México D.F. Lunes 27 de octubre de 2003
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
La mano que mece la Corte
ES IMPOSIBLE dejar de lado la situación de la justicia y no nada más por el caso del Paraje San Juan, sino porque en los hechos existe, en ese segmento del poder, una crisis que, por ejemplo, para el jefe de Gobierno de la ciudad ha provocado corrupción.
AUNQUE SERA difícil demostrar la aseveración del gobernante, nunca como ahora algunos de los ministros de la Corte fueron exhibidos ante la gente como grupo de impunes ejecutores de injusticia.
LA GRAN pregunta para muchos, sembrada desde luego por los fallos fallidos es: Ƒde dónde o cómo llegaron los abogados que integran la Suprema Corte a ocupar tan elevado y delicado cargo?
BUENO, LA cosa es que los 11 ministros que, según su saber y entender, ejercen la justicia sin menoscabo alguno de su persona ni de sus conciencias, aunque sus dictámenes vayan en contra de la sociedad en su conjunto, son, por decirlo de alguna manera, electos por el Presidente de la República.
VAMOS, ESTE poder que a cada momento clama por su independencia proviene de las decisiones de la máxima autoridad en un régimen, en un sistema presidencialista.
FACIL SERIA decir que a eso, a la enorme fuerza del Presidente, se debe el nombre del sistema, pero precisamente por ello es que debería gozar de la independencia que marca la Constitución, pero que se halla pervertida desde la propuesta que hace la Presidencia y luego aprueba el Senado sin mayores problemas.
Y NO se queda en eso, las ternas que envía la Presidencia al Senado son manoseadas, por decirlo de algún modo, por los abogados más poderosos del país, por ejemplo, aquellos que legislan y litigan.
LAS RECOMENDACIONES de los abogados-políticos o de los políticos-abogados pesan a la hora de integrar las listas con los nombres de quienes van a ocupar los asientos en la Suprema Corte.
POR MUCHO tiempo el PRI y sus abogados tuvieron la posibilidad de colar a sus preferidos hasta esos niveles; ahora, y no por cuestión de este gobierno, es el PAN el que controla ese poder, según se ufanan algunos militantes de ese partido.
FUE ERNESTO Zedillo, el cínico más grande de la historia reciente del país, quien impuso o nombró a casi todos los ministros actuales, pero para nadie resulta sorpresivo, como aseguran los panistas, que la lista fuera acomodada al gusto del propio Diego Fernández de Cevallos.
ZEDILLO ENTREGO el poder al panismo no porque su gobierno fuera desastroso, que lo fue, ni porque tratara de cumplir el anhelo ciudadano de ver respetado su voto, sino porque había que dar gusto a quienes más tarde le resolverían la vida, a sus patrones en Estados Unidos.
EN ESA coyuntura nadie mejor que Fernández de Cevallos para poner el pie encima de un poder lastimosamente errático, por no usar el calificativo que usó López Obrador y jalar agua para su molino.
SI, DIEGO Fernández fue el mismo que logró un "fallo" millonario en su favor y en contra de la Secretaría de la Reforma Agraria, es decir, hizo triunfador a su cliente y logró que la gente de este país cargue una deuda más, como si no fuera suficiente el Fobaproa, por ejemplo.
DESDE LUEGO en este gobierno, donde la democracia no alcanza para llegar al nombramiento de los jueces, los abogados panistas se han dado vuelo y acumulan sus ganancias empobreciendo a los que muy poco o nada tienen.
AUN ASI hay quienes levantan la voz para pedir que se ejerza la justicia y que la gente, no López Obrador, pague el resultado de una decisión de los jueces amparada en un inmenso fraude. Ni modo.
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