México D.F. Lunes 27 de octubre de 2003
La propuesta, calificada de ''zedillista'',
divide a diputados del partido tricolor
Plantea Gordillo gravamen de 5 a 8% para alimentos
y fármacos
Representa una ''traición'' a las promesas de
campaña de nuestros candidatos, replican legisladores La discusión,
realizada en un rancho de Naucalpan, consumió cinco horas
ENRIQUE MENDEZ
Una propuesta para gravar con 5 a 8 por ciento de IVA
alimentos y medicinas, presentada por la coordinadora de los diputados
del PRI en la Cámara de Diputados, Elba Esther Gordillo, dividió
ayer a la bancada del tricolor, pues dentro del debate hubo legisladores
que la consideraron inclusive como zedillista y una ''traición''
a las promesas de campaña de los candidatos priístas.
El tema referido consumió cinco horas de discusión
y al cierre de esta edición los legisladores del Revolucionario
Institucional abrieron un receso y se perfilaban dos alternativas: someter
la propuesta a votación o posponer la decisión para mañana
martes.
La sugerencia generó tal polémica, que se
inscribieron para hablar en favor y en contra 60 legisladores; casi a las
10 de la noche el diputado federal Angel Buendía recomendó
que el documento se distribuyera entre los 223 integrantes de la fracción
parlamentaria en San Lázaro para que pudieran analizarlo antes de
iniciar una nueva discusión. Y es que la presentación que
hizo el diputado Tomás Ruiz, en formato Power Point, sólo
se hizo en pantalla y no se repartieron copias.
Respaldo virtual
La
secretaria general del PRI y coordinadora de los diputados, Elba Esther
Gordillo, recibió reclamos de sus compañeros, pues al inicio
de la reunión -en un rancho del municipio de Naucalpan- aseguró
que la propuesta tenía el respaldo de los sectores y las organizaciones,
versión que fue cuestionada por el dirigente estatal en Guanajuato
y dirigente del Movimiento Territorial, Wintilo Vega Murillo: ''Aquí
estamos los sectores y no se nos consultó; discúlpeme, maestra''.
A pesar de los cuestionamientos, Tomás Ruiz continuó
con los detalles del paquete fiscal armado por la burbuja de Gordillo
Morales. El planteamiento es que se reduzca la tasa general del IVA de
15 a 13 por ciento, y que de éste, 2 puntos se destinen a los estados
y el otro 11 por ciento a la Federación.
Asimismo se plantea que se aplique una tasa escalonada
del impuesto al valor agregado en alimentos y medicinas, con una canasta
básica exenta, que inicie con 5 por ciento a partir de 2004, y termine
en 8 por ciento en 2006. Las proyecciones del partido tricolor son
que el primer año se recauden por ese concepto 90 mil millones de
pesos adicionales, y 150 mil millones al concluir el sexenio de Vicente
Fox Quesada.
Aunque el paquete fiscal priísta contenía
otros puntos, el tema del IVA absorbió la discusión, durante
la cual fueron mayoritarias la opiniones de rechazo a la aplicación
del mencionado impuesto en alimentos y medicinas, pues se argumentó
que fue un compromiso de campaña del PRI no tocar ese tema.
También se criticó que el documento no se
había presentado con anterioridad, para que los diputados tuvieran
la oportunidad de analizarlo antes de la plenaria de ayer. Sin embargo,
el equipo de Gordillo señaló que si éste año
no se aprueba un presupuesto respaldado con una recaudación adicional
con ese impuesto, para enero de 2004 -como señalaron los legisladores
Francisco Suárez Dávila y Francisco Rojas- el dólar
se vendería a 14 pesos y se iniciaría un proceso devaluatorio
acelerado.
Ante los cuestionamientos de que este impuesto afectaría
la economía familiar de los mexicanos, Tomás Ruiz sostuvo
que 70 por ciento se obtendría de aquellas familias con más
alto poder adquisitivo y el 30 por ciento restante por los más pobres;
inclusive se habló durante la reunión de la conveniencia
de que el PRI asumiera los costos electorales de aprobar una medida de
ese tipo.
Regaño de maestra
En el punto más crítico de la discusión,
la diputada por Oaxaca, Sofía Castro Ríos, reclamó:
''¡Esa es una propuesta zedillista! Tomás Ruiz ni siquiera
priísta es''. El comentario fue atajado por Elba Esther Gordillo,
quien le dijo que si bien los diputados tenían libertad para expresar
sus opiniones, también debían tratarse con respeto.
A las 10 de la noche, luego de cinco horas de debate,
habían intervenido 40 oradores y faltaban casi 20 más, pues
el compromiso inicial había sido permitir que todos hablaran. En
ese momento se decretó un receso y aún no se decidía
si la propuesta se sometía a votación o se difería.
Los operadores de Gordillo Morales hicieron sus cálculos, que reflejaron
una bancada dividida y con fuerte rechazo a la intención de aplicar
un nuevo gravamen.
El tema de los consejeros electorales y la definición
de nuevos vicecoordinadores, ni siquiera se tocó.
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