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México D.F. Lunes 12 de enero de 2004

Protestas y solicitudes al salir de la catedral regiomontana; después, a comer cabrito

Con una misa, Fox inicia actividades previas a la cumbre de Monterrey

El cura oficiante pide no dejar solo al Presidente con "las expectativas de todo el pueblo"

JUAN MANUEL VENEGAS ENVIADO

Monterrey, NL., 11 de enero. Primero fue a misa. Y entre "bendiciones", oraciones y rezos para él y sus homólogos, jefes de Estado y de gobierno del continente, el presidente Vicente Fox Quesada inició sus actividades públicas previas al inicio de la Cumbre Extraordinaria de las Américas, que tendrá lugar aquí durante lunes y martes.

Acto político-litúrgico al que convocó el propio mandatario el pasado jueves, en conferencia de prensa con corresponsales extranjeros; acto que los feligreses convirtieron en proselitismo foxista, al seguirlo luego hasta el restaurante de cabrito más famoso de la ciudad y protegerlo de un par de jóvenes que en el trayecto increparon ("provocaron", dirían en la comitiva) al mandatario. Acto que se inscribirá en la historia del país como la primera ocasión en que el Presidente de la República asiste y convoca a un recinto católico antes de inaugurar una ronda de negociaciones con otros jefes de Estado.

Y así, por aquello de la convocatoria, podrá decirse que es la primera ocasión que una misa se enmarca en las actividades oficiales del jefe del Ejecutivo mexicano en un foro internacional, más cuando este mismo domingo -con el primer ministro de Canadá, Paul Martin- comenzaron sus reuniones de trabajo.

Hecha, pues, la convocatoria el jueves, lo de este domingo fue la confirmación de la agenda que Fox anunció. Al mediodía, acompañado por su esposa Marta Sahagún, arribó a la capital regiomontana. El traslado de la pareja fue directo a la Catedral Metropolitana, donde ya los esperaban sus amigos, el empresario Federico Sada y su esposa Liliana Melo; Nina Zambrano y el hijo menor de la señora Sahagún.

"No se respetaron sus derechos"

La entrada al templo fue entre aplausos y las voces de una mujer, Maria Laura González, abogando por la intervención del Presidente para dar ayuda legal a un joven mexicano de 27 años, Luis Carlos Chapa, sentenciado a cadena perpetua en Houston, Texas, por homicidio. La historia que se contó, en breve, es como la de otras decenas de connacionales: en el juicio "no se respetaron sus derechos" ni tuvo la asesoría consular que le correspondía.

Con esa petición ya en las manos de sus colaboradores, el Presidente, su esposa y el jefe del Estado Mayor Presidencial, general Armando Tamayo, ocuparon los asientos más cercanos al altar. Hasta ahí llegó a saludarlos de mano el rector de la catedral, Jorge Rodríguez Mena, oficiante de la liturgia. "Oremos", pidió de entrada, "por todos los jefes de Estado y de gobierno para que hagan un buen trabajo y regresen con bien a su casa".

Más tarde, todo el sermón dominical lo dedicó a la cumbre de mandatarios de América, "que Dios los bendiga", rezó. Y en algo que hizo recordar aquella máxima del foxismo del "¿yo por qué?", señaló que, aunque como gobernante Fox carga con "las expectativas de todo el pueblo", no se le puede dejar solo "con la carga", pues a todos "nos toca preparar la casa y mejorarla para los que vienen detrás".Con un movimiento de cabeza y una sutil sonrisa, a todo asintió Fox, quien salió de la catedral neoleonesa con la medalla del Santo Niño de las Suertes y una imagen de San Charbel que una señora le regaló... y fin de la misa.

De salida empezaron las protestas, aisladas. Primero de una señora, Blanca Guzmán, exigiéndole "un proyecto claro de nación, para todos". Luego, ya rumbo a El Rey del Cabrito, dos jóvenes (uno de ellos, Juan José Mena, se identificó con el movimiento de las juventudes larouchistas, patrocinado por el millonario estadunidense Lyndon Larouche) lo increparon: "Fox, dile a Bush que no lo queremos"; "no al IVA en medicinas y alimentos", "los jóvenes queremos trabajo en México". La pretendida manifestación antifoxista -que no tardó en identificarse como "provocación" entre la comitiva- produjo la reacción de otras decenas de feligreses en favor del mandatario: de "flojos" y "sinvergüenzas" no bajaron a los dos muchachos.

