México D.F. Lunes 12 de enero de 2004
Con la edición bilingüe, la galería
Arvil y el FCE celebran sus respectivos onomásticos
Lanzan versión facsimilar de un cuaderno de
apuntes de Toledo
Los trabajos incluidos en la libreta se exhibirán
desde el día 20 en el Museo de Antropología
MERRY MAC MASTERS
En la portada de color amarillo tenue y aspecto manchado
se lee en la parte inferior: Paperback Sketchbook (libreta de apuntes
de bolsillo). Lo más inquietante, sin embargo, es una pequeña
etiqueta verde con un precio, pegada al azar, que, a modo de imán,
obliga a uno a tocarla. Pero, ¡sorpresa!, está impresa en
la cubierta.
Basta abrir el volumen para darse cuenta que se tiene
entre las manos la edición facsimilar de una libreta de apuntes
de 80 hojas de Francisco Toledo, que se remonta a los años ochenta,
la cual se ha enriquecido con textos de Carlos Monsiváis y Anne
Schumacher de la Cuesta. Con esta publicación no sólo la
galería Arvil festeja su 35 aniversario, sino que el Fondo de Cultura
Económica, en su calidad de coeditor, conmemora sus 70 años
de vida.
Asimismo se festejan las cuatro décadas del Museo
Nacional de Antropología, donde el tomo se dará conocer el
20 de enero a las 19:30 horas, a la vez que será abierta una exposición
de la libreta de apuntes. También existe una edición de lujo,
de 3 mil ejemplares, que se guarda en una caja cuya cubierta lleva un grabado
en papel hecho a mano en San Agustín Etla, diseñado para
la ocasión por Toledo.
Desde
hace una década la galería Arvil procura festejar su aniversario
con algo más que la consabida exposición colectiva. Hace
un lustro, por ejemplo, se hizo una nueva publicación basada en
la "zoología fantástica". Toledo realizó, en 1983,
una serie de acuarelas y tintas, de las cuales 32 fueron seleccionadas
para ilustrar el Manual de zoología fantástica, de
Jorge Luis Borges, con cuya edición el Fondo de Cultura Económica
celebró medio siglo.
Con miras al presente aniversario, Armando Colina y su
socio Víctor Acuña se acordaron de pronto de la libreta de
apuntes que les había obsequiado Toledo. La historia en realidad
comienza con una visita de los directores de Arvil a Nueva York, donde
en la galería Pace vieron la muestra Je suis le cahier con
cuadernos de dibujo de Picasso. Para Colina resultó de lo más
interesante observar las "anotaciones, impromptus e imágenes anotadas
para uso futuro".
De regreso a México regalaron a Toledo un catálogo
de la muestra y le hablaron con entusiasmo de cómo las libretas
representan una faceta "íntima y espontánea del creador".
Habría que anotar que Arvil también tiene una libreta de
Carlos Mérida y otra de Diego Rivera. Esa última fue publicada
en forma de libro, en conjunción con el desaparecido Museo de Monterrey,
a raíz del décimo aniversario de la galería. En ese
momento su idea era hacer una exposición de libretas de apuntes.
''Equis tiempo después -continúa Colina-
Toledo me manda esta libreta. Tiene una dedicatoria que dice: 'Armando
este es el regalo. Te saludo. Febrero 88'. El problema de las libretas
es que son frágiles y uno no quiere estarlas hojeando, entonces
un día acaban en el cajón.''
Hace dos años Colina conoció a Consuelo
Sáizar, directora del Fondo de Cultura Económica. Transcurrido
un tiempo ella propuso una coedición. Con el aniversario en puerta
y con la idea de hacer algo que "aporte", sacaron la libreta, la revisaron
y lo platicaron con Toledo -''aunque la obra es nuestra, siempre consultamos
con Francisco qué vamos a hacer y si está de acuerdo"-, quien
autorizó el proyecto.
Para dar mayor difusión al volumen se hizo bilingüe
(español/inglés). También, por esa razón, se
le encargó la introducción a Anne Schumacher, periodista
alemana quien había mostrado interés en la obra de Toledo
cuando Arvil organizó una serie de exposiciones del artista juchiteco,
hace unos años, en aquel país. El ensayo de Carlos Monsiváis
se intitula Francisco Toledo: Ni igual, ni semejante, ni distinto.
A fin de que la edición fuera ''lo más exacta"
posible, se decidió meter la libreta directo al escáner.
Pero "nos dimos cuenta de que acabaría hecha pedazos. Entonces se
nos ocurrió decir al restaurador Manuel Serrano que la deshiciera
con la idea de que al terminar la volviera a armar tal cual". Colina acota
que "una vez deshecha la libreta, propusieron exhibirla".
Primero se pensó en el Palacio de Bellas Artes,
pero al no concretarse "Moisés Rosas, subdirector técnico
del Instituto Nacional de Antropología e Historia, nos ofreció
una sala en el Museo de Nacional de Antropología". Eso, a la larga,
resultó de lo más atinado, porque en su texto Schumacher
-como en ocasiones anteriores lo ha hecho Erika Billeter- "ve en Toledo
una continuidad de la estética prehispánica".
Dada la "enormidad" de la sala donde se va a exhibir la
libreta de apuntes, a Colina le preocupó que se fuera a "perder";
entonces decidió incluir casi 50 piezas más, cuyos temas
se relacionan con los del cuaderno. "Vamos a poner una gran pared de cerámica
que Francisco hizo para Arvil, pero que en un momento de hambre vendimos.
También un gran óleo de tres metros y pico para anclar el
espacio, porque tiene diez metros de alto.'' La idea es recrear el universo
de medios y técnicas que emplea Toledo para trabajar.
La presente no es la única libreta de apuntes que
se conoce de Toledo. Existen otras como los Cuadernos de la mierda,
Cuadernos de los insomnios y Cuadernos de Sara, que el pintor
entregó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
como parte del programa pago en especie.
Es indudable que este "diccionario visual" o "ideario"
tiene un encanto especial, ya que es en la libreta de apuntes donde el
artista se siente en total libertad para expresarse, al grado que los dibujos
se desenvuelven mediante líneas fluidas así como interrumpidas.
Tanto Schumacher como Monsiváis hacen notar en sus textos "la apariencia
espontánea sin plano, tanto en la calidad del trazo como en el uso
del espacio", aunque muchas de las obras -dice la alemana- se pueden llamar
terminadas por su calidad estética.
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