México D.F. Martes 9 de diciembre de 2003
La apatía gubernamental causa vulnerabilidad
entre los pescadores locales
Inversionistas extranjeros, tras la riqueza pesquera
de México
Demandan aprovechar la cultura científica marina
y deslindarla de intereses políticos
MATILDE PEREZ U. /III Y ULTIMA
Inquieto por el "olvido" en que el gobierno federal mantiene
a la actividad pesquera y porque al igual que otras industrias corre el
riesgo de que la producción acuícola, captura en altamar
y comercialización queden en poder de los extranjeros, el presidente
de la Cámara Nacional de las Industrias Pesquera y Acuícola
(Canaipesca), Carlos Hussong González considera que México
no tiene una estrategia de planeación para este sector esencial
para la alimentación del pueblo y potencial generador de empleo.
Subraya que los ejes de la sustentabilidad y del desarrollo
de esta actividad dependen de mantener al Instituto Nacional de la Pesca
(INP), pero como un organismo independiente; actualizar la Carta Nacional
Pesquera e iniciar un programa emergente de modernización de la
flota, que incluya la apertura de los astilleros del país.
Dirigente de la organización con más de
medio siglo de existencia, en la que participan 500 industriales que aportan
70 por ciento de la producción pesquera nacional, Hussong González
reconoce que "hay una gran cultura científica marina que debe aprovecharse
más" y por eso considera que el INP debe quedar al margen de los
intereses y presiones de los políticos en turno.
Los científicos -abunda- son los responsables de
actualizar la Carta Nacional Pesquera, que es una especie de "sonar" de
los pescadores. "Es un instrumento que debe modificarse cada año,
porque los recursos no son estáticos", puntualiza. Considera que
algunas de las siete especies que actualmente están reservadas para
la "pesca deportiva" deben pasar al stock industrial, como el pez
marlin (espada) y el pez dorado que ingresa a la zona natural protegida
del golfo de California.
"No
hay ninguna justificación para que una especie sea exclusiva de
turistas; eliminar esas restricciones no afectaría la sustentabilidad,
porque habría un ordenamiento y límite de captura", asienta.
A manera de ejemplo menciona que en el Pacífico norte hay 30 mil
toneladas de pelágicos mayores y la parte mexicana -con sus 48 barcos
y 360 palangreros- apenas captura 2 mil toneladas, el resto se va a aguas
internacionales en las que la disputa está entre estadunidenses,
coreanos, japoneses y otros. Lo que nosotros no capturamos por atender
las recomendaciones de grupos ecologistas, como Conservación Internacional,
lo hacen otros".
Integrante de un grupo de industriales del atún
que posee cinco barcos, de los cuales el más nuevo tiene 16 años
de uso, Hussong González responsabiliza a los gobiernos estatales
que tienen costa y al federal por el desorden que prevalece en las pesquerías
mexicanas. "La pesquería múltiple -quienes tienen un permiso
que los autoriza a capturar distintas especies- es lo que ha provocado
el desorden", asegura. Sin embargo, se pronuncia en favor de que en algunos
casos, como en las especies anchoveta, macarela y sardina -"que son como
primos hermanos porque nadan juntos-; se otorgue un solo permiso, sin que
eso signifique crear desorden".
Crítico del "desorden" que -asegura- prevalece
en la pesca ribereña, porque los gobernadores y autoridades federales
siguen viendo en el mar la salida a la falta de empleo, y de que las temporadas
de captura en altamar se limiten de dos a tres meses, porque "hay demasiados
barcos", el industrial atunero apunta: "¿de qué sirve sacar
producto que no se va a comercializar?, ¿para qué hacer un
esfuerzo humano en un recurso que todavía tiene un buen precio -como
el camarón- si al finalizar el día no va a ser rentable para
nadie porque ya no se puede vivir de ello?"
Estima que además de "redimensionar la flota pesquera"
destinada a la captura de algunas especies, se deben otorgar permisos que
incluyan el volumen máximo de captura -como sucede en otros países-,
para que no decaiga la rentabilidad, además de permitir la captura
de especies de pelágicos mayores que actualmente están "protegidos".
En las especies en las que ya no hay espacios -como en el caso del camarón-
hay que reducir o negar los permisos y en otros hay que abrirlos, insiste.
Hussong González al igual que otros industriales
del atún ha sostenido una fuerte batalla para que Estados Unidos
abra totalmente las puertas al túnido mexicano -la disputa en torno
al acceso del mismo lleva poco más de una década-, inclusive
se ha manifestado en favor de que el gobierno mexicano presente una queja
sobre el atún ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Para este año, la producción de atún se estima que
será de 160 mil toneladas, de las cuales 30 mil se "quedarán
temporalmente sin mercado"; a la fecha México coloca menos de 500
toneladas de atún enlatado en Estados Unidos, ya que la mayoría
de los consumidores se resisten a adquirir el producto si no tiene la etiqueta
"libre de delfín".
