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México D.F. Domingo 29 de febrero de 2004
BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife-Rahme
Apocalipsis ahora
Las guerras climáticas del Pentágono
TAL PARECE QUE A los estrategas del Pentágono y la CIA no les es suficiente el pánico que vive el género humano como consecuencia de la "guerra contra el terrorismo global" que emprende el equipo Bush. Tampoco bastan todas la revelaciones macabras sobre la investigación de armas biológicas en los laboratorios de la muerte de Estados Unidos, que ahora fabrican un "supervirus" (el H5N1), genéticamente manipulado y susceptible de superar la pandemia de influenza de 1918, que cobró millones de víctimas (New Scientist, 26 de febrero de 2004).
COMO SI LO ANTERIOR fuera poco, un "reporte secreto" (sic) del Pentágono (Escenario de cambio climático abrupto y sus implicaciones para la seguridad nacional de EU), extrañamente obtenido por el periódico británico The Observer (22 de febrero de 2004), entre otros medios, advierte que "los cambios climáticos en los próximos 20 años pueden desembocar en una catástrofe global a un costo de millones de vidas" como resultado de "las guerras y los desastres naturales" que provocarían. šSencillamente aterrador!
RESULTA QUE LAS principales ciudades europeas serían inundadas por maremotos y oleajes que sepultarían a Gran Bretaña en un clima siberiano en 2020. ƑPor qué no antes o después? El reporte asevera que todo el mundo sería presa de conflictos nucleares, "megasequías", hambrunas (Ƒmás?) y violencia generalizada. ƑApoyó el Pentágono con este reporte eminentemente catastrofista la relección de George W. Bush, quien desea suplantar al dios Marte del pasado olímpico? Sin duda, el escenario planteado simboliza el nicho ecológico ideal para el autonombrado "presidente de la guerra". Pero lo más interesante es que "la amenaza a la estabilidad global eclipsa ampliamente al terrorismo", de acuerdo con varios expertos que tuvieron acceso al documento íntegro, el cual predice que "los cambios climáticos abruptos pueden llevar al planeta al borde de la anarquía conforme los países desarrollan su amenaza nuclear para defender y asegurar la carestía de los alimentos y el agua, así como el abastecimiento de energía". šApareció el peine!: "el abastecimiento de energía" (sobre lo que vendremos luego). La conclusión del documento no lo hubiera imaginado San Juan en su Apocalipsis: "desorganización y conflicto serán las características endémicas de la vida; una vez más, la guerra define la vida humana". Pero, por Dios, Ƒdesde cuando la ha dejado de definir? En esta fase alarmante de la debacle del dólar, el empantanamiento en Irak, el hundimiento de Baby Bush en las encuestas y, quizá, hasta de una nueva guerra fría entre Estados Unidos y Rusia, Ƒa qué intereses aviesos conviene la remilitarización de todos los aspectos de la vida, incluyendo la meteorología?
SEGUN LOS REPORTEROS Mark Townsend y Paul Harris, de The Observer, "los hallazgos probarán ser humillantes para la administración Bush, que repetidamente ha negado que el cambio climático siquiera exista"; además, su lectura resultará particularmente "perturbadora" cuando el presidente "ha insistido en la prioridad de la defensa nacional". ƑNo serán, acaso, la defensa nacional, la lucha contra el terrorismo global y las nuevas guerras climáticas del Pentágono parte del mismo estratagema integral para elevar los galopantes gastos militares? En efecto, dos días después de publicarse el reporte filtrado del Pentágono, el director de la CIA, George Tenet, sentenció ante el Comité de Servicios de Inteligencia del Senado que la guerra contra el terrorismo islámico "no tenía fin" y que sus servicios habían descubierto una serie de "conspiraciones espeluznantes" con barcos, aviones y "armas especiales" (The Daily Telegraph, 24 de febrero de 2004). ƑY qué sucederá si se vuelven a equivocar los "expertos" de la CIA en la recolecta de datos de inteligencia, como fue el caso flagrante de las mentiras sobre las "armas de destrucción masiva" de Irak?
