México D.F. Martes 23 de diciembre de 2003
IMPUESTOS: FINAL DEL JUEGO
A
última hora, la mayoría circunstancial que domina la Cámara
de Diputados impulsó una miscelánea impositiva que resultó
aprobada por la mayoría de los integrantes de esa cámara,
con excepción de la burbuja elbista, cuyos miembros optaron
por abstenerse. El presidente Vicente Fox y sus colaboradores reiteraron
sus expresiones de enojo y de descalificación para los legisladores
que estuvieron contra la pretendida "reforma fiscal" del foxismo. A menos
que el titular del Ejecutivo federal vete la nueva ley de ingresos, el
escenario fiscal de 2004 será muy semejante al del año que
está por terminar, lo cual, diga lo que diga el gobierno, no coloca
al país ante horizontes económicos peores de los que existen.
Por lo demás, lo que ha resultado afectado por
la guerra de bajezas en la que se enfrascaron en semanas recientes foxistas
y priístas duros no es la posibilidad de combatir la pobreza
ni de reactivar la economía, sino la vida republicana del país.
Ciertamente, cuando el presidente nacional del PRI, Roberto
Madrazo, dio línea para votar contra la "reforma fiscal"
propuesta por Fox, no buscaba defender el interés de los más
necesitados o la improcedencia de gravar alimentos y medicinas, sino hacer
a un lado a su rival, Elba Esther Gordillo, como interlocutora privilegiada
de Los Pinos.
El gobierno foxista, por su parte, ha estado mucho más
atento al pago puntual y fluido de los intereses generados por el rescate
bancario que por el combate a la pobreza y la superación de las
desigualdades en el país; resulta lógico suponer que los
fondos adicionales que pretendía llevar a las arcas públicas
con su "reforma" tenían como principal destino programado el enriquecimiento
adicional de los bancos y los banqueros, no la construcción de escuelas,
hospitales y carreteras.
El presidente Fox atribuyó ayer el fracaso de su
reforma al "forcejeo partidario interno" del tricolor, pero omitió
decir que él mismo alentó y buscó aprovecharlo desde
el momento en que convirtió a Elba Esther Gordillo en su principal
operadora política en la Cámara de Diputados, lo que constituyó
una maniobra asombrosamente bisoña, ingenua e improcedente.
Desde otra perspectiva, no se explican la prisa y la exasperación
del Ejecutivo federal por conseguir la aprobación de una política
fiscal que de todos modos habría estado sujeta a un profundo reajuste
en la convención nacional hacendaria que se llevará a cabo
en el primer trimestre del año próximo, en la cual habrá
condiciones mucho más favorables -si no se opera con torpeza política
similar a la que se ha visto en estos días- para buscar consensos.
Cabe esperar, por último, que los bandos en pugna
tengan la sensatez de bajar el tono de la confrontación, abandonar
las descalificaciones, dejar las cosas como están, por ahora, y
afinar sus propuestas, sus argumentos y sus maneras para exponerlos en
la próxima convención nacional hacendaria.
|