre minitemporada
Dispareja, débil, mansa y deslucida novillada
de José y Marco Garfias
Luján, corneado; López, solvente Marbella
e Hilda, verdes pero valientes
LEONARDO PAEZ
En épocas menos contaminadas se conocía
como mano a mano a la corrida o novillada en que se anunciaba únicamente
a dos diestros -con sostenidos antecedentes de rivalidad en el ruedo y
de contraste en su estilo- para lidiar un encierro que ofreciera garantías.
Pero eso era cuando en México había promotores profesionales
y los mano a mano constituían interesantes confrontaciones no sólo
de actuantes, sino de partidarismos, apasionamientos y auténticas
catarsis colectivas.
Hoy, hoy, hoy, con el neoliberalismo taurino también
hasta el cuello, ni con ocho novillos de un hierro favorito de los que
figuran y cuatro supuestas revelaciones ni remotamente se consigue la ansiada
purificación del espectador.
Y es que el Cecetla o Centro de Capacitación para
Empresarios Taurinos de Lento Aprendizaje, con sede permanente en la Plaza
México, al cabo de 10 años de reprobar el curso elemental
Confección de Carteles Atractivos, sigue sin dar una en cuanto a
ofrecer espectáculo taurino emocionante, trátese de temporada
grande o chica, jueves o viernes taurinos, de tarde o de noche, con diestros
nacionales e importados, con ganado barato o caro.
¿Cuál
era el caso de esta visionuda confrontación entre dos novilleros
punteros y dos muchachas con cualidades, pero aún con menos experiencia
que sus alternantes? Desde luego no el de meter gente a la plaza, ya que
con trabajos asistieron unas cinco mil personas donde caben 42 mil. ¿Acaso
homenajear al género femenino, porque desde hace 50 años
en México se permite votar a las mujeres? A lo mejor.
Otra materia de primer grado que el fósil del Cecetla
nomás no tienen visos de aprobar es la denominada Criterios para
dar Oportunidades, ya que para la incorregible empresa oportunidad es sinónimo
de poner a alguien en un cartel, independientemente de sus capacidades
y de los alternantes, de la calidad del ganado, fecha y antecedentes taurinos
de esos alternantes, así como su posición en el ánimo
del público.
El antojadizo serial -11 festejos, ocho dominicales y
tres viernes nocturnos en un mes tres semanas- se caracterizó no
sólo por las lamentables combinaciones de toros y toreros, sino
por el escaso juego del ganado lidiado, reflejo del nulo respeto por los
jóvenes anunciados, la gran mayoría sin rodaje ni atractivo
para el escaso público asiduo.
Jesús Luján, de Puebla, y Jorge López,
del DF, fueron en efecto los mejor librados en la minitemporada, al cortar
sendas orejas el 7 y 21 de septiembre, respectivamente, por lo que junto
con Orlando Huerta, que cortó un apéndice el 5 de octubre,
debieron conformar la tercia del cerrojazo.
Pero algún creativo decidió improvisar vitriólico
doble mano a mano con los dos primeros y las morelianas Marbella Romero
e Hilda Tenorio, triunfadoras el viernes 10 de octubre, para estoquear
un inservible encierro de José y Marco Garfias que, a excepción
del que abrió plaza, no ofreció más garantía
que el tedio en los asistentes y la frustración de los jóvenes.
Con unas cualidades proporcionales a sus defectos -valor,
carisma, sello y conexión con el tendido, junto a un deficiente
sentido de la colocación y el mando-, Luján, por no embarcar
lo suficiente a un novillo escaso de fuerza, fue cogido al intentar echarse
el capote a la espalda, recibiendo una cornada en el muslo derecho. Encastado,
repitió la suerte y toreó por ceñidas gaoneras y hasta
consiguió algunos naturales antes de fallar con el estoque.
Con su segundo, de Marco Garfias, pésimamente lidiado,
Luján derrochó afición entre ráfagas de viento,
pero o le falta cabeza o le falta dirección, pues realizó
una faena entre altibajos a un novillo soso que se cansó de pasar.
Dio la vuelta entre división de opiniones. Ojalá que, por
su bien, se abstenga de tomar pronto la alternativa.
De Jorge López se puede decir que hay en él
un torero muy interesante, con una serenidad y una solvencia que difícilmente
lo hacen ver mal delante de un novillo, sea bueno, regular o malo. A diferencia
de Luján, él debe apurarse a tomar la alternativa, pues potencial
le sobra para emprender hazañas mayores. Con el peor lote anduvo
muy desenvuelto. En cuanto aprenda a vender las suertes...
Por su parte las señoritas michoacanas tienen elementos
de sobra para, como toreras, ganar y hacer ganar dinero, siempre y cuando
eviten actuar en manos a mano sin ton ni son y continúen fogueándose
en plazas de los estados, afinando sus respectivos estilos, consolidando
su técnica y haciéndose de cartel. El próximo año
acabarían con el cuadro.
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