ROBERT HIGGS, HISTORIADOR económico, evoca una simple regla para obtener el verdadero monto del gasto militar del Pentágono, que representa entre 45 y 50 por ciento del similar dispendio mundial (cifras de SIPRI para 2003): "duplicar las cifras del Pentágono que aparecen en el presupuesto federal". Con este método sencillo, los 401 mil 700 millones de dólares requeridos para 2005 serían en realidad 800 mil millones del total de 2.4 billones del presupuesto federal, es decir, un descomunal 33 por ciento (The Christian Science Monitor, 26 de febrero de 2004). Es evidente que el colosal gasto militar de Estados Unidos supera en forma exagerada cualquier dispendio bélico de sus enemigos potenciales juntos. ƑPara qué serviría, entonces, tanto dinero sin los pretextos y contextos del terrorismo islámico ni guerras climáticas a la vista?
EN FORMA POR DEMAS interesante, el reporte catastrofista del Pentágono fue comisionado por el influyente consejero Andrew Marshall, de 82 años, quien ha participado en el moldeo del pensamiento estratégico militar en las pasadas tres décadas. Marshall fue, inclusive, quien colaboró estrechamente en el diseño de la "revolución en asuntos militares", es decir, la nueva guerra nintendo, con pocos soldados y un apabullante empleo de la más sofisticada tecnología, y que, por cierto, resultó un fracaso en Irak (y ya veremos si también en Afganistán). A nuestro humilde juicio, lo más relevante proviene de sus autores: Peter Schwartz, consultor de la CIA y anterior jefe de planeación de Shell, una de las cuatro hermanas petroleras anglosajonas, y Doug Randall, miembro de Global Business Network (GBN), que jefatura también Schwartz; ambos aducen que los cambios climáticos "deben rebasar el debate científico para formar parte de la preocupación por la seguridad nacional de Estados Unidos". Justamente aquí radica la clave evasiva del grupo consultor GBN: porque si los genuinos científicos -quienes naturalmente colocarían las predicciones ominosas de cualquier tipo en una perspectiva más planetaria y humanitaria- son eliminados de un debate público de antemano secuestrado por una doméstica agenda oculta y/o difusa y abstracta de "seguridad nacional y del hogar", entonces la meteorología sería propiedad exclusiva del Pentágono, cuyos nobles objetivos no necesariamente se cotejan con los anhelos universales -sin contar que Baby Bush, de conspicuo pensamiento teológico-mágico, choca constantemente con el progreso científico para favorecer a las trasnacionales petroleras, como se lo acaba de recordar la "Unión de Científicos Preocupados", grupo de las 60 principales eminencias mundiales en las ciencias, entre ellos 20 premios Nobel (SFGate, 27 de febrero de 2004).
SCHWARTZ (RANDALL ES insignificante: no cuenta salvo en su triste labor de patiño) predice un menú aterrador: maremotos en Holanda y California (no dice qué advendrá a los mexicanos); Estados Unidos y Europa convertidas en "fortalezas virtuales" contra los flujos de emigrantes que escapan a su suerte climática; China será particularmente vulnerable por su inmensa población y Bangladesh se tornará inhabitable; India, Sudáfrica e Indonesia sufrirán levantamientos y "más de 400 millones de personas en las regiones subtropicales se encontrarán en grave riesgo"; "guerras del agua" en los ríos Nilo, Danubio y Amazonas; "la proliferación nuclear será inevitable" y se agregarán al club atómico Japón, Alemania, Irán, Egipto y las dos Coreas; una "caída significativa en la capacidad para sostener la actual población del planeta será aparente en los próximos 20 años", etcétera. Se desprende en suma la mezcla neomalthusiana de una previa recomendación del etnocida Kissinger y el estrujante libro Reporte Lugano, de Susan George, salpicados ahora por las "guerras climáticas".
