México D.F. Viernes 5 de marzo de 2004
Legisladores, analistas y ex funcionarios reprueban
la política exterior de Bush
En duda después de Haití, el compromiso
de EU con la democracia hemisférica
El presidente incumplió la Carta Democrática
de la OEA al no ayudar a Aristide: senador Dodd
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 4 de marzo. La política
estadunidense hacia Haití pone en entredicho el compromiso de Washington
de promover y defender la democracia a escala internacional, particularmente
en este he-misferio, consideran legisladores, analistas y ex altos funcionarios
dedicados a las relaciones interamericanas.
"¿Estados Unidos puede decidir ahora cuáles
presidentes quiere y si no nos gustan los invitamos a dejar el poder?",
declaró Arturo Valenzuela, ex asesor de Seguridad Nacional para
América Latina de la Casa Blanca, en entrevista con La Jornada.
Existe,
señaló, una grave disyuntiva entre lo que el vicepresidente
Dick Cheney afirma, que Haití estará mejor sin Aristide y
que ahora los haitianos pueden elegir a otro presidente, y la supuesta
postura oficial de promover y defender la democracia y la constitucionalidad
de un gobierno electo en el mundo.
"Es preocupante el paralelo entre Haití y la manera
en que Washington manejó lo de Venezuela, cuando se legitima que
golpistas o militares en las calles puedan cuestionar la institucionalidad
democrática de un país", dijo. A la vez, indicó, esta
forma de maniobrar en el ámbito internacional también se
refleja en la política estadunidense hacia Irak.
Lo de Haití, subrayó, "sienta un precedente
terrible", ya que mina la definición de la democracia. La política
actual de la Casa Blanca, añadió, se enfoca no sobre la consolidación
de un proceso democrático, sino más bien sobre individuos,
y aun reduce todo entre "buenos" y "malos".
Valenzuela, director del Centro de Estudios Latinoamericanos
de la Universidad de Georgetown y ex subsecretario asistente de Estado
para América Latina, dijo que el sistema interamericano tampoco
funcionó.
"La Carta Democrática de la Organización
de Estados Americanos (OEA) debería haber sido invocada", afirmó.
Preguntado sobre si ha sido anulada como resultado de la crisis política
en Haití, dijo que eso ahora está en tela de juicio.
La llamada Carta Democrática Interamericana estipula,
en su artículo 17, que cuando un gobierno de un Estado miembro considere
que está en riesgo "su proceso político institucional democrático
o su legítimo ejercicio del poder", podrá solicitar asistencia
para la "preservación de la institucionalidad democrática",
y establece que la alteración del orden constitucional en un Estado
miembro podría detonar una serie de acciones de la OEA para fortalecer
y preservar la institucionalidad.
Pero ni la OEA ni sus estados miembros invocaron la Carta
Democrática al intensificarse la crisis, a pesar del llamado de
Jean Bertrand Aristide de apoyo a la comunidad internacional.
No hubo ninguna referencia del organismo internacional
y ninguna delegación de los estados miembros se atrevió a
referirse a la Carta Democrática en público al culminar la
crisis constitucional en Haití.
Sí se promovió una resolución en
la OEA para solicitar que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tomara
acción urgente en el asunto, y fuentes diplomáticas informaron
a La Jornada que una traba fue que el propio gobierno haitiano de
Aristide no invocó la Carta Democrática, lo que obstaculizó
la posibilidad de que otros gobiernos apoyaran esa solicitud.
En los hechos, es sólo ahora que Aristide y su
gobierno han sido depuestos que algunos gobiernos de la región y
organizaciones internacionales, junto con Washington, em-pezaron a enviar
fuerzas de seguridad para estabilizar la situación.
"La realidad es que Estados Unidos no siguió la
Carta Democrática de la OEA en relación con Haití",
afirmó hoy el representante demócrata Robert Menéndez,
en una severa critica a la política del gobierno del presidente
George W. Bush.
El senador Christopher Dodd también acusó
al gobierno republicano ante el Senado por renunciar a su responsabilidad
bajo la Carta Democrática de la OEA, apoyada por esta administración.
"Esa carta declara que deberíamos responder cuando
un gobierno democráticamente electo que está siendo amenazado
con su derrocamiento solicita asistencia. El presidente Aristide, un mandatario
democráticamente electo, hizo esa solicitud y, claro, no sólo
no otorgamos asistencia; nos sentamos a observar cómo abandonaba
el país, ofreciéndole asistencia para salir", dijo el legislador.
Dodd agregó que todo indica que Estados Unidos
ha abandonado sus compromisos con la Carta Democrática firmada sólo
hace tres años. Pero esta decisión, señaló,
también envía un mensaje a la comunidad internacional: la
nueva norma es que cuando Washington considera que un régimen ha
fracasado, se permitirá su derrocamiento por las fuerzas que se
oponen a él.
"Si eso se convierte en la norma en este hemisferio, nos
encontraremos sentados observando como cae un gobierno democráticamente
electo tras otro ante aquellos que siembran el caos y remueven presidentes
con los que están en desacuerdo", advirtió.
"Los próximos días y semanas demostrarán
si Bush está tan preocupado con el fortalecimiento y apoyo de la
democracia en nuestro propio hemisferio, como dice que lo está en
otros lugares más distantes del planeta. Los pueblos de este hemisferio
están observando y esperando". afirmó Dodd.
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