No hubo más. Para el registro, quedó el acto litúrgico convertido en parte de la agenda oficial del Presidente de México en la Cumbre... y por ahí una entrevista con Marta Sahagún: que viene con agenda propia; que anuncia su propia "bilateral" con Laura Bush, y que se dice satisfecha por la "conferencia de gobernabilidad y participación de las mujeres en política" que se programó para las esposas de los mandatarios presentes en Monterrey.


El estadunidense enfrentará a gobernantes que en público discrepan de Washington

El gobierno mexicano, entre los aliados dóciles de Bush en la reunión: analistas

BLANCHE PETRICH Y ROSA ELVIRA VARGAS ENVIADAS

Monterrey, NL, 11 de enero. Cuando el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, enfrente la tarde de este lunes a 32 homólogos americanos, dispuesto a renovar alianzas regionales en el contexto del nuevo orden mundial que ha impuesto, encontrará que algunos gobiernos -Canadá, México, Colombia y Chile, principalmente- ofrecen una actitud que analistas internacionales llaman de "aliados confiables y dóciles". Son decididos promotores de las fórmulas de libre comercio en un panorama asimétrico. Todos respaldan la mayor operación de intervención militar de Estados Unidos en el hemisferio, el Plan Colombia. Los cuatro acatan sin chistar la prioridad estadunidense, la llamada "guerra mundial contra el terrorismo" que, según declaró hoy el presidente Vicente Fox, "se ha convertido en una de las banderas de las democracias".

Más al sur, sin embargo, el jefe de la Casa Blanca enfrenta un ánimo creciente en algunos gobernantes -Brasil, Venezuela, Argentina y en alguna medida Bolivia- que se atreven a ventilar públicamente sus discrepancias ante la potencia; gobiernos y sociedades que resisten y denuncian la imposición de estrategias unilaterales cada vez más relacionadas con una guerra que no les atañe, y manifiestan resentimientos por los descuidos o atropellos de la diplomacia del garrote de Washington. Por tanto, el ambiente en la capital neolonesa estará caldeado por actitudes de gobiernos dispuestos a rescatar y actualizar principios relegados de soberanía y autodeterminación.

Los personeros del gobierno de Estados Unidos llegan a Monterrey a celebrar una cumbre extraordinaria que se convoca por iniciativa de Washington y Ottawa, sin agenda ni objetivos claros. Enmedio de una agenda forzada, que en principio debía discutir temas como el progreso de la institucionalidad democrática, el combate a la corrupción y los avances de los mecanismos de libre comercio, se teme que Bush traiga una carta bajo la manga. De cualquier forma, y más allá de las formalidades retóricas, una serie de incidentes diplomáticos han marcado el preludio de la cumbre.

Si el tema cubano fuera un termómetro para medir el nivel de control de Bush en el continente, los pronósticos no le favorecen. En las últimas semanas, tres gobiernos latinoamericanos -por conducto de los presidentes Hugo Chávez y Luiz Inacio Lula da Silva, de Venezuela y Brasil, respectivamente, así como el canciller argentino, Rafael Bielsa- visitaron en La Habana al jefe de gobierno cubano Fidel Castro. Otro más, Paraguay, lo ha invitado para una visita de Estado a Asunción y ha resistido las presiones de la embajada estadunidense, que pretende que el líder revolucionario sea "desinvitado".

La visita de Bielsa a La Habana provocó crujir de dientes en varios altos funcionarios de Estados Unidos, que se lanzaron a criticar al "izquierdista" gobierno de Néstor Kirchner. El incidente ha causado una guerra verbal entre Washington y Buenos Aires, que sin duda impactará en la reunión bilateral que este martes sostendrán aquí Bush y Kirchner. Pero a pesar de la vulnerabilidad de Argentina, por las delicadas negociaciones que tiene en marcha con el Fondo Monetario Internacional, el jefe de la Casa Rosada ha asegurado que su política de acercamiento con Cuba no variará.

