México D.F. Jueves 12 de febrero de 2004
Analistas del CAPISE ubicaron 91 instalaciones militares permanentes hasta 2003
Desplegó el Ejército fuerzas de combate en zonas de mayor concentración indígena
Los autores del estudio pretenden denunciar "la ilegalidad" de la ocupación en Chiapas
BLANCHE PETRICH
En los territorios de mayor concentración indígena en Chiapas -aproximadamente un tercio de la entidad- el Ejército Mexicano ha desplegado fuerzas de combate, tanto con fines de guerra regular como irregular, sin precedente en la historia. El Centro de Análisis Político e Investigaciones Sociales y Económicas (CAPISE) ubicó en esa zona, hasta finales del año pasado, 91 instalaciones militares permanentes.
La mayoría corresponde a las llamadas "pequeñas unidades", con mandos y elementos de una sola arma, tradicionales en la actual estructura castrense. Pero en Toniná, entrada de la selva Lacandona, en la demarcación de lo que sería la zona de retaguardia en una hipotética ofensiva contra Montes Azules, fueron detectados elementos de una denominada Gran Unidad Superior (GAS) -la primera Brigada de Infantería Independiente (BII) perteneciente al primer Cuerpo del Ejército- que forma parte de un "primer paso hacia una reorganización del Ejército" a escala nacional, de acuerdo con el análisis de los especialistas.
Según el Manual de Operación de Campaña de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), una gran unidad superior "se crea para la guerra".
En su más reciente investigación, La ocupación militar en Chiapas: el dilema del prisionero, este centro de estudios concluye que esta zona del sureste, identificada como "de conflicto", presenta un escenario "donde las poblaciones aparecen como prisioneras de un Ejército Mexicano en ocupación". El documento se presenta este jueves en San Cristóbal de las Casas.
Este informe, realizado por Ernesto Ledesma, José Merced Hernández y Julio César Ortega, entre otros especialistas, compara y cruza datos de los investigadores del CAPISE, recopilados en recorridos de observación in situ, con los manuales de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, con el Diario Oficial de la Federación, informes de organismos civiles e investigadores especializados.
Finalmente, la investigación se complementó con diversos documentos oficiales, principalmente manuales de la Sedena, obtenidos mediante solicitudes de información bajo el contexto del Instituto Federal de Acceso a la Información.
El resultado compone una radiografía actualizada del despliegue militar en el estado de Chiapas, su evolución en la década anterior y su profundización en años recientes.
El subtítulo de la investigación del documento, El dilema del prisonero, parte de una teoría de juegos estadunidense aplicada a la lógica de la ocupación militar del territorio indígena, en donde, por un lado, las poblaciones aparecen como prisioneras de la militarización, pero donde, paradójicamente, la institución armada también queda atrapada en una lógica de guerra.
En su exposición de motivos, los autores explican que con este estudio se pretende denunciar "la ilegalidad y la ilegitimidad de esa ocupación", y manifiestan su esperanza de ofrecer un "instrumento de comprensión y monitoreo del Ejército en Chiapas", dedicado a la sociedad civil y particularmente a las víctimas de las violaciones a sus derechos.
El tono en gran medida didáctico del contenido aborda temas de estructura y operación del Ejército que los militares suelen mantener lejos del escrutinio público.
Las 91 instalaciones militares ubicadas en la demarcación donde se asienta la mayor concentración de población indígena del estado -aproximadamente una tercera parte del territorio de Chiapas-, pertenecen a las tres zonas militares: la 31, de Rancho Nuevo, municipio de San Cristóbal de las Casas; la 38, de Tenosique, Tabasco, y la 39, en Toniná, Ocosingo. Esta última, creada en 1993, es considerada como la Zona Militar dedicada a combatir al Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
De estas instalaciones, 20 son de las llamadas "pequeñas unidades", con mando y elementos de una sola arma. Seis son compañías de infantería (con tanques, ingenieros y servicios, cien o más elementos), todas, excepto una, son compañías de infantería no encuadrada (CINE). La restante es una compañía de ingenieros de combate (CIC) ubicada en el campo militar de Tenosique.
Se localizaron ocho batallones de infantería, unidad táctica básica con 600 o más elementos, y uno de ingenieros de combate. Además, cuatro regimientos de caballería motorizada (RCM) -compuesta por dos o más batallones con 400 o más elementos.
Entre septiembre y diciembre del año pasado los analistas del CAPISE corroboraron en la 39 Zona Militar de Toniná la presencia del 65 batallón de infantería, perteneciente a la primera brigada de infantería independiente del primer cuerpo del Ejército.
Este cuerpo, según los manuales de la Sedena, es la Gran Unidad Superior que agrupa dos o más divisiones o brigadas independientes. Es un indicio, subrayan los investigadores, de la reorganización del Ejército en siete cuerpos que sustituiría al sistema de zonas militares vigente en la actualidad.
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