México D.F. Lunes 27 de octubre de 2003
El coreógrafo alemán Felix Ruckert
presenta en el FIC Deluxe Joy Pilot
"El arte sin provocación es sólo entretenimiento"
ANGEL VARGAS ENVIADO
Guanajuato, Gto., 26 de octubre. El sexo como arma
provocadora es la tarjeta de presentación con la que llegó
a Guanajuato el coreógrafo alemán Felix Ruckert, cuya compañía
ofrece desde el sábado y hasta este lunes tres funciones de su obra
Deluxe Joy Pilot, en el contexto del 31 Festival Internacional Cervantino.
''Soy feliz cuando se me califica y trata como un provocador.
Lo soy, en efecto, y además radical'', asume el también bailarín,
quien se inscribe entre los exponentes más importantes de la nueva
generación de la danza en su país natal. ''Es imposible concebir
el arte sin la provocación, porque de otra forma se convierte sólo
en entretenimiento".
La
sexualidad y el sexo, considera, son intrínsecos de la danza, como
expresión humana y artística: "La historia nos demuestra
que danza y sexualidad son parte de lo mismo, un único elemento".
Es a partir de ahí que su propuesta tiene como
eje un intenso manejo corporal a través del contacto físico,
creando circunstancias y atmósferas al mismo tiempo sublimes y tensas.
Sin embargo, precisa que a nivel visual y perceptivo sus
creaciones no son tan explícitas en cuanto a referencias sexuales
y eróticas, sino que gusta manejarse en terrenos de la sugerencia
y la insinuación.
''Como artista, comienzo a ejercer la sexualidad desde
el inicio del proceso creativo, es decir, en los primeros planteamientos
de mi pensamiento. Después es algo que se van diversificando en
diferentes fases hasta que parece desvanecerse. Ya en la obra terminada,
puede advertirse como un código que nos es común a todos",
apunta.
"No hay escuelas para aprender a manejar sin pudores ni
prejuicios el sexo ni la sexualidad. Es algo que culturalmente nos hace
falta. En todas las civilizaciones de Occidente nos hemos preocupado por
desarrollar una cultura de la comida, del vestido, del comportamiento,
pero no una de la sexualidad. Es una materia en la que somos unos improvisados,
muy cercanos a los nerdenthales.''
Alumno de Pina Bausch, con especializaciones en academias
de París y Nueva York, Felix Ruckert destaca que lograr la interacción
total con el público es otro de los elementos esenciales de su trabajo.
Por ello, dice, es que busca integrarlo como elemento participativo de
sus obras.
Tal es el caso de Deluxe Joy Pilot, la pieza que
presenta en el Cervantino, en la cual el coreógrafo alemán
desarrolla un planteamiento escénico intimista en todos los sentidos,
desde el hecho mismo de restringir la entrada a un reducido número
de espectadores.
El público tiene la posibilidad de apreciar la
obra desde las butacas del teatro o bien en una serie de sillones inflables
y camas que se hallan dispuestas en el recinto.
Estos
muebles, además de cumplir una función escenográfica,
también son utilizados dentro del discurso escénico, a la
par de sus ocupantes, como parte de un manejo lúdico y de gran impacto
estético desarrollado por los diez bailarines que integran la compañía
alemana.
El diálogo entre danzarines y público es
directo, no hay barreras. Las acciones se desarrollan de manera interactiva.
Hay contacto físico, mucho contacto; frotamientos, acercamientos
piel a piel, rostro a rostro, mirada a mirada. Movimientos. Audacias. Calor
y sudor. Es un juego provocador y al mismo tiempo divertido.
El objetivo de Ruckert, según resume, consiste
en franquear la relación convencional entre artista-espectador y
detonar así reacciones en cadena a partir de la kinestesis, es decir,
si alguien realiza una acción, como reír o bostezar, el otro
la continúe y así de manera sucesiva.
"Soy de la idea de entender y utilizar a la danza como
un vehículo para contagiar emociones, ideas y sentimientos. Se trata
de un arte que no sólo es visual, sino cuya energía debe
también percibirse y sentirse.''
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