México D.F. Miércoles 25 de febrero de 2004
Afirma que es necesario que la Iglesia tenga mayor presencia en los medios de comunicación
Demanda el Papa que se extienda la educación religiosa en México
Externa su deseo de que en un "futuro no lejano" se realicen nuevas reformas legislativas
Debe reconocerse el derecho a enseñar una doctrina espiritual aun en escuelas públicas, plantea
JOSE ANTONIO ROMAN
El papa Juan Pablo II abogó abiertamente para que en un "futuro no lejano" se realicen nuevos cambios legislativos en México, con el propósito de que se imparta educación religiosa inclusive en escuelas públicas, se permita la asistencia espiritual en centros de salud, de readaptación social y hospitales públicos, y que la Iglesia tenga una mayor presencia en los medios de información.
Además, señaló que no se debe ceder a las pretensiones de quienes, amparándose en una errónea concepción del principio de separación Iglesia-Estado y del carácter laico de este último, intenten reducir la religión a la esfera meramente privada del individuo, no reconociendo el derecho a enseñar una doctrina religiosa y a emitir juicios morales sobre asuntos que afectan al orden social cuando lo exijan los derechos humanos de la persona o el bien espiritual de los fieles.
Al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de México ante el Vaticano, Javier Moctezuma Barragán, el pontífice se refirió de manera indirecta al debate de hace unas semanas por la aprobación de la llamada píldora de anticoncepción de emergencia y la criticada postura de rechazo que asumió la jerarquía católica. "A este respecto quiero destacar el valiente compromiso de los pastores de la Iglesia en México en defensa de la vida y de la familia", señaló.
En su discurso, distribuido a mediodía por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Juan Pablo II hizo un análisis de los avances y desafíos de las relaciones Iglesia-Estado, luego de que el 21 de septiembre de 1992 se establecieron relaciones diplomáticas entre México y el Vaticano. Dijo que aun cuando se han dado importantes avances que han beneficiado a ambas partes, es necesario trabajar aún más para fortalecer los principios de autonomía en las respectivas competencias y de cooperación con vistas a la promoción integral del ser humano.
"Es de desear que la Iglesia en México pueda gozar de plena libertad en todos los sectores en los que desarrolla su misión pastoral y social. La Iglesia no pide privilegios ni quiere ocupar ámbitos que no le son propios, sino que desea cumplir su misión en favor del bien espiritual y humano del pueblo mexicano sin trabas ni impedimentos. Para ello es preciso que las instituciones del Estado garanticen la libertad religiosa de las personas y los grupos evitando toda forma de intolerancia o discriminación", manifestó en un discurso que abiertamente respaldó las añejas exigencias del jerarquía católica del país.
Juan Pablo II expuso que los pasados 12 años se han caracterizado "por rápidos y profundos cambios en el entramado político, social y económico del país", y en este contexto apuntó que la Iglesia católica ha seguido promoviendo el bien común, buscando el diálogo y el entendimiento con las diversas instituciones públicas y defendiendo su derecho a participar en la vida nacional.
Por otra parte, el Papa se refirió al "doloroso y vasto" problema de la pobreza, con graves consecuencias en los ámbitos de la familia, de la educación, de la salud y la de vivienda, lo cual constituye un desafío urgente para los gobernantes y responsables de la vida pública del país.
La erradicación de la pobreza, agregó, requiere ciertamente medidas de carácter técnico y político, encaminadas a que las actividades económicas y productivas tengan en cuenta el bien común, y muy especialmente a los grupos más deprimidos, pero pidió no olvidar que todas esas medidas serán insuficientes si no están animadas por auténticos valores éticos.
Al final de su discurso, el pontífice reconoció que tiene "el corazón puesto" en la celebración del 48 congreso eucarístico internacional, programado para octubre próximo en la ciudad de Guadalajara.
Por el momento no se ha confirmado la participación de Juan Pablo II en ese encuentro, aunque el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, había dicho, a finales del año pasado, que existía interés del Papa por asistir a este acontecimiento.
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