La retórica nacionalista puede revertirse contra el Kremlin en elecciones próximas

Ante críticas a comicios rusos, responde Putin: "reflejan lo que la gente quiere"

La cifra de votos contra todos superó la recibida por partidos que no alcanzaron escaños

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 8 de diciembre. Aunque todavía no concluye el recuento de votos en los distritos de mayoría relativa, que aportan la mitad de los miembros de la Duma, el Kremlin consiguió ya la mayoría calificada de dos terceras partes de los diputados, con lo cual no tendría impedimento para modificar la Constitución de Rusia.

La votación de las listas de partido, escrutado este lunes 97.87 por ciento de las boletas depositadas, arrojó el siguiente resultado en las legislativas del pasado domingo:

Rusia Unida (RU), partido oficialista, obtuvo 36.65 por ciento, que se traduce en 117 diputados de representación proporcional; el Partido Comunista (PC), 12.7 por ciento y 41 diputados; el Partido Liberal Democrático (PLD), del ultranacionalista Vladimir Zhirinovsky, 11.6 por ciento y 38 diputados, y la coalición Patria, nacionalista, de centroizquierda, 9.1 por ciento y 29 diputados.

Quedaron fuera de la cámara baja del Parlamento ruso los partidos que en la anterior legislatura representaban a los liberales y la derecha, Yabloko (4.3 por ciento) y la Unión de Fuerzas de Derecha (4.0 por ciento), igual que las restantes 17 agrupaciones que contendieron, al no alcanzar el umbral de 5 por ciento, que permite acceder al reparto de las diputaciones plurinominales.

La opción del sufragio contra todos (4.8 por ciento), contemplada en las boletas como forma expresa de voto de castigo, superó a los partidos que no lograron entrar en la Duma.

La participación apenas pasó de la mitad del padrón, 52.62 por ciento, cifra que duplica el mínimo requerido, pero mucho más baja que en anteriores comicios.

En los 225 distritos de mayoría relativa, a partir de los datos conocidos hasta ahora, emerge el siguiente panorama:

RU ganó o encabeza la votación en 105 distritos; el PC, en 12; el PLD, en ninguno; la CP, en ocho; la SPS, en dos; el Partido Agrario, aliado del PC, en dos; el Partido Popular, criatura del Kremlin, en 19; y las demás agrupaciones que compitieron, en ocho.

También hay 65 diputados que se postularon como "independientes" y que desde ese momento son codiciados por las bancadas grandes para, una vez cooptados, aumentar su presencia en la cámara.

La composición de la nueva Duma, al menos la que se perfila como más probable, tomando en consideración sólo las cuatro fracciones más grandes, sería ésta:

Rusia Unida, la bancada más numerosa, tendría 222 diputados, apenas cuatro menos que la mayoría absoluta de 226, suficiente para aprobar cualquier iniciativa de ley presentada por el Kremlin; el PC, incluyendo a sus dos aliados agrarios, será la primera minoría, con 55 diputados; el PLD, 41 diputados, y la coalición Patria, 37 diputados.

Conclusiones preliminares

Así, el Kremlin controla la mayoría calificada de dos tercios de los diputados, con los votos de RU, PLD y CP, más los escaños del Partido Popular. Con estas cuatro bancadas el presidente Vladimir Putin tiene ya el respaldo incondicional de más de 300 diputados, sin contar los que puedan reclutar sus operadores entre los 65 legisladores "independientes".

Es prematuro aventurar de qué manera concreta usará Putin este poder ilimitado. La incógnita se despejará, quizás, no antes de que sea relecto en las presidenciales de marzo próximo.

A la vez, es claro que Rusia se encuentra en la antesala de un régimen autoritario, que podría manejar a su antojo el Parlamento y no tendría ningún contrapeso en la sociedad. Junto con una Duma completamente sometida, el Consejo de la Federación, o Senado, tampoco da un paso sin el visto bueno del Kremlin.

Una de las primeras reformas de Putin fue cambiar la forma de integración del Senado: sus miembros dejaron de ser electos por la población y, de hecho, se designan desde Moscú.

La enorme brecha que separa a RU del segundo partido más votado, el PC, cuyo líder insiste en que hubo fraude, se debió -según la misión de observadores de la Organización para la Cooperación y Seguridad en Europa- a que estas elecciones "fueron libres, pero no justas", dado que el vencedor gozó de todo tipo de ventajas sobre los demás, lo cual "necesariamente distorsionó los resultados".

El mandatario ruso respondió hoy que los resultados "reflejan lo que nuestra gente quiere". Es de suponer que Putin tiene claro que los rusos -al margen de la apabullante manipulación mediática, criticada por los observadores internacionales- votaron más por él que por Rusia Unida, partido carente de proyecto propio, y confían en que la Duma ya no será obstáculo para que se apliquen políticas que mejoren el nivel de vida de los más necesitados.

Lo anterior se desprende del análisis regional del voto, el cual confirma que dieron su apoyo al icono comicial personificado por Putin los sectores más empobrecidos de la población, antes parte del electorado tradicional del PC. Esos votantes, al parecer, no se dan cuenta de que mientras mayor sea el poder del presidente, si Putin fracasa en el empeño -por ejemplo cuando irremediablemente se derrumben los precios internacionales del petróleo y deje de ser tan favorable la coyuntura económica-, quizá entonces habría en Rusia un régimen en el cual ya nadie podrá reclamarle nada al jefe de Estado.

Aunque se decidió encarcelar al accionista mayoritario de la petrolera Yukos, Mijail Jodorkovsky, para sentar el precedente entre los magnates escandalosamente enriquecidos a la sombra de Boris Yeltsin, de que sólo se va a permitir que financien a los partidos que el Kremlin indique, el manejo populista de la persecución del hombre más rico de Rusia repercutió en las urnas. Por un lado, agregó votos a Rusia Unida; por otro, los quitó a los partidos de derecha y liberales, que quedaron fuera de la Duma.

Sería muy grave que los 55 millones de rusos, casi la mitad del padrón, que desdeñaron estos comicios no hayan acudido a las urnas por creer que su voto nada puede cambiar ante los artilugios de los clanes que gobiernan desde el Kremlin. Porque son éstos, y los intereses económicos que representan, los que marcarán la pauta en la Duma, convertida en maquinaria burocrática del voto mecánico.

Al no existir en este país listas de partido cerradas, Rusia Unida engañó a muchos de quienes le depositaron su confianza, pues cuando comience labores la Duma su bancada tendrá poco que ver con los grandes personajes que fueron postulados sólo para contribuir a captar votos. Los ministros federales -salvo uno, el del Interior, Boris Gryzlov, que suena para presidir la Duma-, los presidentes de repúblicas y gobernadores, no menos de la tercera parte de la lista de RU, jamás ocuparán sus escaños, que serán cedidos a disciplinados desconocidos.

La retórica nacionalista, que en esta ocasión sirvió para arrancar votos al PC, puede revertirse contra el Kremlin en elecciones próximas, de igual modo que el éxito alcanzado por la coalición Patria, muy por encima de sus propias expectativas, puede afectar los equilibrios en el entorno de Putin.

Seguramente el Kremlin no atenderá la recomendación del ultranacionalista Zhirinovsky de "fortalecer el ejército para hacer lo mismo que Estados Unidos: invadir a otros países y apropiarse de sus riquezas". Por ahora bastará con decirle que ya terminó la campaña electoral. ƑY cuando Zhirinovsky se llegue a creer presidenciable?

También habrá que contener la euforia de Patria, que ya está reclamando para su líder, Serguei Glaziev, el nombramiento de primer ministro.