México D.F. Martes 28 de octubre de 2003
Presentan sus obras Vida perdida y Las
ínsulas extrañas, publicadas por el FCE
Ernesto Cardenal termina sus memorias y vuelve a la
poesía
El Frente Sandinista se corrompió y acabó
con la revolución en Nicaragua, deplora
Marcos encabeza un movimiento ''de gran esperanza
para América Latina''
CESAR GÜEMES
Hay unas gotas de sabor acre en las palabras de Ernesto
Cardenal, aunque el motivo de su visita a México sea afortunado:
la aparición de sus dos libros de memorias, Vida perdida
y Las ínsulas extrañas, publicados por el Fondo de
Cultura Económica (FCE).
La postura del poeta y sacerdote no ha variado desde que
formó parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional
(FSLN) y es por ello que afirma: ''En Nicaragua se acabó la revolución.
El partido sandinista se corrompió y dejó de ser revolucionario".
A lo largo de los recientes cinco años ha dejado
dormir a la poesía para dedicarse a la prosa. A las mil páginas
que suman entre los dos volúmenes de memorias, agrega otro que aparecerá
también en el FCE, La revolución perdida. El trabajo
de la memoria, expresa, no fue doloroso ''sino arduo, porque era indispensable
recordar hechos ya olvidados".
Tardío apego religioso
-¿Cuáles
son los puntos de contacto entre los ejercicios del sacerdocio y el de
la poesía?
-Tuve la vocación de poeta desde que nací.
Ya tarde en la vida me vino el apego religioso. Fui desde entonces un poeta
que entregó parte de su trabajo a Dios. A eso añado la vocación
revolucionaria: la entrega a Dios me llevó a entregarme al pueblo.
No hay conflicto entre las tres misiones. Para mí la revolución
significó la puesta en práctica del Evangelio. Como
decía Camilo Torres, la revolución es la caridad eficaz.
En paz con sus recuerdos, que ha conjurado por escrito,
Cardenal es el mismo personaje de siempre: camisa de franela, boina, lentes
bifocales. Mira con curiosidad al breve bosque frente a él y dice:
''Ya no hay más memorias que escribir, sólo poesía.
Llego hasta el fin de la revolución. Contar lo que pasó después
ya no me interesa".
Sacerdote ''tardío", a decir de él, Cardenal
mantiene diferencias con el Vaticano: ''Esa es la monarquía más
absoluta que existe sobre la Tierra. Quienes buscan ser verdaderamente
cristianos no pueden estar de acuerdo con una sucesión de Pedro
que significa la negación de todo lo que predica el Evangelio.
Nada más contrario a los primeros cristianos que la corte vaticana.
Por eso nuestra fe no es en el Vaticano, ni en el Papa, sino en el ejemplo
de Jesucristo. La única Iglesia verdadera es la que está
con los pobres".
-Aunque sea difícil elaborar una sola hipótesis,
¿a qué atribuye que el sandinismo no se mantuviera en el
poder?
-A que ya no hay revolución. El partido sandinista
se corrompió y dejó de ser revolucionario. Por eso salimos
de él quienes, creo, éramos los mejores elementos. Hoy el
partido está dominado por un mando estalinista con el que es imposible
estar de acuerdo. Esa corrupción de la que hablo fue de orden moral
y económico, porque desvirtuaron los valores revolucionarios y muchos
se enriquecieron antes de dejar el poder. La única respuesta a esa
conducta es que parte de la condición humana es la debilidad por
corromperse.
''Algunos de los que habían sido guerrilleros heroicos
cayeron en esa tentación. Como lo dijo Eduardo Galeano: los que
no tuvieron miedo de entregar la vida, sí lo tuvieron de entregar
sus Mercedes Benz, sus casas y el producto de la rapiña que realizaron
desde la cúpula sandinista.''
-¿No estaría esa conducta prefigurada cuando
Edén Pastora decidió cambiar de bando?
-Se pasó a la Contra y ahora ha rectificado
bastante. Sólo que él no se corrompió nunca, aun cuando
estuvo sujeto a la silla: hoy no tiene siquiera casa dónde vivir.
Rapiña de Ortega y Borge
-¿A quiénes rescata de aquel grupo revolucionario?
-A Sergio Ramírez y algunos más que salieron
del partido a tiempo; no a los que se quedaron. No rescato, para emplear
el término, ni a Daniel ni a Humberto Ortega, que se enriqueció
como jefe del ejército; tampoco a Tomás Borge, guerrillero
legendario que participó luego en la rapiña.
No quiere del todo hablar de México, pero sí
del subcomandante Marcos. Se le aviva la mirada: ''Marcos
es una gran esperanza para América Latina, porque encabeza nuestra
misma revolución sólo que con una estrategia renovada. Digo
que es la misma porque implica los principios de Zapata y de Sandino. El
fue discípulo de Zapata, y Marcos junto con el EZLN lo son
de ambos. El movimiento del cual Marcos es vocero es de enorme imaginación,
originalidad y humor, que siempre es saludable preservar".
-Además de poner por escrito sus puntos de vista,
¿cómo lleva el peso de la historia?
-La verdad es que no soy un personaje de la historia,
sino sólo un sacerdote y un poeta que ha recibido cierto apoyo gracias
a la divulgación de su obra.
(Vida perdida y Las ínsulas extrañas
se presentan hoy a las 18:30 horas en la librería Daniel Cosío
Villegas del FCE, en avenida Universidad 985, colonia Del Valle.)
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