O, como ha resumido el embajador conosureño en Washington, Octavio Bordón, con un lenguaje recuperado del olvido, "Argentina no quiere tener conflictos, quiere tener dignidad". A raíz de este incidente, el diario bonarense Página 12 opinaba hace unos días: "Kirchner ha demostrado que no hay necesidad de ponerse de tapete".

En días recientes Washington ha lanzado a tres funcionarios de primer nivel -el secretario de Estado, Colin Powell; el subsecretario para asuntos hemisféricos, Roger Noriega, y la secretaria de Seguridad, Condeleezza Rice- a repetir los viejos argumentos acerca de la necesidad de que la isla "transite de la dictadura a la democracia".

Sin embargo, aunque varios gobiernos del hemisferio parecen más que dispuestos a contribuir a la política anticubana de Estados Unidos, la crisis de la institucionalidad democrática en Haití no parece ser medida con la misma vara. El deterioro de la legalidad política y la violenta represión contra los opositores que exigen la renuncia del mandatario haitiano no tendrán cabida en los debates de esta cumbre.

Bolivia, por su parte, ha dado muestras de jugar en la cumbre con criterio independiente con la insistencia del nuevo presidente, Carlos Mesa, en traer a este foro su antiguo reclamo de una salida al océano Pacífico, lo que ha provocado el disimulado disgusto del Departamento de Estado y la abierta irritación de la cancillería chilena. Ambos preferirían que este tema se mantuviera en un bajo perfil, ajustado a las negociaciones bilaterales y estrechas que desarrollan actualmente los gobiernos de La Paz y Santiago.

Pero esa reivindicación boliviana, que ha sido bandera de los sectores más progresistas y solidarios del continente, tiene adeptos. Y ha sido el presidente Chávez quien ha expresado lo mucho que le apetecería bañarse en alguna playa boliviana. Al parecer, no será tan fácil ignorar a Bolivia como se ignora a Haití.

Pero quizá el mayor desafío para Bush en esta cumbre sea la serie de posiciones desafiantes adoptadas por Lula, quien demostró en días recientes que la agenda antiterrorista de Estados Unidos no es exportable a todos los países latinoamericanos. Al menos, no sin el derecho al pataleo, que no otra cosa fueron las medidas "de reciprocidad" que Brasil impuso en sus aeropuertos para revisar y fichar a los estadunidenses que llegan a su territorio, del mismo modo en que ciudadanos de todo el mundo son fichados como sospechosos de terrorismo al pisar suelo estadunidense.

Lula llega a Monterrey con el viento a su favor. En Cancún logró imponer, como alternativa a un "reventado" acuerdo de la Organización Mundial de Comercio, la idea de un Grupo de los 20, especie de versión actualizada del tercermundismo de los años 70. Brasil ha sido firme promotor de la idea de que antes de un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) con desventajas para los países vulnerables, Latinoamérica debe fortalecer sus mecanismos regionales. El Mercosur figura en primer lugar. Hasta ahora, la delegación brasileña ha logrado poner en serios aprietos las intenciones de incluir en esta cumbre extraordinaria el tema del ALCA.

Pero quizá de mayor peso político ha sido el gesto de Brasilia, al responder a las declaraciones de Condoleeza Rice, quien acusó el sábado al presidente venezolano Chávez de tener una actitud "poco constructiva" en el continente, por "alentar el terrorismo" -en referencia al apoyo de Caracas al movimiento popular boliviano que logró la caída del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada- y por negarse a aceptar el referéndum revocatorio que demanda la oposición.

Esa declaración injerencista fue respondida de inmediato por un encendido discurso de Chávez. Pero más eficaz aún fue la reacción del presidente Lula, quien alegó que son la pobreza y la exclusión las mayores amenazas a la estabilidad y las democracias en América Latina.


