Jorge Camil

Las "ligas" de Bejarano

Algunos políticos y analistas atribuyen la "guerra de los videos" a causas que demuestran nuestro arraigo al pasado: "no hay Presidente", dicen quienes añoran la mano de hierro de Gustavo Díaz Ordaz (la siniestra "mano tendida" en Guadalajara que con justa premonición rechazó el Consejo Nacional de Huelga en 68). "Nuestro sistema político requiere un árbitro en la cúspide de la pirámide", dicen los amigos de la dictablanda. (Algunos emisarios del pasado se atreven a exclamar: "esto jamás hubiera ocurrido en tiempos de Luis Echeverría": šy tienen razón!) Otros, casados aún con la idea anquilosada de que el "jefe de Bucareli" es el candidato virtual a la Presidencia de la República, además de guardián de la seguridad nacional, preguntan ofendidos: "Ƒdónde está el secretario de Gobernación?" Aunque todos conozcamos su paradero: está en televisión nacional, vestido de domingo, rodeado de símbolos patrios (el monumental retrato de Juárez y la esplendorosa bandera nacional), aprovechando la crisis de los videos para emitir, con voz engolada, ceño fruncido y retórica grandilocuente, "llamados" en nombre del "gobierno de la República". (Como si un junior insolente y dispendioso, y un pirata argentino que por un puñado de dólares se apoderó del gobierno de la ciudad y asestó un golpe mortal a un partido político nacional -štan precaria es nuestra democracia!- merecieran la atención del "gobierno de la República".)

Lo que sucede es que en el maremagno todos llevan agua a su molino, y mientras el Presidente aborda el tema en entrevistas in promptu concedidas durante el desempeño de sus actividades cotidianas, el secretario de Gobernación exhibe "desde los medios" sus ansias de novillero: šsoy yo quien protege la dignidad de la República! Todos están en campaña: Andrés Manuel López Obrador, Rosario Robles, Cuauhtémoc Cárdenas, Santiago Creel, Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo, Marta Sahagún, Jorge Castañeda y hasta un auténtico emisario del pasado: Carlos Salinas de Gortari. El botín es precisamente el "gobierno de la República" celosamente custodiado por Creel.

Confirmando que una imagen vale más que mil palabras, Joaquín López Dóriga, astuto observador del lenguaje corporal, permitió que la escena hablara por sí misma: dejó correr el video silenciosamente por un par de minutos para que la vida nacional se detuviera un instante, y los mexicanos nos percatáramos de la tragicomedia que representaba un "augusto" legislador en el acto de atiborrar sus bolsillos con fajos de dólares mal habidos; al cabo de lo cual el comentarista resumió la codicia del infractor: "mire usted, šhasta las ligas se llevó!" No es necesario rasgarnos las vestiduras. La crisis de los videos únicamente comprobó lo que todos conocíamos: que en nuestro país la política es un botín, que los "partidos políticos" se han convertido en empresas familiares o de grupo, y que nuestra flamante reforma electoral, orgullo de incautos ciudadanos, fue astutamente percibida por los partidos de oposición como una ampliación de la franquicia que por décadas fue patente exclusiva del PRI.

A la postre, la democratización de nuestro sistema de partidos adoptó la ruta del menor esfuerzo, y terminó facilitando el derecho a obtener beneficios indebidos mediante remedos de causas que en otros países son sacrosantas (como la supuesta vocación ecológica de nuestros verdes, y ahora la cuestionable honradez de la izquierda...).

Las ligas que hundieron a Bejarano resultaron tan elásticas que atraparon a una ex presidenta del PRD y a varios delegados, asambleístas y fundadores perredistas. Hoy, las ligas tendidas por el benefactor argentino amenazan destruir la única opción política que tenía la izquierda nacional, la credibilidad del grupo que inició la transición democrática y las aspiraciones del precandidato puntero a la Presidencia de la República. Los mexicanos, maestros en el juego que los estadunidenses llaman conspiracy theories, ya tenemos culpables. "Es Marta", porque así reduce la diferencia que la separa de Andrés Manuel en las encuestas de opinión. "Son el innombrable (Carlos Salinas de Gortari) y los pinoles", apunta con humorismo fuera de lugar el jefe de Gobierno (verdadera víctima de la tragedia), insinuando que con ello destruyen al principal opositor de la globalización. "Es Cuauhtémoc", para retomar el liderazgo del PRD y la candidatura en 2006. "Son los gringos" (en América Latina culparlos es siempre apuesta segura), para obligar a México a seguir el modelo bipartidista favorecido por Washington. "Tin, marín de do pingüé..."

ƑQuién, después de los escándalos del Niño Verde y la corrupción en el PRD, podrá confiar en nuestro sistema de partidos? ƑDe qué sirven los inmaculados conteos de votos electorales del IFE, y las doctas sentencias del tribunal electoral, frente a la comprobación de que la corrupción somos todos? Parafraseando a Enrique IV (París bien vale una misa), la Presidencia de México bien vale un video (o dos)...