Acuacultura, un futuro empeñado
Mientras países como Ecuador, Perú, Brasil,
además de los asiáticos, aumentan sus inversiones en la acuacultura,
ya que la visualizan como la alternativa de oferta de pescado y marisco
ante el aumento de la demanda, en México "no se ha logrado consolidar
un sistema de información que permita analizar los verdaderos impactos
que se derivan de las acciones de siembra y repoblación de los cuerpos
de agua continentales, la colecta de estadísticas respecto al número
de crías sembradas y distribuidas en cada ciclo contribuye poco
a esclarecer el tema", asienta el Instituto Nacional de la Pesca (INP)
en el estudio Estado de salud de la acuacultura.
La Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca)
estima que el potencial pesquero del país puede elevarse por medio
del impulso a la acuacultura y generar ingresos de 400 millones de dólares;
en los pasados cuatro años los ingresos generados por esa actividad
sumaron 613 millones de dólares, de los cuales poco más de
la mitad correspondieron a la venta externa de camarón.
Sin embargo, en los dos años recientes el actual
gobierno ha descuidado los centros reproductores de especies demersales,
como la reproducción de trucha arco iris en el centro acuícola
El Zarco, el más antiguo e importante del país. Investigadores
del INP, trabajadores y hasta el Sindicato Democrático de Trabajadores
de Pesca y Acuacultura alertaron a Conapesca de la presencia de la epidemia
necrosis pancreática infecciosa -que provoca el entallamiento de
las vísceras de los peces e impide su desarrollo- introducida por
las importaciones de huevo oculado que realizó un particular y quien
pidió al centro que lo apoyara en la reproducción de las
crías.
Conapesca no prestó atención al llamado
y el centro tuvo que destruir todas sus existencias. Ahora debe cambiar
tuberías, ductos y estanques, pero la autoridad federal argumenta
que "no hay dinero". Así, la introducción de huevo oculado
de trucha arco iris está totalmente controlada por un grupo de empresarios
privados del estado de México, quienes compran a una empresa estadunidense
dicho producto a 15 centavos, sin que se haya aprobado un control sanitario
más estricto, por lo que los riesgos de enfermedades se elevan.
El Zarco fue creado en 1943 y forma parte de los 41 centros
acuícolas del gobierno federal que durante sus primeros años
fueron utilizados para repoblar los embalses. A partir de la década
de 1970 inició el fomento a la acuacultura, entonces el "gobierno
federal subsidió todo desde la construcción de los estanques
hasta la entrega gratuita de los huevos oculados, principalmente de tilapia,
carpa y bagre. Paralelamente, la Secretaría de Educación
Pública impulsó la instrucción técnica. A mediados
de la década de los 80 empezaron a cortarse los recursos; ya no
había dinero para comida, desinfectante ni otras actividades indispensables
para mantener los centros", menciona Maximino Hernández, secretario
general del Sindicato Democrático de Trabajadores de Pesca y Acuacultura.
Al iniciar la última década del siglo pasado
empezó a crecer la truticultura (producción de trucha en
estanques), los productores se dieron cuenta que era buen negocio, entonces
El Zarco era el único centro que a escala federal producía
esa especie y además regalaba las crías. Por el incremento
de la demanda empezaron las importaciones de huevo oculado para el que
sólo se exigía un periodo de cuarentena y un certificado
sanitario de origen. "Cerca de 250 organizaciones sociales, la mayoría
integradas por 10 personas, del estado de México, aprovecharon la
oportunidad; varios de sus integrantes salieron de la pobreza", comenta
el dirigente sindical.
Antes del brote de la enfermedad viral, el costo de producción
de trucha en El Zarco era de 30 a 40 centavos, mientras que el importado
era de 15 centavos, pero los riesgos de enfermedades eran muy elevados.
Actualmente la enfermedad que provocó el quebranto en El Zarco está
presente en todo el país; sin embargo, la norma de emergencia para
atender el problema sigue detenida. "El gobierno no ha atendido la propuesta
para cambiar la forma de trabajo de ese centro, ya que competiría
fuertemente con el negocio de muchos privados e importadores de huevo oculado.
El cierre de dicho centro marcaría el inicio de la desaparición
del resto", asienta Hernández.
La acuacultura es una alternativa para generar empleo,
pero no sólo hay que pensar en el la producción de camarón
o de las especies más conocidas, pues hay un centenar de especies
nativas que podrían reproducirse.
Los protagonistas
La industria procesadora de productos pesqueros está
integrada por 400 plantas.
62 por ciento de los productos exportados son crustáceos.
30 por ciento son túnidos, langosta, pulpo, sardina
y calamar.
8 por ciento son moluscos en conserva.
Los principales mercados son Estados Unidos, Japón,
Corea y Canadá.
Entre las principales plantas procesadoras de atún
están: Pescados Industrializados SA (Pinsa); Productos Pesqueros
de Mazatlán, del grupo Fair; Maz Industrial; Conservas del Pacífico;
Empacadora Mar; González Pérez y Reyes; Rowen; Conservera
San Carlos; Pesquera Matancitas; Mar Industrias; Pescado de Chiapas, del
grupo Herdez, y Pesqueros de Guaymas.
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