Kirchner advierte que la propuesta argentina de pago a acreedores es "inamovible"

Chávez denunciará en Monterrey el apoyo de EU a sus opositores

El modelo neoliberal, la causa de la desestabilización en AL, dice el presidente venezolano

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 11 de enero. El presidente Néstor Kirchner advirtió hoy aquí, antes de su viaje a México para participar en la Cumbre Extraordinaria de las Américas, en Monterrey, que "la propuesta de pago a los acreedores es inamovible", y que no existirá "ningún cambio en la propuesta de quita de 75 por ciento del valor nominal de la deuda en default".

En Venezuela, por su lado, al hablar en su programa dominical Aló Presidente, el presidente Hugo Chávez dijo que en esa reunión denunciará una "componenda" entre Washington y la oposición venezolana para sacarlo del poder.

Para Chávez, el escenario sería el siguiente: en caso de que del Consejo Nacional Electoral dictaminara que la oposición no juntó las firmas suficientes para el referendo revocatorio de su mandato, Washington diría que el mandatario venezolano sabotéo la consulta, "y que hay que salir de Chávez.

"Voy a ir a Monterrey a decirle esto al mundo", aseguró Chávez, quien volvió a criticar a la asesora de seguridad nacional, Condoleezza Rice, quien advirtió el viernes que el venezolano no cumplía "un papel constructivo" en la región. "Yo estoy seguro de cuál es la causa de la desestabilización" en la zona, respondió Chávez, al hablar del modelo neoliberal impuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Precisamente, Kirchner aludió a ese organismo al asegurar que "no se modificará la pauta de 3 por ciento del superávit primario, previsto para el pago de este año" en el acuerdo con el FMI, y que no hay aumentos para el pago de la deuda "porque hacerlo pondría en peligro el crecimiento".

Kirchner respondió así a una serie de especulaciones tanto mediáticas locales como del propio FMI, alguno de cuyos funcionarios filtró aparentemente una información que hablaba de una "nueva carta de intención" que se habría firmado en Buenos Aires. También hubo una versión según la cual tanto el presidente George W. Bush como Horst Koehler, director gerente del FMI, le pedirián que reformule la propuesta de la deuda, cambiando así la que se anunció en Dubai en septiembre pasado.

Kirchner dijo que dialogó vía telefónica con "cordialidad y firmeza" con el titular del FMI el pasado 10 de enero, y le aseguró que su gobierno no revisará la propuesta de la deuda.

Pero Condoleezza Rice, además de dirigir baterías contra Venezuela, también metió el pie al acelerador en el tema argentino, al sostener que Buenos Aires deberá tomar "decisiones difíciles" en lo económico.

Todo esto muestra que aunque se habló de una aprobación y de dar por cumplido el primer tramo de las metas fijadas a Argentina por el FMI en el acuerdo de septiembre, se presionará al país en la difícil negociación por la deuda en default. Por ello existe mucha expectativa en torno a lo que se pondrá en la mesa de conversaciones entre Kirchner y Bush en el breve encuentro bilateral que sostendrán el martes.

Se habla de que Bolivia será un tema ineludible y también el de Cuba -aunque se dijo aquí a nivel diplomático que esto último no estará en la agenda-, así como las relaciones argentino-venezolanas.

Además, la administración Bush y sus voceros fustigaron el encuentro de Kirchner con el diputado socialista boliviano Evo Morales en noviembre pasado, en la Cumbre Iberoamerciana celebrada en Bolivia. También el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, se reunió entonces con Morales.

El líder cocalero felicitó a Kirchner por su respuesta a las críticas del Departamento de Estado por la relación Buenos Aires-La Habana, y aclaró en entrevista publicada por el diario argentino La Nación que el encuentro con el argentino en Bolivia fue el único que sostuvieron.

Tienen dos caminos: Evo Morales

También dijo que se está armando una unidad latinoamericana impulsada por Venezuela, Brasil y Cuba, y que "Estados Unidos tiene dos caminos: o se sepultan ellos mismos o cambian el modelo económico. Si siguen, a este paso América Latina va a ser el segundo Vietnam".

