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México D.F. Viernes 5 de marzo de 2004

El artista alemán ofrecerá mañana un concierto en la Casa de la Cultura de Tlalpan

Con la guitarra sólo se trata de ''dejar fluir el alma'': Tröester

La música es más un arte de la emoción que del pensamiento, considera El virtuosismo no debe ser asumido como un fin, sino ''como herramienta al servicio de lo que se desea expresar''

ANGEL VARGAS

El guitarrista alemán Michael Tröester parece más un trotamundos que un artista. No hay resquicio en el estuche de su instrumento que no esté tapizado por alguna calcomanía alusiva a los muchos países que ha visitado.

Esos pegotes escritos en diversos lenguajes -inglés, español, francés, árabe, hebreo, japonés y ruso- rinden testimonio, no de un ávido espíritu aventurero del músico nacido en 1956, sino de un gran talento por el que ha sido requerido en escenarios de los cinco continentes.

troster_michael_OKAhora, como parte de ese periplo, el también compositor y docente llega por primera vez a México, con el enorme paquete de demostrar porqué se le promociona como ''uno de los más grandes guitarristas clásicos del mundo".

Para comenzar, anoche ofreció la primera de sus presentaciones, efectuada en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, donde actuó como solista al lado de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes.

El programa estuvo integrado, entre otras partituras, por una que le dedicó el compositor mexicano Eduardo Angulo, la Segunda sonata para guitarra, así como por el famoso Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo.

Prodigio del sentir y el pensar

Afable en el trato y de temperamento más latino que germano, Tröester sostiene en entrevista la convicción de que la música es uno de los actos de amor mejor logrados por el ser humano.

Esa es su forma de explicar porqué se trata de una de las pocas expresiones artísticas con la capacidad de ser disfrutada en todas las épocas por todo tipo de personas, sin importar raza, sexo, edad, religión, posición social ni económica.

''Las personas aman, sin importar cuál sea la parte del mundo en que se viva, y el amor es esencial para entender cualquier tipo de arte, pero en especial la música, porque ésta llega de manera directa e inmediata por la vía emotiva."

Por ello, el músico alemán se asume como un intérprete más emocional que intelectual, cuando se le pone ante la disyuntiva de definirse tajantemente por alguno de esos dos aspectos.

''La música es más un arte de la emoción que del pensamiento, aunque sólo inicialmente, porque después ambos se conjugan para fundirse en uno solo y dar paso a un prodigio", abunda.

''Bach ha sido uno de los grandes genios en la historia del arte sonoro que supo reunir el cerebro con el estómago, con las vísceras, e integrarlos en una sola creación.

''La música no son sólo ideas, sino también sentimientos, y lo ideal es que, mediante ella, la parte intelectual fluya de manera natural en las emociones."

Tröester liga esas ideas con el concepto del virtuosismo, y subraya que éste es sólo un medio y no un fin, es decir, una herramienta puesta al servicio de lo que se desea expresar.

''Todo artista debe valerse del virtuosismo como el camino para sentir y lograr transmitir eso que siente.

''En el caso de la guitarra, no se trata de mover muy rápido los dedos, eso es relativamente fácil; lo difícil es lograr exteriorizar y transmitir lo que se siente en el momento, dejar fluir el alma. En mi opinión, en eso radica el verdadero arte."

El guitarrista alemán no tiene complejos para adentrarse a cualquier tipo de género, época o autor, y señala que a partir de esa apertura de criterio es como puede irse construyendo un estilo personal.

Marcada sensualidad

Mitad en serio, mitad en broma, acepta que, por sus formas sinuosas, la guitarra es un instrumento de marcada sensualidad, aunque puntualiza que su verdadero contenido erótico estriba en la sensación que producen sus cuerdas al vibrar.

Sin ambages, la define como la herramienta más hermosa y generosa del reino musical, con un largo potencial aún por descubrir, y cita a Chopin al decir que la guitarra, por sus capacidades, es como una pequeña orquesta.

Como parte de su visita al país, Michael Tröester ofrecerá un concierto más este sábado, a las 18 horas, dentro del ciclo Solistas del Milenio V, que tiene lugar en la Casa de Cultura de Tlalpan (Camino a Santa Teresa sin número, esquina Zacatépetl, colonia Bosques del Pedregal).

Para esta presentación preparó un programa diverso, ameno y que requiere gran virtuosismo, con el Choros número 1, de Heitor Villa-Lobos, así como sus preludios 2, 3 y 7.

De igual forma, en el cartel aparece Terremoto, de Luigi Legnani; la Suite española, de Isaac Albéniz; la Sonatina de Federico Moreno de Torroba, y la mencionada pieza de Angulo.

Los interesados en asistir a esa cita todavía pueden conseguir entradas en Ticket Master o bien llamando a los teléfonos 26 14 52 66 y 044 55 26 7902 95.

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