México D.F. Jueves 5 de febrero de 2004
Entre gritos de "mentira, mentira" dice ante
el Parlamento que no se avergüenza de su decisión
Admite Blair que apoyó la invasión sin
saber qué arsenal poseía Irak
Bush compara al premier británico con Churchill
en su determinación por "hacer lo correcto"
AFP, DPA, REUTERS Y THE INDEPENDENT
Londres, 4 de febrero. En una acalorada sesión
parlamentaria, que debió ser interrumpida por las protestas de ciudadanos,
el primer ministro británico, Tony Blair, admitió hoy que
no conocía, antes de la votación del 18 de marzo de 2003
que dio paso a la guerra en Irak, la naturaleza exacta de las supuestas
armas de destrucción masiva descritas por sus servicios de inteligencia
en un informe sobre Bagdad, y que según el documento, podían
ser activadas "en menos de 45 minutos".
Durante
la presentación del informe, el 24 de septiembre de 2002, Blair
aseveró que Irak tenía armas de destrucción masiva
y que por eso era necesario comenzar la invasión.
Por si esto fuera poco, hoy trascendió la declaración
que el ex asesor del Ministerio de Defensa, Brian Jones, hizo al juez Brian
Hutton, encargado de esclarecer la muerte del experto en armas David Kelly.
Jones afirmó que "ningún experto del servicio secreto" apoyó
la afirmación de Blair en el sentido de que Irak estaba en condiciones
de lanzar un ataque en menos de 45 minutos.
Ante el Parlamento de su país, Blair defendió
nuevamente su decisión de ir a la guerra mientras al otro lado del
Atlántico su amigo, el presidente George W. Bush, lo comparaba con
el ex primer ministro británico Winston Churchill. "En su determinación
por hacer lo correcto y lo que no es fácil, veo el espíritu
de Churchill en el primer ministro Tony Blair", afirmó el mandatario
estadunidense.
El gobernante británico respondió a preguntas
de los diputados durante seis horas, aunque fue brevemente interrumpido
por gritos de "mentira, mentira", que salían de las tribunas de
espectadores. Al ver que Blair tenía dificultades para hacerse entender,
la presidencia del Parlamento ordenó el desalojo de las tribunas
y reanudó el debate tras un receso de 10 minutos.
Cuando estalló la gritería, Blair defendía
con vehemencia su decisión de apoyar a Estados Unidos en la guerra
contra Irak, pese a haber reconocido que desconocía qué tipo
de armas eran las que representaban la amenaza inminente a la que aludió
en su momento. "No me avergüenzo de mi decisión. Fue correcta.
El país y nuestras fuerzas armadas deberían estar orgullosos
de lo que hemos logrado", alcanzó a decir Blair antes de la interrupción.
Después bromeó: "Tengo la ligera impresión de que
no estoy siendo muy persuasivo".
El 18 de marzo pasado, los diputados votaron en favor
de la guerra, no obstante la negativa de la ONU de aprobar una resolución
que autorizara el uso de la fuerza en Irak después que se les distribuyó
el informe sobre el supuesto potencial bélico de Irak.
"Reconozco que el Grupo de Inspección en Irak (ISG,
por sus siglas en inglés) no encontró lo que yo y muchos
otros, entre ellos David Kay (ex jefe del ISG), esperábamos que
encontrara, es decir, armas listas para ser usadas inmediatamente", admitió
Tony Blair.
De hecho, antes de abandonar su puesto la semana pasada,
el experto estadunidense David Kay no sólo reiteró que no
se encontraron las armas, sino que sostuvo que éstas jamás
existieron.
Pero Blair no decepcionó a quienes especularon
que resaltaría supuestos "hallazgos" del ISG -que expertos de diversas
agencias ya han desestimado-, como son los "laboratorios móviles",
que resultaron ser usados para inflar globos o hacer experimentos con alimentos.
"Hace
falta también que los críticos admitan que el ISG encontró
en Irak laboratorios, tecnologías, esquemas, documentos e incluso
equipos de científicos a los que se les dijo que disimularan su
trabajo sobre las armas químicas, biológicas y nucleares",
dijo Blair.
Este debate que sigue a la publicación del informe
Hutton fue la ocasión perfecta para que el primer ministro subrayara
que las acusaciones de la BBC (ya retiradas) eran "ciento por ciento falsas".
Blair reiteró que el informe "forense" de Hutton eximía a
su gobierno de su responsabilidad en la muerte del científico David
Kelly, quien se suicidó poco después de que Londres confirmó
que era él la fuente del reportaje de la BBC que lo acusaba de tergiversar
lo relacionado con la "amenaza" iraquí.
La admisión de Blair, sin embargo, no logró
minimizar las declaraciones de Brian Jones, que según analistas
vuelven a acusar a Downing Street de mentirle al país. Jones declaró
ante Hutton que envió un memorándum a sus superiores de DIS
(el servicio secreto británico) donde expresaba sus dudas sobre
la formulación poco prudente del informe gubernamental de septiembre
de 2002 sobre el arsenal iraquí, que estaba entonces en preparación.
En un artículo publicado en The Independent
el experto subrayó sus dudas y aseguró que su equipo "reunía
al grupo de analistas más capaces en materia de guerra nuclear,
química y biológica", pero sus consideraciones fueron ignoradas
"por los servicios de inteligencia menos especializados.
"Esto llevó a una presentación engañosa
de las capacidades iraquíes", explicó Jones. "No existen
informaciones que lleven a pensar que el ejército iraquí
se entrenó para usar armas químicas o biológicas en
los últimos 10 años", sostuvo, y criticó el hecho
de que la información sobre los "45 minutos", nunca fue mostrada
a sus superiores. Sus dudas se unen a las del fallecido Kelly.
El jefe de la oposición conservadora, Michael Howard,
calificó de "muy serias" las acusaciones de Jones, mientras el diputado
liberal demócrata Menzies Campbell sostuvo que "el gobierno espera
que esta historia desaparezca pero cada vez que intenta sofocarla vuelve
a la superficie".
Por su parte, el secretario general de la ONU, Kofi Annan,
aseguró que aunque las armas de destrucción masiva acaparan
el debate actual, las armas pequeñas, como las que sí se
encontraron en Irak, "son una amenaza mayor para mucha gente en todo el
mundo".
El secretario de Defensa estadunidense, Donald Rumsfeld,
aseguró ante el Congreso que no existen pruebas definitivas de que
Irak no posea armas de destrucción masiva, en un firme gesto de
apoyo a los servicios de inteligencia estadunidenses. Negó que los
agentes fueran presionados para que sus conclusiones encajaran con la argumentación
del gobierno para ir a la guerra.
Reconoció que en una ocasión tal vez pudo
haber exagerado al decir que sabía dónde estaban ubicadas
las armas, pero sostuvo que el gobierno actuó sobre la base de información
de inteligencia obtenida desde la administración de Bill Clinton.
Legisladores demócratas criticaron a Rumsfeld por
haber omitido el costo de la operación militar en Irak en su presupuesto
de defensa de 401 mil 700 millones de dólares para 2005. Rumsfeld
afirmó que es una práctica establecida que esos costos fueran
financiados con complementos presupuestales aprobados posteriormente.
Por último, el presidente del gobierno español,
José María Aznar, reiteró el apoyo sin fisuras de
España a Estados Unidos, tanto en Irak como en la lucha contra el
terrorismo, en un discurso pronunciado en el Congreso estadunidense.
|