El semanario colombiano El Espectador informó hoy que la CIA "le manifestó a la embajada de Colombia en Washington su preocupación por un encuentro del dirigente de izquierda colombiano Luis Eduardo Garzón con Fidel Castro". El periódico señala que al consultar en torno a este tema a la delegación diplomática de Bogotá en Washington se desmintió la versión.

El Espectador señala que poco antes de asumir la alcaldía de la capital colombiana, Garzón fue de vacaciones a Cuba, donde tuvo un encuentro "más casual que oficial" con Castro, si bien también se reunió con altos funcionarios del gobierno cubano.

Una fuente anónima del Departamento de Estado entrevistado por El Espectador en condición de anonimato declaró: "El giro a la izquierda que está dando Latinoamérica es algo que Estados Unidos no puede tolerar".

Al menos, Washington no debe temer que dicho giro surja del presidente colombiano, Alvaro Uri-be, quien asesguró este domingo que aprovechará la cumbre de Monterrey para solicitar a Bush que su país modifique la advertencia emitida a turistas estadunidenses sobre Colombia.

El vicecanciller colombiano, Camilo Reyes, adelantó también que Uribe pedirá a los 34 jefes de Estado reunidos en la Cumbre mayor cooperación en la lucha contra el terrorismo. El funcionario señaló la reciente captura en Quito del ex negociador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Simón Trinidad, como ejemplo de la cooperación contra el terrorismo.

Uribe garantizó el sábado a congresistas estadunidenses que el Plan Colombia "continuará aplicándose hasta que no quede ni una mata de droga" en el país.


El objetivo, "manejar los recursos estratégicos de la región": analistas

Washington, desesperado por tener subordinada a Latinoamérica

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 11 de enero. El enfrentamiento entre Estados Unidos y países latinoamericanos en los últimos días ponen un marco de escepcticismo a las expectativas sobre la reunión de los 34 países hemisféricos en Monterrey, y se habla ya más de las diferencias que surgirán en las negociaciones.

La cumbre, convocada por Estados Unidos por fuera de las reuniones regulares que se dan en el proceso del Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA), transcurrirá en un contexto complejo para Washington. Además del fracaso del año pasado en la reunión de la Organización Mundial de Comercio en Cancún, están recientes las disputas del gobierno de George W. Bush con varias administraciones regionales.

Para analistas sudamericanos, "Washington desespera" por poner en una caja a los países de la región a fin que terminen subordinándose a su política "recolonizadora" del ALCA y de militarización de América Latina, y por ello no acepta los avances del Mercado Común del Sur.

Washington logró ya que tanto en Paraguay como en Perú ingresen sus soldados para ejercicios militares, a la vez que Argentina y Brasil intentan ir a fondo en temas de agenda como el de la lucha contra la pobreza, cuando las exigencias de los organismos financieros sólo anticipan más exclusión.

También existen resquemores ante la idea de añadir a la ya existente y dudosa "cláusula democrática", la "claúsula anticorrupción", precisamente por que no hay acuerdo entre lo que Washington considera "democrático" y lo que significa el término para una región que vivió bajo dictaduras alimentadas desde Estados Unidos.

Lo mismo sucede con el término corrupción, ya que, en beneficio de sus intereses e inversores, Estados Unidos auspició a los gobiernos más corruptos de la región, como el de su "socio carnal" Carlos Menem, cuyos dos gobiernos consecutivos (1989-99) se caracterizan como la década más corrupta de Argentina.

Washington ha demostrado además que utilizando su poder hegemómico, vía medios de comunicación, puede transformar a cualquier mandatario no bien visto en "antidemocrático o corrupto".

Así, en días pasados acusó al gobierno de Cuba de impulsar la desestabilización de los gobiernos democráticos, y al mandatario venezolano, Hugo Chávez, de amparar movimientos de violencia o de financiar al dirigente del Movimiento al Socialismo de Bolivia, Evo Morales. Luego se acusó al presidente argentino Néstor Kirchner de ir hacia la izquierda, al criticar su relación con Cuba.

Los argumentos de la guerra fría volvieron a escena, en un año en que dirigentes no alineados con Washington ocupan gobiernos en América Latina y cuando plebiscitos y consultas populares muestran el rechazo de pueblos de la región a políticas como el ALCA.

