En 2001 ascendieron a 72 mil 300 millones de dólares, señala análisis

Remesas de los migrantes, pieza clave en el financiamiento de varios países, dice la OIM

A escala mundial, 175 millones de personas residen fuera de sus lugares de origen, es decir, una de cada 35 personas en el mundo es un migrante, lo que ha generado que el flujo de remesas se convierta en una fuente sustantiva de financiamiento externo para muchos países en desarrollo, revela un análisis de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El dinero transferido en todo el mundo, sostiene el estudio, se duplicó entre 1988 y 1999, pues "de acuerdo con el Banco Mundial, en 2001 las remesas de los trabajadores migrantes ascendían a 72 mil 300 millones de dólares, aunque es probable que el total de los recursos transferidos sea dos o tres veces superior, puesto que gran parte de las transacciones se efectúan mediante vías extraoficiales".

El documento, elaborado en el contexto del Diálogo Internacional sobre Migración del Consejo de la OIM, realizado en noviembre pasado y donde se abordaron los retos de la migración en un mundo globalizado, reconoce que el impulso de los avances tecnológicos ha posibilitado que los mayoría de los migrantes mantengan contactos con sus países de origen, que esperan de ellos que mantengan vínculos financieros, culturales e inclusive políticos, "lo que puede ser difícil de conciliar con la expectativa de integración en el país de acogida".

Por lo que respecta a la migración irregular, reconoce que hay un creciente número de personas en esta situación que no están claramente protegidas por un sistema jurídico específico. "Ello se acompaña a menudo de violaciones a los derechos humanos, a raíz de la explotación y discriminación."

Los recientes programas de lucha contra el terrorismo, afirma, han puesto las cuestiones de seguridad estatal en el primer plano de las deliberaciones sobre migración internacional.

"Si bien los flujos migratorios a través de las fronteras siempre han sido controlados con relación a la seguridad estatal, las deliberaciones actuales se centran en las posibilidades de verificar con antelación las características personales y realizar esfuerzos más meticulosos para impedir que las personas identificadas como posibles amenazas a la seguridad crucen las fronteras", indica.

A pesar de que el análisis reconoce que la cooperación internacional frente a la gestión migratoria es una necesidad, afirma que los métodos cooperativos para encauzarla "están en sus inicios", pues hasta ahora "no hay un marco global para la gestión internacional de la migración", por lo que el estudio concluye que uno de los principales desafíos del mundo globalizado del siglo XXI es fomentar la estabilidad económica y social, así como el desarrollo en todo el mundo.

"Al mismo tiempo, que se respeten los derechos y la integridad de los migrantes, a medida que la comunidad internacional sienta las bases para la gestión migratoria en el mundo móvil de hoy", concluye.

LAURA POY SOLANO