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México D.F. Martes 23 de diciembre de 2003

El campo nacional, principal perjudicado por la apertura comercial

El TLCAN, 10 años sin rumbo para México, mientras EU celebra su éxito

AFP

Nuevo Laredo, 22 de diciembre. Estados Unidos festeja lo que llama un ''éxito tremendo'' del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y México no puede ocultar el sacrificio que a nombre del neoliberalismo ha debido realizar a lo largo de una década. El estallido de la rebelión zapatista en Chiapas, en la misma fecha en que entró en vigor el acuerdo comercial, es su memoria.

Diez años sin rumbo. El espejismo del pujante sector maquilador hoy está amenazado por la competencia china, la liberalización del transporte de mercancías sigue pendiente, a la fecha no hay siquiera la iniciativa de un acuerdo en materia migratoria que proteja a los connacionales que hoy representan la principal fuente de divisas para México.

Aun más. El campo mexicano aparece como el principal perjudicado de la apertura comercial que, en trazas, deberá enfrentar todavía la liberalización del maíz y el frijol, dos de las semillas que integran la dieta básica del mexicano.

El balance del TLCAN es ambiguo. Las cifras apoyan y niegan al mismo tiempo un posible avance económico o beneficio para los mexicanos.

Una década después de ejercicio de libre comercio, México envía a Estados Unidos 85 por ciento de sus exportaciones. Pero para Estados Unidos, el ingreso de los productos -la mayor parte proveniente de las maquiladoras- representa sólo 11.2 por ciento de sus importaciones.

El PIB per cápita aumentó, pero no de manera equitativa. En México, el 10 por ciento más rico incrementó su poder adquisitivo mientras el restante 90 por ciento se quedó igual o perdió, según datos de la Comisión para Cooperación Laboral.

''Los salarios reales de la mayoría de mexicanos son hoy más bajos que cuando el TLCAN entró en vigor'', asegura un reciente estudio del Carnegie Endowment for Peace de Nueva York. Aunque reconocen la incidencia que en ello tuvo la crisis y la devaluación del peso en 1994.

En materia agrícola, México entró en el TLCAN con un campo que no estaba preparado tecnológica ni históricamente para recibir la sacudida que supuso la caída de aranceles.

''En realidad en estos 10 años la única definición posible es la muerte de la agricultura y las actividades campesinas de México. El tratado ha forzado a que 2.5 millones de agroproductores emigren a las ciudades, donde el mercado laboral tampoco les da empleo'', denunció Víctor Suárez, dirigente de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC).

En ningún otro sector quedaron más patentes los contrastes del TLCAN como en el agropecuario. Y ninguna otra transformación ha generado tanta ansia y debate social en un país en el que durante el siglo XX se repartió la mitad de su territorio, 103 millones de hectáreas, para que sus pequeños campesinos no siguieran muriéndose de hambre.

De acuerdo con el Foreign Trade Statistics US Census Bureau, en 1995 Estados Unidos exportaba a México 3 millones 164 mil 615 toneladas métricas de maíz; en 2003 las exportaciones del grano suman 5 millones 234 mil 822 toneladas.

Según algunas estimaciones, el maíz estadunidense, cuyas cuotas de importación nunca se respetaron, llega al mercado mexicano a un precio 30 por ciento inferior al normal, a causa de las ayudas públicas (subsidios) al sector.

Los ejidos mexicanos, que por más de 60 años cultivan el maíz y el frijol, tienen una superficie inferior a 5 hectáreas. En Estados Unidos, el tamaño medio de las 2.2 millones de granjas existentes en 2000 era de 176 hectáreas.

Los campesinos son los mexicanos más pobres y el TLCAN ''no ha detenido el flujo de mexicanos pobres hacia Estados Unidos en busca de trabajo'', recuerda el estudio Carnegie Endowment.

En diez años de libre comercio nunca se detuvo ese flujo, que distintos autores cifran entre 320 mil y más de 400 mil mexicanos al año.

La intención del actual gobierno de realizar un ''TLCAN plus'' que amplíe el aspecto económico al social, al considerar un acuerdo migratorio, ha sido infructuoso. La creación de empleos en la frontera como ''tapón'', mediante las maquiladoras, sólo funcionó parcialmente.

A causa de la crisis en Estados Unidos, en los últimos dos años la maquila en México perdió más de 200 mil puestos. De los 1.3 millones de trabajadores que empleaba en 2001 pasó a 1.05 millones en 2003.

La maquila que sí llegó al centro del país no alcanzó al sur de México, donde se concentran las mayores tasas de pobreza. Además, la creciente competencia asiática ha atraído ahora a la mitad de las más de 200 maquiladoras que cerraron en los últimos 18 meses.

La liberalización total del transporte de mercancías entre México y Estados Unidos es un tema que sigue pendiente a diez años de entrada en vigor del tratado. Las diferencias socioeconómicas en el sector transportista son enormes entre ambas naciones: sólo en el área laboral está el caso de que mientras un camionero de Estados Unidos gana 20 dólares por hora en la mayor empresa, Yellow Roadway, en México gana poco más de 75 pesos (menos de 7 dólares), pero al día.


 
 
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