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México D.F. Viernes 23 de enero de 2004
FUSILERIAS
Alfredo C. Villeda
Los Doors del Siglo XXI
EL 9 DEL pasado diciembre, dos sexagenarios y un
''colado" viajaron a París para visitar a un viejo amigo. En realidad
no se trató sólo de un saludo de cortesía. El trío,
además de estar ante la tumba de Jim Morrison en el cementerio Pére
Lachaise, dio un concierto en el célebre Zénith, ahora reconfigurado
como Los Doors del Siglo XXI.
DESPUES
DEL FALLIDO intento del grupo por sobrevivir a la muerte del Rey
Lagarto, en 1971, y del infructuoso empeño en relevarlo con
Iggy Pop, 30 años después dos de los integrantes originales,
el tecladista Ray Manzarek y el guitarrista Robby Krieger, concretaron
el sueño de Ian Atsbury, ex vocalista de The Cult, para hacerlo
el sucesor de chamán Jim. Son estos tres personajes los que desde
2001 realizan presentaciones, aunque entre problemas legales.
PERSUADIDO AL PRINCIPIO de que era posible rehacer
el grupo, el baterista John Densmore claudicó, no sin antes amenazar
a sus ex camaradas con olvidarse del nombre Doors so pena de enfrentar
cargos. ''Pueden llamarse Ventanas, si gustan", dijo a Rolling Stone.
En efecto, acudió a la vía legal, recibió un revés
pero sigue el proceso.
LOS DEUDOS DE Morrison interpusieron denuncia en
abril pasado por uso ilegal del logotipo del grupo, así como fotos
y poesía del cantante desaparecido. Con los familiares de la también
difunta Pamela Curson, quien fue esposa del poeta, son copropietarios de
25 por ciento de los negocios de los Doors.
COMO SI ALGO faltara, el trío decidió
comenzar sus giras de resurrección con la incorporación de
Stewart Copeland, ex baterista de Police, y la preparación de dos
álbumes con material nuevo. Pero el percusionista se lesionó
un brazo y al ser sustituido por Ty Dennis, alegó rompimiento de
acuerdos verbales y demandó al grupo por explotar su ''credibilidad,
talento y reputación". Uff. Sin embargo, en junio pasado se abrió
la posibilidad de que regrese.
SOBRE EL CONCIERTO en Zénith, de un mes
atrás, en el que participó Angelo Barbera como bajista, escribió
Le Monde: ''Para mala suerte, este grupo fantoche tocó tres
veces más tiempo que la antigua banda y ahora amenaza con grabar
un álbum nuevo. Una vez que el ridículo ha explotado, ya
nada parece detenerlos".
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