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México D.F. Martes 24 de febrero de 2004
Mi mayor ambición es arbitrar en los
mejores estadios y en un mundial varonil, dice
Siento que gané al lograr mi objetivo: pitar
en primera división, asegura Virginia Tovar
Cuando me equivoque esperaré la sanción
de la comisión; no siempre estaré en la gloria, admite
MARLENE SANTOS A. Y AGENCIAS
Acosada por las entrevistas, intentando no descuidar a
su pequeño hijo Randall, y con renovados ánimos para entrenar,
la árbitro Virginia Tovar tuvo una ajetreada jornada, al otro día
de su debut en el máximo circuito, cuando condujo con buen tino
el juego Irapuato-América.
Luego de recibir las palabras de aliento de Arturo Yamasaki,
titular de la Comisión de Arbitraje de la FMF, la silbante atendió
las insistentes llamadas a la puerta de su domicilio, hasta donde llegaron
varios niños del vecindario con diversas playeras en busca del autógrafo.
Tovar
manifestó su deseo de actuar con regularidad y buen nivel, con el
afán de ser designada a cotejos de mayor relieve, como un clásico
América-Chivas, o en finales con equipos de garra, como Pumas, Toluca
y Santos, "y más adelante, ¿por qué no?, un mundial
varonil", indicó.
En entrevista telefónica desde Guadalajara, manifestó:
"Siento que gané por mi actuación en la cancha y por haber
logrado mi objetivo de llegar a pitar en el máximo circuito, que
dedicó a su padre, fallecido hace dos años. Ahora mi mayor
ilusión es seguir arbitrando en primera división en los estadios
más importantes de México, como el Azteca".
Una vez más, aseguró no haberse sentido
presionada por el despliegue mediático y toda la expectativa que
se generó en torno a su debut; entre risas señaló
que su única preocupación fue encontrar quién se hiciera
cargo del cuidado de su hijo, de un año de edad, en su casa de Guadalajara,
asunto que también logró solucionar.
Por la tarde, Virginia acudió puntual a su sesión
de trabajo físico, dirigida por su hermana Isabel Tovar, quien además
de preparadora física de los silbantes de Guadalajara, también
se desempeña como juez de línea en primera división.
Su cónyuge, Armando Rojas, árbitro de la
segunda división, precisó que ambos comparten los cuidados
del niño, "ella es niñera por las mañanas, mientras
yo entreno; a mí me toca cuidarlo en las tardes, cuando ella va
a Colomos o al estadio olímpico de la Universidad de Guadalajara.
El apoyo es mutuo", sostuvo.
Añadió que el domingo, antes de salir a
la cancha, cumplió con un viejo ritual, "tengo una moneda que me
regaló el árbitro Alejandro Cruz, de Puebla, detrás
tiene una oración muy bonita, la leí para encomendarme a
Dios".
Tovar, quien también es maestra de educación
física en la Secundaria 40 Miravalle, aseguró que cumple
con sus labores del hogar como cualquier ama de casa, "lavo, plancho y
cocino. A mi esposo le gustan los camarones con verdura y ajo, y le puso
a ese platillo Vikichu. Me considero romántica, me gusta
la música de José José, Luis Miguel, Los Panchos y
Shakira...".
Virginia reitera su gratitud hacia Edgardo Codesal y Yamasaki,
a quienes considera impulsores de su carrera, y destaca que como árbitro
del máximo circuito ganará el mismo sueldo que sus compañeros
varones, no será menos, como desafortundamente ocurre en otras disciplinas.
Sin titubeos señaló la experiencia del parto
como el momento más crítico de su vida: "Fue difícil,
tuvo que ser cesárea, subí 20 kilos porque comí mucho,
todo lo que se me antojaba sin fijarme en lo nutricional, pero cuando tuve
a mi bebé en brazos fue el mejor premio, no lo comparas con ningún
debut.
"A los 34 días de haber dado a luz, con 15 kilos
de más regresé a entrenar y a los cinco meses ya estaba en
el mundial universitario de Corea, me apliqué tanto que fui la mejor
en las pruebas físicas, que llamamos test de Cooper".
Tovar tiene los pies en la tierra: "Por ahora todo ha
sido felicitaciones, pero somos humanos y nos podemos equivocar: cuando
eso ocurra esperaré una sanción de la comisión. No
siempre voy a estar en la gloria", remató.
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