México D.F. Jueves 12 de febrero de 2004
Duplica recompensa por Musab Zarqawi, quien
"sería más fácil de capturar"
EU presenta como terrorista de alto rango a
un poco conocido aliado de Bin Laden
Fuentes de Al Qaeda dicen que la red ataca sólo
a fuerzas invasoras y sus colaboradores
ROBERT FISK THE INDEPENDENT
En tanto Irak se estremece debido a los salvajes y casi
diarios atentados suicidas, las fuerzas estadunidenses doblaron este miércoles
-de 5 a 10 millones de dólares- la recompensa por la captura de
Musab Zarqawi, oscuro y poco conocido asociado de Osama Bin Laden que,
según Estados Unidos, trata de provocar una guerra civil en Irak.
Zarqawi,
quien efectivamente se encuentra en Irak, intenta organizar más
ataques con bomba contra las tropas de ocupación y las fuerzas policiales
iraquíes a sueldo de los estadunidenses, los cuales serían
perpetrados exclusivamente por insurgentes musulmanes sunitas. Pero, pese
a lo que Washington quiere hacerle creer al mundo, Zarqawi no tiene ninguna
posición de alto rango en la dirigencia de Al Qaeda.
Aunque en una carta que los estadunidenses dicen haber
encontrado en Irak Zarqawi, cuyo verdadero nombre es Ahmed Fadil al Khalayah,
llama a perpetrar ataques contra la mayoría chiíta de Irak,
fuentes de impecable credibilidad cercanas a Al Qaeda afirman que la organización
de Bin Laden quiere concentrarse en atacar a la ocupación estadunidense,
a quienes colaboran con ella y a los extranjeros en Irak, y no hablan de
atacar a miembros de otras comunidades musulmanas.
La nueva atención que Estados Unidos presta a Zarqawi
coincide con el atentado con un carro bomba que mató a 47 personas
en un centro de reclutamiento de Bagdad. En sólo 24 horas, el saldo
mortal entre iraquíes que trabajan para las fuerzas de ocupación
ascendió a 100.
La nueva policía y los reclutas son vitales para
el plan de Washington de entregar el poder a los iraquíes el 30
de junio. El atacante suicida llegó bien preparado, con una bomba
de entre 150 y 250 kilos de explosivos plásticos mezclados con granadas
de artillería, con el fin de aumentar el "efecto mortal", según
explicó en el lugar de los hechos el coronel estadunidense Ralph
Baker.
"Estábamos formados esperando comenzar nuestro
turno en el nuevo ejército cuando vimos un automóvil blanco
que circulaba junto a nosotros. Muchos murieron; había como 400
personas en la fila", dijo Ghassan Samir, uno de los heridos. Nadie ha
reivindicado el atentado.
Mientras Estados Unidos se concentraba en Zarqawi, las
fuentes de Al Qaeda revelaron a The Independent que estuvo con Osama
Bin Laden en Afganistán, en 2001, y participó en las batallas
finales de Tora Bora, donde resultó levemente herido, si bien logró
escapar de las fuerzas especiales estadunidenses y de pistoleros de la
Alianza del Norte. Ha entrado y salido de Irak con frecuencia desde el
verano pasado, según las fuentes, y en agosto se las arregló
para cruzar a Jordania con el fin de visitar a su esposa e hijos, que viven
en Zarqa. Un error de la policía secreta jordana le permitió
permanecer una noche -quizá dos- con su familia, antes de regresar
sin contratiempos a Irak.
Según los estadunidenses, Zarqawi está asociado
con el movimiento Ansar al Islam, del norte de Irak, tal como lo dijo el
secretario de Estado estadunidense, Colin Powell, el 5 de febrero de 2003
en su discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, Washington
afirma que son "terroristas extranjeros" los que están detrás
de los sangrientos atentados en Irak, y que la presencia de Zarqawi es
prueba de ello.
Nada de esto es correcto. Casi todos los atacantes suicidas
que se han inmolado en el país son iraquíes y el mismo Zarqawi,
quien es ciudadano jordano, pertenece a la tribu Ban Hassan, que existe
tanto en Irak como en Jordania. Para la mayoría de los árabes,
esas fronteras nacionales fueron establecidas por británicos y franceses
después de la Primera Guerra Mundial, y la tribu es más importante
que un país. Para todo intento y propósito, Zarqawi es iraquí.
En vista de que no se ha encontrado a Bin Laden ni al
talibán mullah Omar, el esfuerzo estadunidense de presentar
a Zarqawi como "un terrorista del más alto rango" bien puede ser
el intento de atrapar a un hombre que será más fácil
de encontrar, arrestar o matar que los otros dos.
Las fuerzas estadunidenses dicen que Zarqawi está
involucrado en "planes terroristas" en Francia, Jordania, Alemania e Israel,
y que participó en la colocación de cuatro bombas en una
sinagoga y el consulado británico en Estambul. Las fuentes de Al
Qaeda se mofaron de estas afirmaciones.
También se acusa a Zarqawi de planear el asesinato
de un diplomático estadunidense en Omán y se le vincula con
un supuesto intento de usar veneno de ricina en la red de agua potable
de Londres. De hecho, es mucho más probable que Zarqawi haya tenido
algo que ver en el atentado del año pasado en la embajada jordana
en Bagdad. Por eso el rey Abdullah de Jordania dio personalmente a su equipo
de seguridad la orden de encontrar a Zarqawi.
Pero cualquier análisis sobre Zarqawi debe tener
en cuenta la campaña de relección de Bush. Al no haber encontrado
armas de destrucción masiva en Irak y ser incapaz de destruir el
creciente movimiento de resistencia a la ocupación estadunidense,
que lo ha colocado ante un constante derrame de sangre estadunidense en
Irak, Bush tiene enorme necesidad de probar que el régimen de Saddam
estaba vinculado con Al Qaeda y, por lo tanto, con los crímenes
contra la humanidad del 11 de septiembre. Esa es la verdadera importancia
de Zarqawi. Desgraciadamente para Bush, Zarqawi estaba en Afganistán,
y no en Irak, en 2001.
Los iraquíes ya tenían la tradición
de los ataques suicidas con bomba: dos mujeres iraquíes se hicieron
estallar junto a un puesto de control estadunidense durante la invasión
del año pasado y un policía iraquí condujo un auto
bomba hasta el interior de una base de tropas estadunidenses unos días
antes.
El suicidio no es una táctica exclusiva de Al Qaeda,
independientemente de que esa organización o Bush quieran convencer
al mundo de ello. La matanza de civiles israelíes a manos de suicidas
de Hamas y Jihad Islámica es prueba de ello, al igual que los baños
de sangre en Irak.
©The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca
|