POR DESGRACIA, SCHWARTZ no cuenta con los mejores antecedentes: proviene de la petrolera anglosajona Shell, que posee sus intereses plutocráticos y oligárquicos muy particulares, que tampoco embonan con los del género humano, y en sus previos escritos ha mostrado un racismo islamófobo que supera al mismo Samuel Huntington. Al rato nos van a salir que la especie islámica por su galopante demografía es la causa de la contaminación ambiental. En manos de Schwartz, la Shell y el Pentágono, las "guerras climáticas" pueden desembocar en etnocidios deliberados con máscara redentora.
POR ALGUNA RAZON inherente a sus intereses particulares, que atentan contra el bien común universal, la dupla Schwartz-Randall había fustigado "el costo de la dependencia en el petróleo de parte de Estados Unidos" -que no sólo estaba haciendo del planeta "un sauna global", sino que también "acarrearía inexorablemente conflictos en el mundo"-, por lo que se pronunciaba por el "fin de la era del petróleo y el ingreso a la economía del hidrógeno" (GBN, abril de 2003). Queda claro que un epitafio prematuro de los fósiles de hidrocarburo, basado en una hipócrita denuncia del "calentamiento global" en la que la industria petrolera se refociló desde su creación, eleva los precios del petróleo y el gas. La petrocracia manipula a su antojo cifras y hallazgos, cuando no los fabrica. Después de que en un inolvidable estudio -deliberadamente desinformativo- The Intelligence Economic Unit, de la revista británica The Economist, vinculada a los intereses petroleros, "vaticinó" (sic) que los precios del petróleo se reducirían un mínimo de 30 por ciento en 2004 y 2005, ahora se ha vuelto "paradigmático", por los mismos círculos de la superchería global, exaltar su alza por encima de 40 dólares el barril.
SI LA "GUERRA CONTRA el terrorismo global" ha levantado muchas suspicacias por sus orígenes y consecuencias, ahora el reporte de las "guerras climáticas" del Pentágono ha levantado innumerables cejas en la casuística mundial, que resalta que el estudio no se basa en nuevos hallazgos, sin contar que los autores no son científicos, sino meros diletantes que conectan forzadamente los cambios climáticos y el calentamiento global a la estabilidad geopolítica propicia a sus intereses. Tampoco se soslaya la identidad tanto del controvertido GBN, centro de pensamiento del sector petrolero con máscara académica, como del contratante Pentágono, que carece de credenciales científicas creíbles.
EN FORMA INCREIBLE, Voice of America asegura que el mismo Pentágono ha minimizado el significado del reporte al calificarlo de "altamente especulativo" y que el beneficio real consiste en conocer cuáles son los países afectados por los cambios climáticos. ƑDe cuándo acá, el Pentágono, en pleno despliegue bélico, destructivo y depredador en el Medio Oriente, se preocupa por los daños ambientales que sufren los demás países? Lo real es que el reporte GNB-Pentágono abrió una brecha conceptual insalvable entre los científicos puros y los políticos de corte militarista con agendas notablemente contrastantes: unas para intentar redimir al género humano y otros para aniquilarlo en beneficio sinergético y energético de la petrocracia, la plutocracia y la oligarquía globales. Pero lo más sospechoso de las "guerras climáticas" es que mientras a la dupla proveniente del sector petrolero de Estados Unidos, Bush-Cheney, le vale un comino el "calentamiento global", asunto que, al contrario, ridiculiza y pisotea con el criminal abandono del Protocolo de Kyoto, ahora Peter Schwartz, anterior jefe de planeación de la petrolera británica Shell, se compunge a destiempo de los daños climáticos precisamente causados por la petrocracia anglosajona en su conjunto y que pretende revertir tardíamente para hecer avanzar su agenda oculta de remilitarización en beneficio del complejo militar-industrial de Estados Unidos.
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