México D.F. Martes 21 de octubre de 2003
Contradictoria exposición del titular
de Energía en San Lázaro; protestan trabajadores del SME
La reforma eléctrica: ni panacea ni tragedia,
dice Felipe Calderón
Con los CSM a Repsol, Pemex corre el riesgo de convertirse
"en un simple monitor": Francisco Rojas Las modificaciones del régimen
fiscal, "apenas en bosquejo", revela el secretario
ISRAEL RODRIGUEZ Y JOSE A. ROMAN
En una posición contradictoria, el secretario de
Energía, Felipe Calderón Hinojosa dijo, por un lado, que
la reforma al sector eléctrico no pasa por la privatización,
pero por el otro avaló la participación del capital privado
para enfrentar los nuevos requerimientos de infraestructura energética.
Pero
tras casi cuatro horas de comparecencia con los diputados de la Comisión
de Energía, el funcionario reconoció, ante los reporteros,
que la reforma eléctrica "no es la panacea, pero tampoco es tragedia",
aunque sí es la diferencia entre tener o no mayor crecimiento económico.
En un nuevo viraje a la propuesta original del Ejecutivo
en torno a privatizar el sector eléctrico, el secretario de Energía
inicialmente aseguró que "ni un solo metro de cable, ni una sola
instalación, ni un solo generador se venderían al sector
privado" en la propuesta de reforma que ahora plantea el gobierno federal.
En su comparecencia, con motivo de la glosa del tercer
Informe de Gobierno, el funcionario, sin embargo, argumentó la necesidad
de recurrir a la inversión privada nacional o extranjera como complemento
en este sector ante la insuficiencia de recursos del Estado para financiar
el desarrollo de la industria.
Ante los representantes de las diversas fracciones parlamentarias,
Calderón Hinojosa expresó: "Estamos buscando criterios generales
para una propuesta al sector, donde partimos precisamente de premisas distintas
de las que se partió en otra ocasión".
La propuesta de reforma de 98-99, recordó, preveía
la participación de particulares no sólo en la generación,
sino también en la transmisión, en la distribución
de la energía eléctrica; preveía la venta de la Comisión
Federal de Electricidad (CFE), de Luz y Fuerza del Centro (LFC), y evidentemente
esas propuestas han sido desechadas en el debate.
En un afán por convencer a los diputados para impulsar
una reforma energética, Calderón Hinojosa afirmó que
las empresas deben ser públicas y no deben ser protegidas como tales,
sino fortalecidas. En esos momentos, a las afueras del recinto legislativo
de San Lázaro, unos 300 trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas
(SME), encabezados por su líder, Rosendo Flores, se manifestaron
contra la privatización del sector energético.
En las casi cuatro horas que duró su comparecencia,
Calderón Hinojosa insistió una y otra vez en que la propuesta
del gobierno federal no es la privatización de sus empresas del
sector, sino incluso pretende fortalecerlas. "No deben ser vendidas a particulares,
sino que debe establecerse un compromiso político, público
y presupuestal con su fortalecimiento y que no daña, al contrario,
beneficia al país el que podamos ampliar la posibilidad de participación
de la inversión no sólo pública que debe reforzarse,
sino también diferente a la del Estado", matizó.
Previamente, ante los legisladores en el Salón
Verde, el titular de la Secretaría de Energía defendió
el esquema conocido como contratos de servicios múltiples (CSM),
que permiten a las empresas trasnacionales explorar y explotar el gas no
asociado en la cuenca de Burgos, la región gasífera más
importante del país, ubicada entre los estados de Coahuila, Nuevo
León y Tamaulipas.
Ante la defensa de la presunta legalidad y el apego a
la Constitución de los CSM que desplegó Felipe Calderón,
el ex titular de Petróleos Mexicanos (Pemex) y ahora diputado por
la bancada del PRI Francisco Rojas Gutiérrez advirtió que,
con la reciente adjudicación de uno de los siete bloques asignados
a la empresa española Repsol, la paraestatal corre el riesgo de
convertirse "en un simple organismo de monitoreo".
Rojas Gutiérrez fue enfático al señalar:
"Bienvenida la inversión extranjera cuando es para colaborar y no
para sustituir a Pemex. No tenemos por qué ahora entregar nuestros
recursos, porque estos contratos son contrarios a los preceptos constitucionales.
Es muy claro que la explotación compete al Estado mexicano", y reprochó
que con esas decisiones se afecta a la economía nacional en su conjunto.
Hizo un llamado a "no abdicar al derecho de administrar nuestras riquezas".
Los CSM, dijo, son más que contratos de obra, son
una concesión; Pemex cuenta con la tecnología y con los recursos
para estas obras, aseguró el legislador priísta, quien en
su intervención dijo que el problema de fondo que impide el financiamiento
de la paraestatal es la excesiva carga fiscal que le impone el gobierno
federal para el gasto público.
Incluso, planteó que ante esta realidad la reforma
verdaderamente prioritaria es la fiscal, pues de lograrse permitiría
liberar recursos económicos para financiar las empresas del sector
energético y permitirles capitalizarse por medio de la reinversión
de sus utilidades.
Ante los múltiples reclamos de los diputados -principalmente
de PRD, PT y PVEM- de otorgar a Pemex y a la CFE autonomía de gestión
y una modificación a la pesada carga fiscal, el secretario Calderón
reveló que las modificaciones del régimen fiscal de Pemex
"están apenas en bosquejo", en pláticas, pero advirtió
que ante sus implicaciones debe ser revisado "con mucho cuidado".
Reiteró que la inversión requerida en el
sector eléctrico para los próximos diez años es de
560 mil millones de pesos. Informó que los compromisos de los proyectos
de infraestructura financiada con impacto diferido en el gasto público
(Pidiregas) asciende a 415 mil millones de pesos sólo en el sector
eléctrico.
Ante estos requerimientos, insistió en la participación
necesaria del sector privado para impulsar el crecimiento económico
debido a que cada punto porcentual de crecimiento tiene un efecto multiplicador
y se crean 100 mil empleos.
Respecto a la propuesta de eliminar el aprovechamiento
anual de CFE -renta que el gobierno le cobra por ser propietario de los
activos de la empresa-, que es de 40 mil millones de pesos anuales, no
resolvería los problemas de capitalización, porque esta cantidad
es apenas la mitad de los 80 mil millones de pesos que se recaudarían
si se aplicara el IVA generalizado en alimentos y medicamentos.
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