México D.F. Lunes 8 de diciembre de 2003
Es una cinta acerca de la sicosis y de la recontrucción
de la realidad, señala el director
Spider es en esencia un enfrentamiento entre
Samuel Beckett y Sigmund Freud: Cronenberg
JORGE CABALLERO
Este fin de semana se estrenó Spider, de
David Cronenberg. La película, según el cinerrealizador,
es "un sicodrama austero, que lleva en las entrañas un profundo
misterio. Es en esencia Samuel Beckett enfrentándose a Sigmund Freud".
La cinta está situada en el este de Londres, entre
los años 60 y 80, donde un niño profundamente desequilibrado,
Spider, ve a su padre asesinar brutalmente a su madre para después
remplazarla por una prostituta, Yvonne. Convencido de que ellos dos pretenden
asesinarlo, Spider teje un plan que tendrá un trágico final:
es encerrado en un manicomio. Años después saldrá
para incorporarse al mundo. Vivirá en una casa en la que lo cuidará
la señora Wilkinson. Spider dejará de tomar sus medicamentos
y empezará a tratar descifrar su pasado, de entender esos recuerdos
de su infancia que lo han atormentado, lo cual lo hace caer en las redes
de locura que él mismo tejió.
La
cinta de David Cronenberg está estelarizada por el actor británico
Ralph Fiennes como el personaje principal, Spider; Bradley Hall interpreta
al niño de 10 años de edad. El reparto se complementa con
los enormes actores: Miranda Richardson, Gabriel Byrne, Lynn Redgrave y
John Neville.
El guionista Patrick McGrath comenzó a escribir
la novela de Spider en 1988; él mismo la adaptó al cine.
La obra se titula así por varias razones: había cierta relación
corporal entre las arañas y el niño. Conforme McGrath desarrollaba
las complejidades de la historia, evasiones, negaciones, distorsiones,
comenzó a ver que Spider había tejido una red de mentiras
a su alrededor para ocultarse la verdad acerca de su niñez y de
la muerte de su madre. El tejido de esas redes continuaría en su
edad adulta.
Spider marca otro estilo cinematográfico
para Cronenberg, en cuanto que no utilizó efectos especiales. "Mi
elenco fue el único efecto especial que necesité, junto con
la cámara e iluminación de Peter Suschitzky y el diseño
de producción de Andrew Sanders", apunta.
El canadiense agrega sobre su cinta: "Me identifico completamente
con Spider. Spider c'est moi. El es un escrito y es un artista.
Un artista de la memoria. Su universo es el mío. Para dar un poco
de antecedentes deberé mencionar que Canadá fue colonia inglesa
mucho antes que Estados Unidos. No tuvimos independencia y el dominio de
Inglaterra y la presencia es mucho más fuerte que en Estados Unidos.
Mi padre era bibliófilo y anglófilo. Así que desde
niño leía libros y revistas en inglés. Y también
vi esas cintas inglesas maravillosas. Sentí la presencia de Carol
Reed y James Mason mientras hacía Spider. Pero la verdad,
creo que me falta bastante para poder expresar todo mi universo personal
en mis cintas. Para ello necesito unos cientos de años más
y productores muy ingeniosos".
Sobre lo más importante que tiene Spider,
el director de Extraños placeres menciona: "Una vez que entiendes
y aceptas la premisa del filme, te das cuenta de que no puede haber una
verdad objetiva. Las interpretaciones son infinitas. Spider es una
cinta acerca de las sicosis y de la reconstrucción de la realidad.
Para ser más preciso, es el proceso continuo de construcción
de la realidad. Un sicótico hace básicamente lo mismo que
cualquier otro ser humano, pero está fuera de sincronía con
los otros miembros de la sociedad y por ello no es consistente en sus estructuras".
Cronenberg dice que "Patrick logró hacer una película
de texturas, como su novela. Yo participé muy poco en el tratamiento
del guión. Por ejemplo, le señalé que la voz de Spider
tendría que ser diferente en el cine. En la película casi
no habla, más bien es pantomima. En la novela, la premisa es que
uno como lector está leyendo el diario de Spider. En la película
ese diario está escrito con jeroglíficos para mostrar lo
complicada que es la mente de araña. Esa fue una de mis aportaciones".
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