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México D.F. Jueves 12 de febrero de 2004
MEXICO SA
Carlos Fernández-Vega
En México, el mayor descaro de extranjeros en la banca
Entre 1990 y 2003 la participación foránea en ese sector creció 8 mil 900 por ciento
MUCHAS DÉCADAS transcurrieron para que América Latina medianamente construyera su sistema financiero y sólo unos cuantos años para que el capital trasnacional lo controlara, primero, lo dominara, después, y se lo apropiara, por último.
SI BIEN EL CASO MEXICANO es el más destacado (léase descarado), con 90 por ciento de su sistema de pagos en manos del capital extranjero, no es el único: en Argentina la banca trasnacional es ama y señora de más de 61 por ciento de dicho sistema; en Brasil, de 50; en Chile de 65; en Colombia de cerca de 40 por ciento; en Perú alrededor de 65 por ciento y en Venezuela más de 60 por ciento.
EN EL CASO MEXICANO, entre 1990 y 2003 la participación del capital extranjero en la banca que opera en el país reportó un crecimiento verdaderamente escalofriante: 8 mil 900 por ciento. En igual periodo, los demás países de la región reportaron el siguiente avance de las trasnacionales financieras en sus respectivos sistemas: Argentina poco más de 500 por ciento; Brasil, 730; Chile -el "ejemplo a seguir", como dirían los pinochetistas tecnócratas- "sólo" 240; Colombia, 400; Perú, mil 525, y Venezuela, 5 mil 900 por ciento, de acuerdo con información estadística del Fondo Monetario Internacional.
ESA HA SIDO, ES, LA constante en el sistema financiero latinoamericano en los últimos años, como también lo han sido la permanente contracción del crédito a los sectores productivos y el creciente rentismo del capital financiero trasnacional, que lejos de "inyectar" capital a las economías receptoras, descaradamente las sangra.
EN ESTE SENTIDO, UN destacado personaje de las finanzas latinoamericanas, que ejerce desde el sector público, ha considerado -de tiempo atrás- que la presencia de la banca extranjera "no ha contribuido como se esperaba al mejoramiento del sistema... Ese capital viene a representar riesgos, entre otros, por la repatriación de dividendos y utilidades, mientras las entidades nacionales reinvierten en nuestro territorio", como insistentemente ha advertido el director del Banco Central de Venezuela, Domingo Felipe Maza Zavala.
LA CRECIENTE PRESENCIA del capital financiero trasnacional, dice, "no ha contribuido en nada al mejoramiento de la banca, tiene sus riesgos, porque en primer lugar es una extroversión (repatriación) de utilidades. Los bancos venezolanos (por ejemplo) reinvierten sus utilidades en el país, decretan dividendos en favor de sus accionistas de Venezuela".
EN CAMBIO, "LA BANCA extranjera que extrovierte sus utilidades, reparte dividendos a su casa matriz, a los accionistas de su país de origen y, desde luego, sus intereses no están perfectamente identificados con el interés nacional, sino con la trasnacional o casa matriz a la cual pertenece. Todas esas cosas hay que tenerlas en cuenta para pensar si el capital extranjero en la banca es o no favorable. Hay que considerar que el sistema financiero es de alta estrategia nacional, es nada menos que el aparato circulatorio de nuestra economía... Es un negocio que afecta la estrategia nacional de desarrollo... Debe ponderarse si los intereses extranjeros concuerdan con los intereses del país en un momento determinado; eso constituye un riesgo".
A PESAR DE ELLO, MAS de 60 por ciento del sistema financiero venezolano -hasta ahora- está en manos de trasnacionales, y ese país sudamericano hace frente a uno de los peores momentos económico-financieros de su historia. Pero el caso se repite en Argentina, se ha registrado en México, lo han sufrido Colombia, Chile, Brasil y Perú, y lo padece toda América Latina.
DOS FACTORES SE UNIERON para que todo lo anterior fuera posible: débiles democracias regionales, con gobiernos por demás entreguistas, y las reformas financieras aplicadas en Estados Unidos, Japón y la Unión Europea durante la década de los noventa. Al respecto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) explica que esas transformaciones "afectaron profundamente las estrategias de la banca trasnacional".
EN ESTADOS UNIDOS, por ejemplo, había tres tipos de instituciones financieras: los bancos que hacían las operaciones de intermediación entre depósitos y colocaciones; las instituciones orientadas al segmento de comercialización de títulos, y las aseguradoras. La legislación impedía la participación simultánea de cada una de estas instituciones en esos tres mercados. Sin embargo, esta legislación restrictiva fue debilitándose entre 1980 y 1990 -el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos comenzó a entregar permisos para fusiones específicas entre bancos comerciales y bancos de inversión-, hasta que se derogó completamente al revocarse la ley Glass-Steagal y remplazarse por la ley Gram-Leach-Biley, aprobada en 1999.
TAMBIÉN SE ELIMINARON otras restricciones que regían localmente en los estados, mediante la reforma de la ley Riegle-Neal Interstate Banking and Branching Efficiency. Ello permitió unificar la regulación -de tal modo que prevaleciera la de carácter federal-, lo que desató a su vez un intenso proceso de fusiones y adquisiciones de bancos entre estados, orientado a crear "bancos nacionales" semejantes a los existentes en otros países (Rhoades, 2000).
EN JAPON TUVO LUGAR otro cambio importante en la regulación, el denominado big bang, en virtud del cual se eliminaron diversas restricciones financieras parecidas a las que establecía la ley Glass-Steagal. Ello permitió formar bancos universales, al facilitar las fusiones y adquisiciones entre instituciones financieras e introducir reglas para promover mayor competencia en el mercado. La operación más destacada en este contexto fue la que dio origen al banco más grande del mundo -medido por sus activos financieros-, perteneciente al grupo financiero Mizuho. Sin embargo, el proceso de fusiones y adquisiciones no tuvo aquí la misma magnitud que el de Estados Unidos, debido a la situación económica adversa que prevaleció durante la década de 1990 en Japón.
Las rebanadas del pastel:
A LO LARGO DE 2003, LA AUSTERA administración del "cambio", que en todo "ahorra", gastó más de 3 mil millones de pesos para difundir sus "logros", es decir la friolera de 85 millones diarios, sábados y domingos incluidos. [email protected]
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