México D.F. Lunes 27 de octubre de 2003
Reinaugura el jefe de Gobierno obras de restauración
Devuelven artistas mexicanos su esplendor al kiosco
morisco de Santa María la Ribera
MIRNA SERVIN VEGA
Hace
más de 100 años, 27 furgones trasladaron el kiosco morisco
desde la ciudad de México hasta la Exposición Internacional
de Nueva Orleans, en Estados Unidos, como muestra de la prosperidad en
materia de cultura y arte que había en la ciudad de aquella época.
Hoy tomó más de 40 años recuperar
sus figuras e iniciar un proceso de remodelación que fue inaugurado
ayer por el jefe de Gobierno local, Andrés Manuel López Obrador,
y la jefa delegacional de Cuauhtémoc, Virginia Jaramillo.
Tras el regreso del monumento histórico a la colonia
Santa María la Ribera, en 1910, el kiosco fue objeto de varias remodelaciones.
Sin embargo, a través de los años perdió partes originales
de su estructura, como los vitrales de las bóvedas y barandales,
además de sus colores, que se cubrieron de óxido.
Por ello, durante los últimos seis meses artistas
plásticos de Oaxaca y de distintas escuelas, pintaron a mano cada
figura de la filigrana morisca, luego del proceso de restructuración
dirigido por personal de los institutos nacionales de Bellas Artes y de
Antropología e Historia.
El kiosco morisco está construido en forma octogonal
con estructura realizada totalmente en hierro colado, y cuenta con una
cúpula central. Sus partes fueron fundidas en la ciudad de Pittsburgh,
Estados Unidos.
Los trabajos con los que se recuperó su belleza
original costaron más de 3 millones de pesos; sin embrago, los vecinos
no sólo apoyaron la inversión, sino que solicitaron el rescate
del lugar, debido a que se había convertido en punto de acumulación
de basura y orines y se promovía el vandalismo.
Jorge Gómez Jácome, director general de
la empresa McCartney Internacional, quien se encargó de la obra,
narró que el proceso de recuperación fue difícil,
ya que se citó a los vecinos para que devolvieran parte de las piezas,
y otras, que eran usadas como tendederos, fueron encontradas en vecindades.
Bruno Vázquez, quien coordinó la etapa de
cuatro meses en la que intervinieron 40 personas, entre artistas plásticos
y ayudantes, explicó que los trabajos se dividieron en un proceso
de limpieza de óxido sobre el metal, la consolidación (retiro
de remodelaciones anteriores) y la reintegración de las piezas con
colores originales (azul, naranja, rojo y dorado) dictaminados por un estudio
de ingeniería química.
Antes de este trabajo, cuenta, se hicieron las pesquisas
de la documentación que determinaron los lineamientos del trabajo.
Por ahora, aceptaron los restauradores involucrados en
la obra, falta trabajar o cambiar el piso, que quedó muy dañado
luego de años de ser usado por patinadores y ciclistas.
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