Aquí se inscribe el revés que significó para Washington la rebelión popular en Bolivia que llevó a la renuncia de su aliado Gonzalo Sánchez de Losada. Al respecto, varios analistas recuerdan que Estados Unidos ya había puesto el eje del conflicto en el nuevo milenio en movimientos campesinos e indígenas, los nuevos "enemigos" dentro del esquema de seguridad de la llamada "guerra de baja intensidad".

Eduardo Gudynas, analista de información en D3E (Desarrollo, Economía, Ecología y Equidad América Latina), sostiene que, entre los países que van a la Cumbre, unos "buscan poder condicionar las negociaciones comerciales a ciertos objetivos sociales, otros esperan quedar en mejor posición para reclamar algunas compensaciones, y no son pocos los que aspiran a lograr argumentos para usar dentro de sus naciones en un intento de demostrar una cara más 'humana' del ALCA".

El temario de la cumbre "incluye el fortalecimiento democrático, los aspectos sociales vinculados al crecimiento económico, la seguridad hemisférica y la lucha contra el terrorismo. Más allá de esa agenda oficial, el tema de la deuda externa merecería ser tratado con más atención en el encuentro presidencial. Sin embargo, no existen posiciones coordinadas desde América del Sur", señala.

Así, hay países "que trabajan en conjunto en el tema del Mercosur, pero no en el de la deuda externa", como Argentina y Brasil. "Las posiciones más duras sobre la deuda externa y sobre el papel del Fondo Monetario Internacional siguen partiendo de Argentina."

Pero Brasilia y Washington se enfrentan en otros temas, como los controles a los viajeros en los aeropuertos, justamente cuando el énfasis de Estados Unidos está en el tema seguridad, y en especial en que los países ltinoamericanos ratifiquen la Convención Interamericana contra el Terrorismo. Los miembros actuales son México, Perú, El Salvador, Nicaragua, Canadá y Antigua y Barbuda, pero hasta ahora no se acuerda la declaración final.

Para Claudio Katz, economista, investigador y catedrático de la Universidad de Buenos Aires, las prioridades de Bush para América Latina en lo económico son "avanzar con el ALCA y reforzar el cobro de la deuda externa. Ambos objetivos apuntan a consolidar la dominación comercial y financiera del imperialismo. En lo inmediato, el atolladero que enfrentan las fuerzas ocupantes de Irak impulsa a Estados Unidos a afianzar el control de su 'patio trasero'".

Pero en perspectiva, "la intención es manejar directamente los recursos estratégicos de la región, especialmente el petróleo de México, Venezuela y Ecuador, los bosques de la Amazonia y las reservas de agua de la Triple Frontera".

También estima que "el gobierno estadunidense necesita suscribir tratados de libre comercio para contrarrestar, con mayores exportaciones hacia Latinoamérica, el creciente déficit comercial del país. (...) también alienta el ALCA para garantizar que la región permanecerá en el área del dólar en la próxima oleada de competencia con Europa".

"Frente a los obstáculos que genera esta postura en los tratados multilaterales, el gobierno de Bush alienta convenios con cada país. Su propósito es imponer bilateralmente lo que no puede lograr en la negociación colectiva", añade Katz.

En este sentido hace referencia al reciente convenio que firmó con Chile, y al precedente de México, con una década de TLC durante la cual "se ha consumado una vertiginosa desnacionalización.

"Estados Unidos atropella por varios caminos y adapta cada negociación a su conveniencia. Suscribe convenios directos (Chile, Guatemala, Costa Rica) y tienta con el mismo recurso a otras naciones para aislar a su principal adversario comercial (Brasil), debilitar a un serio concurrente agrícola (Argentina) y socavar a un régimen político crucificado (Venezuela)."

Y "si no logra someter a todos -considera- probablemente ensayará la fractura geográfico-comercial entre un grupo directamente asociado (México, Chile, Centroamérica, Perú y Colombia) y otro sometido al desgaste de negociaciones inconclusas (Brasil, Argentina y Venezuela)".

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