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México D.F. Domingo 14 de marzo de 2004
ESPAÑA: CLAMOR POR LA VERDAD
Ayer
fue un día de intensa movilización cívica y ciudadana
en numerosas ciudades de España. Miles de personas se reunieron
espontáneamente -al margen de partidos, sindicatos y organizaciones-
en Madrid y otras urbes para exigir al gobierno de José María
Aznar toda la verdad sobre los autores de los brutales atentados del pasado
11 de marzo, demandar el cese de lo que consideran una política
de manipulación informativa encaminada a asociar a ETA con los ataques
y señalar enfáticamente que el todavía presidente
español -hoy se efectúan las elecciones generales- tiene
una responsabilidad insoslayable en la tragedia que ha enlutado a España
y al mundo: al uncir a su país a la política militarista
e imperialista del mandatario estadunidense, George W. Bush, y al participar
activamente en la invasión a Irak, Aznar convirtió a España
en foco de la ira de los extremistas islámicos y se colocó
en contra de la inmensa mayoría de sus conciudadanos, que en su
momento se pronunciaron masivamente en favor de la paz.
Las protestas ciudadanas de ayer en tierras españolas
constituyen un vuelco dramático en la opinión pública
de esa nación y son muestra de una valerosa y ejemplar determinación
de los españoles de no volver a ser engañados ni ignorados
por sus gobernantes. Ha de señalarse que tales movilizaciones no
tienen detrás connotaciones partidarias ni ideológicas, como
sí las tuvo la perversa estrategia oficial de desinformación
emprendida por Aznar y todo el aparato propagandístico del Estado
español y sus medios afines. Cabe recordar que, desde las primeras
horas después de los atentados en Madrid, e incluso cuando se contaba
ya con pruebas y mensajes reivindicatorios que vinculaban a Al Qaeda con
la masacre (la carta entregada a un diario inglés, evidencias encontradas
en una camioneta abandonada en Alcalá de Henares y, recientemente,
la detención de tres sospechosos de origen marroquí y la
aparición de un video en el que el grupo encabezado por Osama Bin
Laden se atribuye el ataque), el gobierno de Aznar se mantenía empecinadamente
en la hipótesis de ETA como responsable de los atroces atentados
en la red ferroviaria madrileña. La sociedad española, como
pudo comprobarse meridianamente en las protestas de ayer, ha rechazado
tajantemente -con patente valor cívico- tal interpretación
y la ha asociado acertadamente con un turbio esquema de "control de daños"
que habría pretendido reducir el impacto electoral presumiblemente
adverso que el Partido Popular de Aznar y su candidato, Mariano Rajoy,
recibirían de parte de los ciudadanos españoles si se revelaba
la implicación de radicales islámicos en los atentados de
Madrid.
En este contexto, debe señalarse que fue a raíz
de revelaciones de la cadena radiofónica SER y de la edición
digital del diario El País que quedó claro para la sociedad
española la mentira y la traición a las que estaba siendo
sometida por sus propios gobernantes: los citados medios difundieron declaraciones
provenientes de funcionarios del Centro Nacional de Inteligencia de España
que dijeron estar convencidos de la participación de terroristas
islámicos en la masacre. Además, también se citaron
fuentes de la Guardia Civil que aconsejaban pragmáticamente al gobierno
no poner el acento en la hipótesis de ETA. Pese a ello, Aznar y
su parapeto mediático mantuvieron su esquema de engaño y
desinformación y no fue sino hasta que tales circunstancias fueron
conocidas que el ministro del Interior, Angel Acebes, reconoció
la detención de tres sospechosos marroquíes y dos españoles
de origen hindú y la aparición del video reinvindicatorio
de la participación de Al Qaeda en la tragedia desatada en Madrid.
¿Por qué ocultar esas pruebas? Incluso, pese a todo, el propio
Rajoy seguía culpando, la noche de ayer, a ETA, y se dedicó
a descalificar las manifestaciones públicas de indignación
ciudadana acontecidas ayer en España, lo que comprueba nuevamente
la inmoral pretensión del actual grupo en el poder de capitalizar
políticamente el dolor de toda una nación para atajar el
eventual revés electoral que se le avecina. La situación
es tan grave que la coalición Izquierda Unida ha calificado esta
estrategia como un "golpe de Estado informativo".
Así, la sociedad española manifestó
su indignación por el flagrante y turbio engaño impulsado
por sus gobernantes y elevó su exigencia -por demás justificada,
legítima y moralmente indispensable- de que el gobierno de España
diga toda la verdad sobre los atentados y permita, con ello, que los ciudadanos
acudan hoy a votar con plena conciencia y conocimiento sobre los autores
y el contexto de los criminales atentados. No existe posibilidad de democracia
ni de un efectivo combate y castigo contra el terrorismo y quienes lo practican
si el gobierno en funciones miente, tuerce los hechos y pretende evadir
sus responsabilidades políticas, morales e históricas. La
mentira descarada y la desinformación perversa desatadas por Aznar
y sus funcionarios agravian a su país en todos los sentidos y por
ello no deben quedar impunes. El mundo entero ha constatado hoy en Madrid
cómo un clan gobernante -y lo mismo se aplica a Bush, Blair, Berlusconi,
Sharon o Putin- ha mentido y ofendido a su nación y manipulado el
dolor general y el repudio al terrorismo en aras de mantenerse en el poder.
Toca hoy a los españoles emitir en las urnas su veredicto.
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