José Antonio Rojas Nieto/VI

El precio del gas natural, a debate

Nuestra debilidad en la capacidad para producir gas natural se traduce en una creciente fragilidad para enfrentar altos precios. Y eso representa una altísima vulnerabilidad productiva, especialmente industrial. Es relativamente cierto que nuestros competidores industriales reciben al gas natural a precios similares o, incluso, mayores. Y digo relativamente porque este es el caso, sin duda, de los productores estadunidenses y japoneses. Pero no es necesariamente cierto en otros casos, como el de los canadienses o europeos, o de países como China, India, Indonesia y Malasia, para mencionar sólo algunos ejemplos. Pero siendo cierto que nuestra vida económica ya está vinculada -para bien y para mal- a la suerte del bloque de América del Norte, resulta absolutamente cierto que la debilidad crónica en cuanto a reservas y producción de gas natural en este bloque representa un factor adverso para acrecentar nuestra competitividad industrial. Incluso lo es para nuestra vida cotidiana. Y mientras más se incrementen nuestras importaciones de gas natural -canadiense o estadunidense- más débiles seremos.

El problema es sumamente serio. Exige una respuesta coordinada en diversas dimensiones. ƑA qué me refiero? Tomo de nuestra Mesa Ciudadana de Observación de la Energía, específicamente de su documento Lineamientos de política energética nacional de febrero de 2004 (www.energia.org.mx), tres dimensiones de una estrategia integral a impulsar: 1 aumento urgente de la capacidad de producción de gas natural; 2 establecimiento de las alianzas estratégicas necesarias para ello; 3 prohibición de la quema del gas natural asociado. Y completo con una cuarta: 4 reflexión sobre las ventajas y desventajas de un programa emergente de importación de gas natural licuado que permita sortear temporalmente nuestra debilidad productiva. Pero -advirtámoslo de una vez- esto no significa rendirse ante la inversión extranjera con contratos de servicios múltiples. Tampoco concesionar zonas para prospección, exploración, desarrollo y producción de gas natural. Menos aún entregar zonas de nuestro litoral para que las compañías extranjeras desarrollen sus complejos importadores.

Respecto del aumento urgente de la capacidad de producción hay que decir que existen estimaciones diversas que aseguran que México cuenta con reservas suficientes para su abasto interno e, incluso, para transformarse en moderado exportador. El carácter estratégico y la alta rentabilidad de esta actividad obligan a reafirmar la exclusividad del Estado mexicano en su explotación. Pero, a su vez, esto exige una renovada estrategia de financiamiento que conduzca a desarrollar las potencialidades de nuestro país en este campo. Y esto, reiteremos, exige una nueva estrategia fiscal que gradualmente libere a Petróleos Mexicanos (Pemex) recursos para su fortalecimiento productivo. ƑQué pensar de una decisión del Congreso que permita que un porcentaje importante de los derechos que se recaben por la comercialización interna de gas natural (diferencia entre costo de oportunidad y costo de producción) fueran directamente a la inversión en desarrollo de nuevos campos? En torno al establecimiento de alianzas estratégicas (distinto a la concesión de zonas bajo los contratos de servicios múltiples), resulta urgente que Pemex se vincule con otras entidades para explorar y aprovechar el gas natural en sectores como la amplia zona marítima comprendida entre Tampico y Veracruz e, incluso, la zona del Mar de Cortés. La vinculación debe ser provechosa tanto para Pemex como para las entidades con las que establezca esta alianza, sin perjuicio del control estratégico del recurso. Es indudable que debe prohibirse la quema del gas asociado -todavía próxima a los 300 millones de pies cúbicos al día- (equivalente, por cierto, a una central de importación y regasificación de gas natural licuado), por la absurda idea de extraer el máximo petróleo posible, sobre todo de Cantarell. Finalmente, es muy importante reflexionar abiertamente sobre las ventajas y desventajas de un programa emergente de importación de gas natural licuado, sustentado en un contrato de largo plazo que permita precios inferiores a los de la importación de gas estadunidense. A este respecto hay que notar que el gas natural licuado (GNL) desempeñará un papel cada vez más importante en el balance energético mundial, y para que zonas como la de América de Norte pueda colaborar a enfrentar la crisis de suministro. Para el caso nuestro -sin duda, también en crisis de gas natural- se comenta ya la posibilidad de una alternativa similar. Independientemente de los aspectos viciosos de esta alternativa (permisos por debajo del agua, negocios sucios de terrenos, concesiones de las islas Coronado, entre otros) es importante pensar en torno a esta alternativa y evaluar si debe o no formar parte de una estrategia nacional el impulso a un programa de importación. Esto exigirá reflexionar un poco más sobre la problemática y los desarrollos de esta alternativa. Sin duda.

NB: Por cierto, el precio de nuestro crudo casi llegó este viernes a los 30 dólares. Y Pemex sin dinero.

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