México D.F. Martes 21 de octubre de 2003
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Camacho y Ebrard: responsabilidad en entredicho
DECIAMOS AYER que tanto Manuel Camacho Solís
como Marcelo Ebrard Casaubón habían tenido conocimiento de
lo que sucedía con el predio Paraje San Juan, y que los fraudulentos
papeles con que se pretende hacer que el gobierno de la ciudad pague cerca
de 2 mil millones de pesos necesariamente habían pasado por sus
manos y, por razones hasta hoy desconocidas, el asunto siguió el
trámite, hasta ahora que reventó.
ES MUY probable que en aquella época, cuando
Carlos Salinas era dueño de vidas y haciendas, un hecho tan claro
o, mejor dicho, tan burdo, hubiera significado para sus compinches, es
decir, quienes lo acompañaban en el gobierno, peccata minuta,
pero eso no le quita, ni entonces ni ahora, lo fraudulento.
HAY MUY poca información de lo que sucedió
durante la penúltima regencia, aunque existen datos que podrían
llevar a responsabilizar a algunos funcionarios de aquella administración,
según se cuenta.
HASTA DONDE se sabe, en el gobierno de Cuauhtémoc
Cárdenas, que concluyó Rosario Robles, se emprendió
una serie de alegatos legales con el fin de evitar que los supuestos dueños,
o el supuesto dueño de aquellas tierras de la delegación
Iztapalapa, realizara lo que a todas luces parece un fraude.
NO OBSTANTE, el asunto siguió hasta ahora
y el escándalo ha tomado dimensiones no esperadas, porque alguna
responsabilidad en el asunto deberán tener tanto Camacho como Ebrard.
Y NO BASTA con declaraciones cínicas que
parecen concluir en un mexicanísimo: "ni modo", o en el reconocimiento
del hecho. Para el gobierno de la ciudad es de la mayor importancia que
la ley se cumpla, porque esa es la mejor garantía de la honestidad
propuesta por el mismo Andrés Manuel López Obrador.
SEGURAMENTE EL desenlace del asunto será
muy doloroso para muchos políticos que miraban en los dos personajes
-Camacho y Ebrard- una posibilidad de regresar a la administración
pública, pero más allá de los colaboradores y las
ambiciones burocráticas de los camachistas está sin duda
la esperanza que sembró el jefe de Gobierno en millones no sólo
de defeños, sino de habitantes de muchas o de todas las entidades
del país.
POR LO pronto, es necesario analizar y releer el
artículo que ayer publica este diario y que firma Samuel del Villar,
en el que da cuenta, paso a paso, cómo se fueron violando los preceptos
legales desde que el lío se inició con la expropiación
de los terrenos.
SI LA justicia federal no ha podido o seguramente
no ha querido llamar a cuentas a Carlos Salinas para que aclare un sinfín
de hechos administrativos en los que se presume que hubo irregularidades,
para el gobierno de la ciudad y para la Asamblea Legislativa del Distrito
Federal la presencia del ex presidente y sus declaraciones sobre el asunto
deberán ser de la mayor importancia.
NO OLVIDEMOS que lo que trataron de hacer los abogados
panistas y quienes dejaron pasar tal situación fue ni más
ni menos que quebrar financieramente a la ciudad.
ESTE HECHO no puede ocultarse a los ojos de quienes
deben a la ciudadanía cuando menos un poco de justicia.
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