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México D.F. Sábado 3 de enero de 2004
Centenarios de Alejo Carpentier, Pablo Neruda y Agustín Yáñez, entre otros
Conmemoraciones durante 2004 de una pléyade de escritores universales
CESAR GÜEMES
Desde el lejano e indispensable Francesco Petrarca, nacido en 1304 y del cual en 2004 se conmemorarán 700 años de que pisó el mundo, hasta escritores mexicanos como José Agustín (1944) y Vicente Quirarte (1954), en el año que está por entrar se celebrará el nacimiento de muchas personas dedicadas a las letras.
También a la distancia está Ludovico Ariosto (1474), el autor de uno de los poemas épicos más leídos hoy, Orlando Furioso. El año 1564 representó por su parte el nacimiento de dos figuras centrales del drama, Christopher Marlowe, con su Trágica historia del doctor Fausto, que se volvió referencia para los Faustos sucesivos, y William Shakespeare, cuyas obras se reponen temporada a temporada en el mundo.
Voltaire nació en 1694 y en 1744 lo haría el siempre bien recordado Gaspar Melchor de Jovellanos, partícipe de la ilustración en España y cuya pieza El delincuente honrado haría época.
La participación de México en el siglo XIX arranca con Ignacio Manuel Altamirano (1834), autor de Clemencia, El Zarco y La Navidad en las montañas. Mientras tanto en otras latitudes y 10 años más tarde aparecería Friedrich Nietzsche (1844), 10 adelante, Arthur Rimbaud (1854) y otros 10 más, Federico Gamboa, autor de la novela Santa, quien compartió año de nacimiento, en México, con Luis G. Urbina y, en España, con Miguel de Unamuno.
La década de los 70 en el XIX estuvo marcada por el advenimiento de dos plumas disímbolas aunque firmes, las de Leopoldo Lugones (La guerra gaucha, El ángel de la sombra) y Somerset Maugham (Servidumbre humana, La luna y seis peniques), ambos de 1874. Del mismo modo que ellos, León Felipe (Ganarás la luz, Español del éxodo y del llanto, Pescador de caña) y Rómulo Gallegos (Doña Bárbara, Canaima. La rebelión) compartieron año de nacimiento, 1884, y apenas una década después, en 1894, se apersonó el singular Joseph Roth, quien con sólo una obra, La leyenda del santo bebedor, habría tenido suficiente para entrar en la historia.
El año 1904 fue de gracia con la llegada, en legua castellana, de imprescindibles autores: Salvador Novo, Pablo Neruda, Agustín Yáñez, Luis Cardoza y Aragón y Alejo Carpentier, mientras que fuera del ámbito hispanohablante hacían acto de presencia Graham Greene (El poder y la gloria, El revés de la trama, Nuestro hombre en La Habana) y Saul Bellow (Carpe Diem, Herzog, El planeta de Mr. Sammler).
Huerta, Paz y Revueltas, 90 años
En la historia reciente, sólo 1914 se equipara a la promoción anterior. En ese año nacieron José Revueltas, Efraín Huerta y Octavio Paz, en México, mientras que en el resto del mundo tomaban pista Adolfo Bioy Casares (La invención de Morel, El sueño de los héroes, La trama celeste); Marguerite Duras (Moderato cantabile, El amante), y William Burroughs (Yonqui, El almuerzo desnudo, Nova Express).
Y si este recuento cierra, aunque parece abrir, con José Agustín y Vicente Quirarte, es necesario mencionar que en 1924 nacieron Sergio Magaña, Ramón Xirau y José Donoso, mientras que en 1934 vinieron al mundo Gabriel Zaid y el poeta, diplomático y periodista Hugo Gutiérrez Vega.
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