México D.F. Martes 24 de febrero de 2004
EU fracasó en su intento de imponer los
organismos genéticamente modificados, asegura
Alimentos transgénicos, más caros y de
menor calidad que los naturales: ONG
Llama la UE a respetar el derecho de los consumidores
a elegir qué tipo de alimento comer
AFP
Kuala Lumpur, 23 de febrero. La
conferencia internacional dedicada a los organismos genéticamente
modificados (OGM) inició con un cuestionamiento tajante de esa tecnología,
presentada por sus detractores como una monstruosidad y por sus defensores
como un arma de lucha contra el hambre en el mundo.
La organización ecologista Amigos de la Tierra
abrió el debate con un informe en el que afirma que, luego de diez
años de esfuerzos, Monsanto y las otras empresas de biotecnología
sólo lograron imponer las semillas y los productos alimentarios
transgénicos en Estados Unidos.
Titulado Cultivos genéticamente modificados,
una década de fracasos, el informe fue presentado en Kuala Lumpur,
donde importantes funcionarios debaten acerca de la aplicación del
Protocolo de Cartagena sobre la bioseguridad.
Hasta el viernes pasado la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) realizó en esta misma capital la conferencia
sobre la biodiversidad.
El Protocolo de Cartagena, adoptado en enero de 2000 en
Montreal, reglamenta los intercambios de organismos genéticamente
modificados y entró en vigencia en septiembre de 2003. Este acuerdo,
que es el instrumento vinculante de la Convención sobre la Biodiversidad
de 1992, autoriza a los países a prohibir la importación
de OGM en virtud del principio de precaución.
Estados Unidos no ha adoptado el acuerdo, ratificado por
86 países y por la Unión Europea (UE), y hace campaña
en favor de la aceptación de OGM en todo el mundo.
La conferencia de Kuala Lumpur debatirá durante
cinco días los riesgos potenciales de los OGM y su reglamentación
comercial. Se espera que este tema sea objeto de controversia entre la
UE y Estados Unidos respecto a las normas de las etiquetas de los productos
que contengan OGM.
En la capital malaya, en el momento en que manifestantes
ecologistas inflaban un globo de 6 metros de alto con forma de mazorca
de maíz, símbolo de la "Frankenfood" (la comida Frankenstein),
el portavoz de Amigos de la Tierra, Juan López, instó a los
participantes en la conferencia a "no dejarse manejar por Estados Unidos".
Washington replicó afirmando que no existe "ninguna
prueba científica que demuestre la existencia de problemas de salud
debidos al consumo de productos genéticamente modificados".
El representante estadunidense, Richard White, confirmó
que su país no piensa ratificar el protocolo.
La UE aplica un embargo al cultivo e importación
de OGM, de los que Estados Unidos es el principal productor. Esa medida
es cuestionada por el gobierno estadunidense ante la Organización
Mundial de Comercio (OMC).
Anticipando lo que serán los debates, el ministro
británico del Medio Ambiente, Elliot Morley, declaró que
"Estados Unidos debe comprender que hay una enorme sensibilidad sobre la
cuestión de los alimentos genéticamente modificados" en Europa.
"El fondo del problema es que los consumidores tienen
derecho a elegir", dijo, defendiendo la política de etiquetas con
indicaciones estrictas en la perspectiva de una flexibilización
de las restricciones europeas.
En su informe, Amigos de la Tierra señala que ninguno
de los países productores de OGM está "en condiciones de
garantizar la inocuidad de los cultivos, y los accidentes ocurridos (como
los del maíz Starlink y plantas biofarmacéuticas) demuestran
los riesgos de introducción en la cadena alimentaria de productos
prohibidos para el consumo humano.
"No hay un solo alimento OGM comercializado que sea menos
caro ni mejor que su homólogo natural, y los cultivos OGM existentes
necesitan en su mayoría más pesticidas que las variedades
convencionales", recalca el documento.
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