México D.F. Jueves 26 de febrero de 2004
Dirigida por Jaime Matarredona, la pieza teatral cumplió cien representaciones
Explora La prueba los misterios del amor entrelazados con los de las matemáticas
ARTURO CRUZ BARCENAS
La obra La prueba, dirigida por Jaime Matarredona, cumplió el pasado jueves cien representaciones en el teatro Diego Rivera, ocasión que engalanó la actriz Silvia Pinal, quien develó la placa alusiva y resaltó la calidad de la puesta en escena que ha sido exitosa en varios países y ganó los premios Pulitzer y Tony.
Protagonizada por Ludwika Paleta (Catherine), Plutarco Haza (Harold, papel que alterna Francisco de la O), Dominica Paleta (Claire; este rol lo desempeña también Ana Karina Guevara) y Patricio Castillo (Robert), La prueba explora los misterios del amor entrelazados con los de las matemáticas.
En ires y venires, del pasado al presente y de éste al futuro, las escenas van armando una ecuación en la que Catherine probará su amor de hija a su padre Robert, anciano profesor de matemáticas en Chicago, quien en el declive intelectual y sin poder ya crear algo novedoso en su campo de estudio se refugiará en seudoproblemas, falsas demostraciones, números sin lugar, al punto de la locura.
Escrita por David Auburn, introduce al espectador en la sensibilidad de quienes hacen de las matemáticas su forma de vida, sumergidos en abstracciones, pero deseosos de concretar algo en su vida, como la alegría de vivir y la utópica armonía del amor correspondido.
El sueño de todo matemático es crear una demostración que lo cite en los libros de historia de su disciplina. La lucidez puede abrir puertas a nuevos caminos para resolver teoremas, plantear hipótesis pertinentes. La oscuridad es la incapacidad para hacerlo.
Eso modifica en carácter y la vida se torna ridícula, sin sentido, como una suma mal hecha. En la obra nadie quiere estar solo y busca sumar. El destino resta compañía cuando un ser querido muere o se va. La peor ecuación es la soledad no deseada.
Neurosis numérica
Catherine sabe que tiene que hacer su vida, para lo cual debe dejar a su padre, quien de otra manera la involucrará en su torbellino de neurosis numérica, loca o locuaz, chiflada. Pero probará su amor al costo de su futuro.
Las frases son ingeniosas y las actuaciones generan risa. El público sabe que en la vida hay que demostrar el amor, dar La prueba, la demostración individual, para la otra persona. El amor, cuando es sólo palabras, no sirve. No es. Donde se acabó el amor nunca lo hubo.
La escenografía adusta y efectiva de Laura Rode marca la historia del abandono, cuando la brillantez intelectual de la juventud ya se marchitó y es difícil, casi imposible, armar un edificio de conocimiento.
No obstante, el naciente amor de Catherine y Harold dejarán en el público la dulce idea, comprobada, de que en la vida es mejor sumar que restar, en ese asunto tan abstracto, como las matemáticas, que es el amor.
La prueba se presenta en el teatro Diego Rivera, ubicado en Versalles 27, colonia Juárez, teléfonos 5207-1498 y 5546-2975. Funciones los viernes a las 20:30 horas; sábados, 18 y 20:30; domingos, 17 y 19:30.
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