México D.F. Martes 9 de diciembre de 2003
El Turner Prize escandaliza otra vez a GB
Para ceramista travesti, el prestigiado y polémico premio de arte contemporáneo
AFP
Londres, 8 de diciembre. El artista travesti Grayson Perry ganó el domingo en Londres la vigésima edición del Turner Prize, el prestigioso y polémico premio de arte contemporáneo británico al que este año aspiraban cuatro candidatos.
Perry, ceramista de 43 años que acostumbra vestirse de mujer en sus apariciones públicas, fue elegido por una serie de vasijas de cerámica de apariencia clásica pero que, vistas de cerca, representan escenas de violencia doméstica, a menudo relacionadas con la infancia.
En las paredes de la Tate Britain, la galería londinense que exponía desde octubre las obras de los candidatos al premio, también se presentaba un vestido de color amarillo pollito, uno de los modelos que se enfunda el artista cuando se transforma en Claire, su alter ego femenino.
"Ya era hora de que un ceramista travesti ganara el Turner Prize", dijo Perry, que en esta ocasión lucía un vestido de niña al recibir su premio la noche del domingo en la Tate Britain.
El Turner Prize, dotado con 20 mil libras esterlinas (unos 30 mil dólares), está abierto desde hace 20 años a los artistas británicos de menos de 50 años. El galardón es otorgado por un jurado internacional que examina toda la obra que los candidatos han creado en los últimos 12 meses.
Reportes de la prensa londinense señalan que los artistas ''tradicionales'' consideran el galardón una burla nacional. Sin embargo, sigue como uno de los premios más prestigiosos del arte de vanguardia.
El año pasado Keith Tyson, de 33 años, resultó ganador. El jurado reconoció ''la fuerza visual de su obra, que se expresa a través del dibujo, la pintura, la escultura y las instalaciones''.
Tyson presentó gran cantidad de material, incluyendo esculturas, una pared cubierta de pinturas y su obra maestra, una burbuja luminosa que, a manera de lámpara que cambia constantemente de color, similar a un antiguo globo terráqueo, plasmaba ''su preocupación por los misterios del universo".
En 2001, la polémica alcanzó uno de sus puntos más altos. Martin Creed ganó al instalar una habitación vacía con una serie de luces que se apagaban y se encendían cada cinco segundos, cuyo título era: Luces que se encienden y se apagan.
No obstante la polémica, más de 50 mil visitantes han acudido al museo donde se exhiben las obras de los finalistas desde hace un mes. La muestra no se aconseja para menores de 16 años.
Los rivales de Perry en esta edición fueron los hermanos Jake y Dinos Chapman, favoritos de la prensa, quienes presentaron dos muñecas inflables desnudas, dispuestas de manera sexualmente explícita sobre un colchón neumático de azul intenso, todo ello fundido en bronce y titulado Death (Muerte).
Como cada año desde que se instituyó el premio, poco importa quién gane, pues todos los ingredientes de la controversia están listos desde que se dan a conocer las obras y autores finalistas.
Este año la polémica se desató por las flores marchitas de Anya Gallaccio, el angustiante video de Willie Doherty y la "reinterpretación de Francisco de Goya", de los hermanos Chapman.
En reacción al premio Turner, en junio pasado el periódico conservador The Daily Mail organizó su propia exposición, mucho más clásica, titulada Not a Turner Prize. ''Concebimos esta muestra como un antídoto'' contra el Turner Prize, además ''porque queremos recalcar el entusiasmo de los británicos por el arte tradicional", declaró Eric Bailey, subjefe de redacción del diario.
El año pasado el premio Turner fue calificado por el entonces ministro de Cultura británico, Kim Howells, de ''basura conceptual''. Otro movimiento artístico conocido como los Stuckists generalmente protesta en las puertas de la exposición.
Para el director de la galería Tate Britain, Stephen Deuchar, "es importante que todo el mundo hable de arte".
Grayson Perry dedicó su galardón a su esposa Phillipa y consideró que su triunfo premia a una vanguardia que él llama ''de táctica guerrillera, de aproximación furtiva'', y finalizó: "Creo que causo más problemas al mundillo del arte por ser ceramista que por ser travesti".
Su obra, consideraron los jurados, rompe el molde en una sociedad como la británica, que a veces puede ser conservadora hasta en lo rupturista.
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